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31 de Octubre de 2017

El popular lloriqueo por TVN

"Muchos de quienes han adherido a esta especie de campaña lo hacen porque se pueden quedar sin pega. Es decir, pueden quedar a la deriva en el caso que el Congreso decida que el Estado no invertirá en una empresa que debería ser abiertamente estatal".

Por Francisco Méndez
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Francisco Méndez es Columnista.

La semana pasada vimos a muchos “rostros” televisivos mostrando carteles con hashtag #TVNIMPORTA con sus caras de compromiso social y político con una “televisión pública”, como les gusta repetir hasta el cansancio. Vimos a personajes de la calaña de Cristián Sánchez o Karen Paola mostrando su apoyo a una causa que no entendían pero, sin embargo, los hacía lucir como si estuvieran en las comunicaciones por una vocación que transcendía a las mundanas ganas de salir en la tele.

Eran actores sociales ahora. Muchos personajillos y periodistas que dicen hacer política seria se mostraban con sus caras afligidas ante la pérdida del ex “canal de todos” que no es más que otro producto del miedo de la transición a lo estatal. Cuando les preguntaban por la recapitalización de Televisión Nacional trataban de hablar de “lo público” con la boca fruncida para parecer más intelectuales, democráticos y comprometidos con una misión de carácter nacional. Como si fueran héroes contemporáneos que deben luchar por entretener e informar en democracia.

Pero el caso es que la cosa no es tan así. Muchos de quienes han adherido a esta especie de campaña lo hacen porque se pueden quedar sin pega. Es decir, pueden quedar a la deriva en el caso que el Congreso decida que el Estado no invertirá en una empresa que debería ser abiertamente estatal. Esto último obviamente no lo saben. Sólo repiten bonitas consignas y no ven el problema político que hay detrás. Ya que, como todo, esta discusión se transformó una moda progre a la que se han sumado varios con tal de poder pagar cuentas y un estilo de vida.

En eso se ha convertido el lloriqueo por TVN en estos días. En algo de lo que hay que formar parte. Una nueva razón para instalar lindas frases que quieran decir algo sin que digan nada. Porque, ¿alguien se ha preguntado en qué consisten los clichés que han repetido hasta el cansancio? ¿Alguien sabe por qué en Chile es debatible un tema como este? Nadie. Nadie se lo explica ni pretende explicarlo al resto porque eso significaría ir más allá, poner en entredicho los pactos, las sonrisas cómplices y la forma en que en Chile se buscó desprestigiar lo estatal por miedo a que los milicos sacaran nuevamente los tanques a la calle.

Lo importante es decir muchas cosas que no signifiquen nada. Insistir en las formas, gestos y afirmaciones que endulcen el nulo contenido de una discusión que parece haber comenzado aunque realmente no se vea por ninguna parte. No se sabe qué es lo público. Ninguno de los que se sacan fotos con cara de tristeza ha podido darle contenido a lo que enarbolan con tanta fuerza.

¿Y cuál es la razón? Simple. Que hay miedo a no encontrar respuestas en un país en donde todo es privado. Ya que acá lo común y lo colectivo es solamente algo que suena en nuestros oídos, pero no se ve concretizado en ningún lugar. Por esto es que tenemos a animadores, conductores y panelistas que toman posiciones de manera tan fácil. Porque, aparte de cuidar su trabajo, están cuidando su imagen como comunicadores marchando por algo a lo que se la ha quitado el componente ideológico.

Da vergüenza que en nuestro país los temas como el de TVN no se traten de manera seria. Es triste que en vez de admitir que el canal debería tener más influencia del Estado-no del gobierno-, tengamos llorando por esta empresa a quienes solamente quieren aparecer un rato en televisión o que no se les termine el contrato.

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