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6 de Junio de 2023

Gabriel y el País de las Maravillas

Boric prácticamente acusa al Congreso de los males del país, porque rechaza sus planes y lo invita a aceptarlos, con lo que se resolverían los problemas.

Por Tomás Szasz
Para ser franco, apagué el televisor después de media hora, porque Boric hablaba tan rápido y trabado de lengua que solo entendía la mitad de lo que decía. AGENCIA UNO/ARCHIVO
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Bueno, ya pasamos la cuenta presidencial, ya estamos al otro lado. Cuenta que marca el récord Guinness en muchas cosas: duración, promesas, chistes, erratas y principalmente disparates.

Para ser franco, apagué el televisor después de media hora, porque Boric hablaba tan rápido y trabado de lengua que solo entendía la mitad de lo que decía; así que preferí esperar la edición escrita, que me tomó solo algo más de una hora leer. Tiempo muy reducido comparado a la duración del world record original de 196 minutos. ¿Será porque soy un lector veloz?

No puedo creer que, a pesar de su extensión, contenga todas las promesas – la mayoría tan excelentes como totalmente imposibles – que el Presidente hizo, desdiciéndose con lo más veraz de sus frases:

“Nuestro país no cuenta con los recursos suficientes”. Lo que afirmó deja ver que durante el resto de su gobierno necesita, además del tiempo que le escasea hasta marzo de 2026, muchos billetes. Billetes, que no están, billetes que si se continúa imprimiéndolos sin respaldo, nos llevará a una hiperinflación, sin resolver absolutamente nada; al contrario: empeorando la ya mala situación en la que se encuentra el país, algo de lo que Gabriel no parece darse cuenta. No señor: estamos en el país de la maravillas, en una Chile cuya “economía está estabilizado”. Perdón: ¡¿cómo dijo?!

Lamentablemente no he podido leer en las casi ochenta páginas una sola propuesta concreta de la manera de financiar los compromisos y ofrendas. Una rendición de cuenta significa dos cosas: a) pasar lista de lo que se gastó y qué se logró con ello y b) enumerar lo que se pretende hacer y con qué medios se financiará lo propuesto. El resto es blablá, es populismo y es distracción. Me pregunto cuántas y cuántos de los casi 20 millones de habitantes escucharon el discurso presidencial, cuál era el rating de esas tres horas y media de tedio…

Boric prácticamente acusa al Congreso de los males del país, porque rechaza sus planes y lo invita a aceptarlos, con lo que se resolverían los problemas. No habla de inversión, no habla de creación de trabajo, de productividad, de apoyo al y promoción del emprendimiento; no dice nada concreto de cómo resolver los dilemas del narco, del crimen organizado, del terrorismo…de las cosas más importantes que nos acucian: nivel de vida y seguridad.

Si alguien esperaba que el Presidente proponga planes de atraer la inversión, promover las pymes, frenar la inmigración, robustecer las fuerzas de orden, frenar la inflación, facilitar la innovación con los enormes recursos que Chile dispone y cómo crear los “recursos suficientes”, se equivocó de punta a punta. Hemos escuchado (bah: yo, leído) un interminable pregón de promesas y llamados al diálogo que, precisamente, el oficialismo reniega porque su convicción es que “diálogo” significa aceptar los planes que en el mundo entero fracasaron. Un sueño en el que Gabriel piensa que llevará a Chile ser el país de las maravillas. Lo que no explicó, cómo…

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