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16 de Diciembre de 2013

Los rostros del fracaso y los mea culpa de la accidentada campaña de la derecha

La derrota era esperada, pero no dejó de ser dolorosa. La derecha entró nuevamente en un espiral de cuestionamientos internos que los obligará a crear un rearme y una apertura hacia el centro político. "Los cuchillos largos durante estos cuatro años pasaron la cuenta", dicen en la coalición.

Por Carolina Rojas / Daniel Martínez
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En esta segunda vuelta, el ambiente en el Hotel Intercontinental –usado como comando por la Alianza para esperar los resultados– era diametralmente opuesto a lo ocurrido un mes atrás. Esta vez las sonrisas fueron reemplazadas por silencios y caras largas, una concurrencia mucho menor de personeros del Gobierno y casi dos tercios menos de adherentes en el lugar, todo eso antes de que se entregaran los primeros resultados parciales. La derrota ya estaba instalada.

Evelyn Matthei llegó al lugar pasada las 7 de la tarde para aceptar el triunfo de Michelle Bachelet. Subió al escenario acompañada sólo por su marido, el economista y  empresario Jorge Desormeaux, sin su comando, sin su equipo, sin la Alianza. Bajo el escenario, sus cercanos y militantes de los partidos del oficialismo lloraban; otros reclamaban contra la Presidenta electa.

El resultado de esta elección es mi exclusiva responsabilidad política”, dijo la otrora candidata entre lágrimas, en alusión a los reproches que deslizó el Presidente Sebastián Piñera, quien auguró “una noche de cuchillos largos” tras la derrota.

-¡Usted es valiente! ¡Usted es una mujer de verdad!– decían los gritos enardecidos de una señora en medio de la llegada de la ex ministra al hotel ubicado en la comuna de Vitacura. Matthei se enjuga una lágrima, los ojos llorosos, detiene el discurso para saludar a una niña,  hija de una seguidora. No le importa nada. “Así es ella, ella es de verdad”, dice quien parece otra pariente de la pequeña.

Entre los oyentes se ve un Laurence Golborme emocionando que aplaude a rabiar las frases entrecortadas de Matthei que son interrumpidas por los gritos. Reinaba el conformismo. Unos minutos antes, la senadora electa de la UDI,  Jacqueline van Rysselberghe junto a la vocera del comando presidencial, la senadora Lily Pérez, sacaban cuentas de las regiones donde obtuvieron mejores porcentajes, cálculos que hacían celulares en mano, dilucidando cuánto habían subido y las tendencias y conclusiones de una campaña accidentada.

Quien no estuvo presente, una vez más, fue el “círculo de hierro” del Mandatario, compuesto por los ministros Andrés Chadwick, Cecilia Pérez, Cristián Larroulet, Rodrigo Hinzpeter y Felipe Larraín, quienes podrían sumarse eventualmente al nuevo referente político que es sondeado por Piñera para un eventual regreso a La Moneda en 2017 junto a los senadores electos Manuel José Ossandón y Andrés Allamand, que también tienen aspiraciones presidenciales. Hoy es un hecho que será parte de la fundación anunciada por  el Presidente sólo dos días antes de estas elecciones, lo que le valió una lluvia de críticas del sector por pasar a llevar a Matthei.

En lo que todos coinciden es en que Evelyn Matthei estaba cansada. Por esa razón, mañana tomará un avión junto a su esposo a un destino que su contendora conoce bien: Nueva York. Allí descansará un par de semanas para volver –según ella mismo ha dicho– a construir su nueva vida alejada de la tan ingrata ‘cosa pública’.

La resiliencia de la derecha

En el segundo piso del Hotel Intercontinental, los coroneles de la UDI más la directiva de Renovación Nacional esperaron los primeros resultados, que daban una amplia ventaja a la candidata de la Nueva Mayoría. Resignados bajaron al salón principal para aguardar la llegada de Evelyn Matthei.
“Los resultados fueron peores de lo que yo esperaba”, decía Carlos Larraín, presidente de RN, ante una derrota que era asumida por el mismo oficialismo.

“Nosotros pensamos en algún momento que podríamos llegar al 40% de la votación. Para el debate, de verdad creímos que íbamos a lograrlo, porque estaba muy entusiasmada nuestra gente, pero nos faltó tiempo, nos faltaron lucas y, sobre todo, gente”, dice una parlamentaria del sector. Ése último elemento, la gente,  es en el que  todos concuerdan como el factor decisivo que les impidió lograr capturar una mayor cantidad de adhesiones.

Pese a que Matthei insistió que la responsabilidad era exclusivamente de ella, miembros del comando hicieron una dura crítica al rol de los partidos tras  una serie de candidaturas que tuvieron más tropiezos que momentos de alegría. “En primera vuelta la dejamos un poco sola. En la segunda vuelta tratamos de reivindicarnos, pero la dejamos muy sola”, apuntan al interior de RN.

