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1 de Marzo de 2014

Dirigentes estudiantiles respaldan a la FECH por apoyar al Gobierno venezolano

Ante los cuestionamientos a la Federación de Estudiantes de la U. de Chile, 72 dirigentes y ex dirigentes estudiantiles pertenecientes al Frente de Estudiantes Libertaris, a las Juventudes Comunistas, a la Unión Nacional Estudiantil y a otras organizaciones políticas, redactaron un comunicado.

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“Quienes suscribimos somos hijos de un modelo heredado contra el cual nos rebelamos, siendo estudiantes y ahora trabajadores. Somos y fuimos dirigentes estudiantiles que conformamos parte de una amplia franja de luchadores y luchadoras sociales que cumplimos un rol en la lucha por la recuperación de los derechos universales negados hace ya 40 años, y que vemos con justa razón cómo en otras latitudes éstos son garantizados, protegidos y promovidos. Éste es el caso de Venezuela y ésta es la razón por la que venimos a hablarle a la sociedad chilena.

La Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile ha cumplido históricamente el rol de interpretar los intereses de las mayorías nacionales, de los trabajadores y trabajadoras y, por cierto, de sus hijos, los estudiantes. La FECH ha sido atacada, proscrita y perseguida a lo largo de la historia de este país por levantar la voz frente al coro reaccionario que se alza en defensa irrestricta de los privilegios de minorías económicas cuando sus intereses se ven expuestos al escrutinio público.  (…)

En este rol histórico, la FECH no ha dudado en respaldar la Revolución Bolivariana, y esto se debe al criterio básico y justo que surge de su capacidad de hilvanar su lucha particular con un horizonte de transformaciones para nuestra patria.

Cuando la FECH plantea que las movilizaciones estudiantiles en Chile son muy distintas a las movilizaciones en las que participan algunos estudiantes en Venezuela, eso es cierto. En Chile, la mayoría de los estudiantes se manifiestan en contra del lucro en la Educación en todos sus niveles, por una Educación Gratuita, Digna, de Calidad y Democrática, es decir, contra el modelo neoliberal y los pilares que la sostienen. En cambio, en Venezuela una fracción minoritaria y elitizada de los estudiantes se manifiestan contra un modelo de orientación socialista, que no hereda miseria a las siguientes generaciones y que para ello ha tenido que poner fin a los privilegios de las elites políticas y económicas.

Por eso nos parece justo que la FECH no comparta la existencia de un proceso de desestabilización, que se realiza en contra de un Gobierno que respeta una Constitución resultante de un proceso democrático y donde todos los sectores de la sociedad participaron, proceso que en más de 200 años de vida republicana no se ha llevado a cabo en Chile; sino que seguimos siendo el único país latinoamericano regido por una Constitución Política forjada en Dictadura.

Es por ello que creemos que la posición de la FECH es valiente, pero por sobre todo, es coherente con las demandas de los estudiantes que representa, ya que las transformaciones profundas al sistema educativo que los estudiantes hemos planteado, se asemejan más al sistema solidario y democrático venezolano que al modelo individual y mercantilista chileno.

Sin embargo, otros, los mismos de siempre, que ya tienen una posición y que defienden a ultranza el modelo para que todo siga igual en nuestro país, hoy hacen gárgaras con la libertad de prensa en Venezuela, atacando no solo al gobierno de dicho país, sino que a la misma Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile. Y esto porque no perdonan que la FECH, vocera de uno de los más importantes movimientos estudiantiles a nivel mundial, le haya quitado el piso a la punta de lanza de la oligarquía venezolana y del imperialismo norteamericano.

Es así como esta semana los hemos visto lanzar sus ataques desde conocidas tribunas mediáticas. Agustín Edwards desde El Mercurio, el decano de la prensa golpista, y el Grupo COPESA han lanzado furibundas editoriales en contra de la FECH, preparando el camino para el desprestigio y el aislamiento del movimiento estudiantil. A este coro se suman conocidos medios “progresistas” como The Clinic y El Mostrador desde donde se ataca sistemáticamente la posición política de la FECH, sin referirse a una serie de opiniones que recuerdan el espaldarazo del gobierno chileno al golpe de estado de 2002. Otros medios que se pavonean con una supuesta independencia, como Radio BioBio, ridiculizan la posición de la Federación de Estudiantes y buscan inflar posiciones que son absolutamente minoritarias en el seno de la misma, a fin de empatar posiciones en un cálculo ajeno a la realidad.

Lo anterior da cuenta de la existencia de un monopolio mediático que opera concertado en relación a pautas informativas homogéneas, con el objeto de imponer un claro bloqueo de las posiciones alternativas a su opinión editorial. Estos medios que critican una eventual ausencia de libertad de expresión en Venezuela, en nuestro país censuran, tergiversan y atacan a quienes no sustentan su misma opinión sobre los hechos, lo que nos obliga a abordar seriamente el debate en torno a la situación de los medios de comunicación en nuestro país.

Consideramos inadmisible que la libertad de prensa sea utilizada para tergiversar la verdad y manipular la información periodística; eso constituye un abuso del derecho en cualquier parte del mundo y es por ello que su ejercicio debe ser regulado. Creemos que estos paladines de la libertad de prensa estarán de acuerdo en que existan en Chile mecanismos e instituciones que velen por la emisión de información veraz y de manera imparcial, normas básicas de la ética periodística. Sería mucho pedirles que estuvieran de acuerdo con la desconcentración de la industria de medios, y con la participación con fomento estatal de emprendimientos comunitarios y públicos de medios de comunicación, a fin de que sean competitivos en el mercado, aspectos básicos en una sociedad de derechos en que la libertad de prensa es regulada en protección de otro bien jurídico -y de orden público- como es el derecho a la información, fuente de la libertad de opinión. En Chile este estándar en la protección de derechos humanos es pasado por el coladero, como es posible apreciar en la legislación deficitaria en materia de radiodifusión que petrifica el mercado radial y el debate en torno a la ley de televisión digital que restringió el acceso paritario de medios de comunicación públicos, sociales y comunitarios.

Si decimos esto es porque los medios que toman partido son los mismos que han criminalizado al Movimiento Estudiantil, que ocultan la infiltración de carabineros en las comunidades mapuche, que ignoran la violencia del Estado colombiano en contra de sus ciudadanos; los mismos quienes una y otra vez preparan a la opinión pública nacional para justificar procesos de desestabilización y golpes de estado, como lo hicieron el 2002, y lo hacen hoy con Venezuela.

La ausencia en Chile de pluralidad, del libre debate de ideas y propuestas políticas es expresión de un modelo autoritario que encaja muy bien con la institucionalidad blindada, consolidando patrones de conducta en los individuos que tienden a naturalizar la existencia de modelos económicos y sociales como los únicos posibles. Los grupos económicos han logrado moldear a través de sus medios la conciencia neoliberal en el ciudadano medio; si deseamos construir una sociedad libre y soberana, dueña de su propio destino, necesitamos abordar ampliamente este debate y ser valientes en instalar los temas como lo fue la FECH. Porque si en algo estamos seguros es que la existencia de un alto estándar en libertad de opinión y protección al derecho a la información debe ser una importante bandera de los movimientos sociales en Chile, no solo por lo que quiere construir, sino por lo que tiene a futuro que defender.”

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