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7 de Noviembre de 2014

VIDEO | Denuncian nuevo caso de mortandad de abejas por plaguicidas tóxicos

Organizaciones acusan al SAG de "hacer oídos sordos" ante sus peticiones de prohibir los pesticidas neonicotinoides y los plaguicidas altamente peligrosos.

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A través de un comunicado, la Red de Acción en Plaguicidas Chile junto a Alianza por una Mejor Calidad de Vida denuncian un nuevo caso de mortandad de abejas por uso de pesticidas y plaguicidas que son tóxicos para estos insectos. Acusan además que el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) hace “oídos sordos” ante sus peticiones de prohibir los pesticidas neonicotinoides y los plaguicidas altamente peligrosos.

Las organizaciónes apuntan a los insecticidas neonicotinoides, el imidacloprid (Gaucho), clotianidina (Poncho), thiametoxam (Cruizer, de Syngenta) y fipronil (Regent, de Bayer/Basf), de la familia de los fenil-pirazoles, cuyo uso ya está prohibido en la Unión Europea, y de otros plaguicidas tóxicos para las abejas como el Sevin.

“La petición de prohibición de los neonicotinoides y de los plaguicidas altamente peligrosos, formulada en carta al SAG enviada el 30 de agosto de 2013, no han sido acogidas por lo cual ahora la reiteramos con urgencia al gobierno de la Presidenta Bachelet”, dicen las ONGs.

En Chile se hace cada vez más notorio el Síndrome del Despoblamiento de las Colmenas (CCD) que amenaza la continuidad de las tareas de polinización, claves para la producción de frutas, la sobrevida misma de las abejas y el sustento de más de diez mil pequeños y medianos apicultores.

La aplicación de Sevin, un insecticida cuyo principio activo es carbaryl, del grupo clasificado por la OMS como 1a (altamente peligroso), no permitido en la Unión Europea pero sí en Chile, es responsable de un nuevo caso de mortandad, esta vez de 30.000 abejas, que tuvo lugar en una fecha comprendida entre el 15 y el 20 de octubre, según denuncian las agrupaciones ambientalistas.” Se sabe que este insecticida producido por Bayer y vendido en Chile por ANASAC es mortal para las abejas”, subrayan.

El nuevo afectado es el apicultor Claudio López, del sector del cerro de Buena Paz, comuna de Molina, región del Maule. El es polinizador en huertos frutales. “Su vecino –no identificado por el denunciante salvo por su apellido, Larraín – dueño de huertos de manzanas de exportación, hizo un raleo de sus árboles con Sevin siete días después del inicio de la floración, justo a la hora del calor cuando las abejas salen a pecorear. Poco después se produjo la mortandad de todas las abejas que habían salido de la colmena a buscar sustento. El apicultor no recibió ningún aviso previo sobre la aplicación. El inspector del SAG de Curicó que visitó el lugar ante la denuncia, sostuvo que se trataba de un insecticida cuyo uso es legal, y no tomó muestras de las abejas muertas. Los hechos están registrados en un video subido por el apicultor afectado”, indican desde RAP Chile.

“Sevin es un insecticida de amplio espectro con residuos persistentes, que actúa por contacto e ingestión. Es un veneno agudo para las abejas, y destruye las colonias de las mismas que se alimentan en zonas donde este plaguicida haya sido aplicado”, explican. Según sus instrucciones de uso, este pesticida es utilizado para el control de plagas en diversos cultivos y como raleador químico en manzanos. El período de carencia (persistencia del efecto tóxico en este caso en la flor) señalado en la etiqueta es de 70 días, y el de reingreso de personas, es de 12 horas tras la aplicación. La etiqueta no establece tiempo de reingreso para animales porque su uso es en huertos, sin embargo nada dice respecto de las abejas. En rigor, el SAG legalmente debe responder sólo de la sanidad de animales y plantas, pero como señala la Red Nacional Apícola, los insectos están en tierra de nadie, no son objeto de la atención de esta ni ninguna otra entidad.

Hasta el año 2013, la versión oficial de SAG era que en Chile no había incidentes que mostraran que en el país también se vivía el síndrome del despoblamiento global de las abejas.

Por estas razones, “RAP-Chile sostiene que si existe interés real por contar con una buena producción frutal, es insensato basar este negocio en la destrucción de las abejas y considerar aquello sólo como una externalidad equivalente al costo de remplazo de colmenas y de una eventual alza en el precio de la polinización a pagar a los apicultores”.

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