En privado, una parlamentaria de la Alianza es aún más crítica en las responsabilidades que caben hoy. Asegura que la desunión, las peleas y conflictos con el Gobierno permitieron que “los cuchillos largos durante estos cuatro años pasaran la cuenta” y terminaran por minar el camino para la derrota que vivió la hasta hoy candidata.

“A mí me gusta cuando uno juega en equipo  y me hubiese gustado que más personas se hubiesen sumado a estar juntos en este equipo. Todos saben quiénes faltaron”, dice otro diputado.

Otros apuntan a fallas de procedimiento interno. “Hay muchos errores en el desarrollo de nuestro proyecto político y liderazgo, y problemas en las estrategias seguidas, por ejemplo, la falta de unidad de la Alianza que nos ha costado caro”, agrega el senador UDI Hernán Larraín.

Más allá de estos  análisis, Carlos Larraín apunta  que también se deben tomar las lecciones que entregó la campaña opositora. El senador explicó que la “continuidad enorme” que lograron en nueve meses de campaña fue lo que entregó la victoria. “La nuestra fue una campaña con mucha interrupción y eso dañó nuestras posibilidades”, remata.

En ese sentido, el presidente de RN aseguró que la estadía de Bachelet en Nueva York como directora de ONU Mujeres no fue una simple casualidad, “fue una preservación de su capital político hecha con inteligencia”. “Yo admiro esa claridad de propósitos que tuvo ella”, concluye.

La pregunta ahora es si la UDI y RN son suficientes para reformular la derrotada derecha, que no logró la anhelada continuidad de Piñera.

“Es necesario un tercer referente. Hay una orfandad en un sector de centro que hay que darle espacio. Mucha gente que trabajó en el Gobierno no se siente parte de RN o la UDI. Tenemos que ver qué hacemos con ellos, a ver si en cuatro años más nos da el 50+1 para recuperar el gobierno”, concluye la misma congresista.

En eso no están todos de acuerdo. Carlos Larraín dice que crear otro referente, o partido político de centro dentro de la misma Alianza no ayuda, quita votos y genera confusión. “Piñera, o quien sea es libre de hacerlo. Yo lo veo como una competencia y no creo que nos vaya a ayudar”, explica.

El recambio obligado

En el escenario, el llamado de Evelyn Mathei fue claro: un emplazamiento que se hizo a los políticos jóvenes y muchos estuvieron de acuerdo en que se debe recoger ese llamado, que es y debe ser un reordenamiento necesario. Por eso, una de las figuras que estaba al lado de ella a fue Felipe Kast, un poco más atrás, Hernán Larraín Matte, los rostros del avance que se espera.

El senador RN Francisco Chahuán explicó que hoy es el momento para esa evolución que quieren dar, ese recambio que él considera una “oportunidad extraordinaria” para esa “nueva derecha”, porque en su opinión, en medio del fracaso, hubo un triunfo. “La campaña en primera y segunda vuelta consiguió poner en primera línea a esa nueva generación que representa a la Coalición. El recambio es muy importante, un cambalache generacional, pasa por una manera de enfrentar los procesos sociales, los procesos políticos, dentro de la Coalición es donde tiene que haber mucha colaboración y menos disputas pequeñas”, manifestó.

En su opinión, para ese reordenamiento lo primero es retomar la clave social que logró marcar el gobierno de Sebastián Piñera, temas que lograron tocar una fibra  que se trasformó en la impronta más popular del Gobierno. Para Chahuán defender ese legado es una cosa, pero lo segundo debe ser una nueva forma de relacionarse entre Renovación Nacional y la UDI junto a una apuesta por un giro más liberal.

“Se puede incorporar a un sector como Evópoli, agregando a otros sectores de centro, como nosotros se lo pedimos al Gobierno desde el primer día que incorporara al PRI pero nunca tuvimos respuesta… no haber consolidado a la coalición que llevó al Presidente Piñera al gobierno, fue uno de los temas complejos”, puntualiza.

Para Felipe Kast, sindicado como el gran ganador en la adversidad, ese llamado lo deben recoger principalmente los partidos políticos. “Esa evolución, la hicimos por naturaleza, somos jóvenes que ya lo recogimos  hace rato y esperemos que se replique lo mismo en Renovación Nacional y la UDI “, explica.

Respecto a la derrota, Kast concluye que remontar de un 25 a 37% en las votaciones es un resultado no menor y dice que se mató el mito de “la fuerza electoral de Bachelet” y que sólo queda mirar adelante para construir esa centro-derecha. “Ahora nos toca trabajar muy fuerte para entender cómo construir una alternativa de gobierno en cuatro años más, un proyecto político más amplio donde exista una tercera fuerza y ahí creo que Evolución Política (Evópoli), tiene un rol importante que cumplir”, comentó.

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