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2 de Octubre de 2014

Las energías renovables y la autonomía de los pueblos indígenas

¿Por qué no de una vez por todas los chilenos reconocemos los derechos a la propiedad de sus recursos naturales que tienen nuestros pueblos originarios y los invitamos como socios a realizar emprendimientos de Energías Renovables No Convencionales en beneficio de las regiones y el país?

Por Manuel Baquedano
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Manuel Baquedano es Sociólogo de la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, fundador y presidente del Instituto de Ecología Política, IEP, y autor de La Batalla de Ralco y Tu Huella Ecológica.

Nuestros pueblos indígenas tienen en el desarrollo de las Energías Renovables No Convencionales una gran oportunidad para ejercitar su legítimo derecho a la autonomía.

Como Chile quiere medirse hacia arriba, debe imitar las buenas prácticas de aquellos países que han solucionado en forma exitosa, a través de la explotación de manera compartida, aquellos recursos sujetos a conflictos por encontrarse en territorios indígenas.

Un buen ejemplo de una explotación exitosa ha sido el caso de la geotermia en Nueva Zelanda, y se parece un poco a Chile en este tema: ambos tienen un enorme potencial geotérmico y una importante población indígena, pero se diferencian en la forma como manejan su producción geotérmica y cómo se relacionan con los pueblos originarios. Los resultados están a la vista, hoy día los yacimientos geotérmicos neozelandeses producen el 15% de la demanda total en electricidad mientras que en Chile, teniendo un enorme potencial la producción de electricidad generada por geotermia es cero (0).

¿Cómo lo hicieron los neozelandeses? Dado que la mayoría de las tierras destinadas a la geotermia pertenecen a pueblos maoríes, el Estado y las grandes empresas tuvieron que negociar con ellos e incorporarlos como socios.

Respecto de la legislación, el Acta de Gestión de los Recursos de 1991 “promueve la gestión sostenible de los recursos naturales y recursos físicos”, respetando las tierras de los pueblos maoríes. El artículo 30 obliga a los explotadores energéticos a “reconocer y prever como una cuestión nacional la relación entre los maoríes y sus culturas y tradiciones, sus tierras ancestrales, aguas, sitios y otros tesoros”.

Así, los derechos de la población maori son respetados, por lo tanto, ellos participan directamente del desarrollo de la energía geotérmica, pues gozan del privilegio de explotar la tierra a su gusto.

Algunos son empresarios de explotaciones geotérmicas y se unen a grandes empresas de producción eléctrica. Una colaboración así nació en 2011 entre la central maorí Kawerau A8D con el grupo nacional Eastland Group y el Innovations Development Group (IDG), una asociación internacional dedicada al apoyo de las poblaciones indígenas del Pacifico, para que exploten sus recursos por sí mismos. De esa fusión resultó la construcción de una central de 50MW ubicada en Kawerau, al Norte de Nueva Zelanda.

¿Por qué no de una vez por todas los chilenos reconocemos los derechos a la propiedad de sus recursos naturales que tienen nuestros pueblos indígenas y los invitamos como socios a realizar emprendimientos de Energías Renovables No Convencionales en beneficio de las regiones y el país? Esta es la verdadera asociatividad y no aquella que busca comprar conciencias y entrega bienes efímeros que no hacen más que empobrecer y excluir más a nuestros pueblos originarios.

Que los pascuenses sean dueños del sol y el viento, los mapuches, de sus aguas, los aymara, del calor de los volcanes, y a partir de este reconocimiento invitémoslos como socios a compartir esos recursos en beneficio del desarrollo de Chile.

 

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