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2 de Octubre de 2015

La importancia de las familias en el desempeño escolar

Es natural plantear que una pieza fundamental en el desarrollo de un estudiante es fomentar el trabajo en conjunto entre apoderados y colegios. Pero ¿cuán conectados estamos realmente con la realidad formativa de nuestros hijos al momento de dejarlos en la puerta del colegio?

Por Natalia Espinoza
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Natalia Espinoza es CEO y Fundadora de Papinotas, Finalista Avonni Educación Escuela de Negocios y Empresa UDP

Durante los últimos años, se ha demostrado a través de diversos estudios e investigaciones el impacto que significa para un estudiante el acompañamiento de sus padres, tanto por ser un refuerzo positivo, como por ser un respaldo emocional. Dichos estudios arrojaron importantes resultados: aumento significativo de la autoestima, trabajo colaborativo entre el colegio y el hogar, aumento en la calidad de la educación, entre otros.

Esto ha quedado evidenciado en distintas mediciones, tales como la que realizó el SIMCE en 2012, en donde se estimó que los hijos que eran felicitados por sus padres y mantenían una autoestima alta, mejoraron en 28 puntos su rendimiento. Y nuevamente en 2014, el SIMCE concluyó que el involucramiento parental aumentaba hasta en 23 puntos los resultados del test.

También en la prueba PISA de 2011, se valoraron ciertos ejercicios como el leer en familia, comentar temas de contingencia nacional y conversar en casa sobre lo que sucedió en clases durante el día, ya que mejoraba hasta en 22 puntos los resultados finales.

Entonces, si la relación activa entre las familias y los establecimientos resulta tan beneficiosa para nuestros hijos, ¿qué estamos haciendo hoy para fortalecerla? ¿Cuán efectivas son las estrategias que conectan las escuelas con las familias?

Haciendo una breve revisión, encontraremos comúnmente la reunión de apoderados, la libreta de comunicaciones, talleres para padres, los actos de fin de año, fiestas patrias y en algunos casos ferias escolares. Estas implican mucho tiempo y recursos materiales del colegio, por lo que no es extraño que deban ser esporádicas o que muchas veces no se sostengan en el tiempo.

Por otra parte significan una inversión de tiempo y recursos también para las familias. Ejemplo de ello son las charlas de familia, las cuales no se insertan en la vida cotidiana de los padres y muchas veces terminan participando “los mismos de siempre”.

Otro conocido caso es el de la libreta. Si te toma 20 minutos redactar una comunicación, recolectar las libretas, timbrarlas, no tener certeza de que fue mostrada en la casa y luego tener que cerciorarse de que fue firmada, produce que solo se comunique lo urgente y los apoderados empiezan a percibir cualquier llamado del colegio o nota en el cuaderno, como un aviso de algo malo, un “condoro” del alumno. Se vuelve normal escuchar de un padre la famosa frase: “Todo debe estar bien, no me han pedido ir al colegio”.

Una comunicación fluida, personalizada y constante con un canal así resulta prácticamente imposible. En cambio, los efectos positivos de una comunicación integradora y sistemática se vuelven aparentes en el corto plazo.

De la gran posibilidad que significa para el proceso educativo el involucramiento parental es que surge Papinotas. En nuestro trabajo con más de 160 colegios a nivel nacional y en el extranjero, hemos visto cómo se mejora el porcentaje de asistencia de alumnos (7% más) y en el caso de los apoderados (hasta 26%), quienes llegan mejor informados de la realidad educacional de sus hijos. Así, el 98% de los profesores que mantiene una comunicación efectiva a través de Papinotas, asegura que su labor mejora de forma positiva con un mejor canal de comunicación.

Respecto a datos, la participación de las familias es una estrategia fundamental que impacta rápidamente en los indicadores de gestión de escuela, lo que refleja una nueva arista del beneficio que significa. Entregando información y los recursos adecuados, el compromiso de las familias es transversal al nivel socio-cultural y la familia se convierte en un gran aliado para que la escuela pueda hacer su trabajo de una manera más fluida y eficiente.

La tecnología nos abre una nueva puerta para seguir estimulando el contacto entre estos dos mundos. Y es esta conexión afectiva entre la escuela y la familia, la que debemos continuar potenciando, para que en el corto plazo este tipo de herramientas estén disponibles para todos.

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