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20 de Septiembre de 2014

Distorsión de Precios & Educación

Los créditos distorsionan los precios. Esto lo vemos en casas comerciales, donde electrodomésticos suelen estar sobre el valor de mercado aprovechando que son inaccesibles en un solo pago, pero sí lo son en “cómodas cuotas mensuales”.

Por Alejandro Maureira
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Los precios reflejan el punto de encuentro entre lo que se está dispuesto a pagar y cobrar, no obstante, se pueden elevar los precios a través de créditos y/o estrategias de discriminación de precios.

Los créditos distorsionan los precios. Esto lo vemos en casas comerciales, donde electrodomésticos suelen estar sobre el valor de mercado aprovechando que son inaccesibles en un solo pago, pero sí lo son en “cómodas cuotas mensuales”, entonces, el precio real: Bien o servicio, más intereses, es mucho mayor al valor original.

La estrategia de discriminación de precios, implica cobrar a unos más para subsidiar a otros. Una forma conocida son las tarifas -precios regulados- del agua, la electricidad, donde se cobra más a unos y menos a otros, maximizando el beneficio para quien entrega el bien o servicio.

Ambos formatos están presentes en la educación, generando una distorsión de precios en ella. En el primero están los créditos para estudiar, donde se suele pagar más por la educación de aquellos que reciben la misma educación y que pueden pagarla sin necesidad de créditos, entonces, quienes toman créditos para estudiar pagan más. Vale la pena destacar que los costos y condiciones han mejorado sustancialmente y que fue en el Gobierno anterior donde las cláusulas, tasas de interés y por sobre todo las condiciones de pago se mejoraron a favor del estudiante, aún así, este aumento de demanda, vía créditos, hace que los precios suban.

El co-pago y mis dudas en relación a su efectividad están dadas por la distorsión de precios que genera a favor de quien presta el servicio, es decir, éste cobrará lo máximo posible a quienes puedan pagar y tratará de obtener el máximo posible de quienes pueden pagar una porción del valor, presionando al Estado que subsidie el faltante, pero a precios que están fuera de mercado, que vale la pena señalar se relacionan con la calidad, la que no se ha discutido, es decir, el financiamiento a precios fuera de mercado se debe la exclusión del debate sobre calidad (touché)

Sostengo que debe existir educación gratuita, primero, porque es un derecho, y si bien las cifras no dan y el sistema de co-pago y créditos ha permitido una gran cobertura, lo correcto es que si es un derecho, debe serlo sin condiciones. Segundo, está en relación con los precios. Sin subsidios, créditos, los precios de la educación debieran tender a bajar y en la medida que se institucionalicen formas de determinar la calidad en un contexto objetivo, también se podrá determinar cuál es valor a pagar por una calidad “x”.

Si la elección será el co-pago, entonces se debe entender que se trata de mercados imperfectos “intervenidos”, por ende mi recomendación es que sean tratados como monopolios fijándose tarifas para ellos, es decir, establecimiento que recurra directa o indirectamente a financiamiento del Estado, debiera acogerse a tarifas o precios regulados, dada la distorsión de precios que el co-pago y créditos del Estado entregan.

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