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27 de Julio de 2023

Dr. Cristian Álvarez: “Muchos de los factores de riesgo que causan hipertensión y diabetes son modificables”

El académico de la UNAB y doctor en Ciencias de la Salud se encuentra realizando una investigación sobre cómo el ejercicio físico es capaz de normalizar índices de glicemia y de presión alta en personas con diabetes e hipertensión.

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En sus investigación han descubierto que la presión arterial es capaz de normalizarse en un corto tiempo gracias a esta metodología de ejercicios guiada por un profesional. Pexels
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A más de uno de nosotros nos ha pasado que cuando vamos a un chequeo médico nos preguntan si en nuestra familia hay antecedentes de diabetes o hipertensión. Para el doctor en Ciencias de la Salud, Cristian Álvarez, esta es una pregunta que se debería erradicar ya que predispone a las personas a estigmatizarse con una perpetuidad de estas enfermedades, ya que sus padres tienen alguna de estas patologías, relajarse y pensar que esa es la principal causante de su condición de salud y no así su comportamiento.

“Si bien, tienen un componente genético, la hipertensión arterial y la diabetes, como definición, son enfermedades no transmisibles y dependen en un porcentaje extremadamente alto de las conductas de las personas, de su estilo de vida. Muchos de los elementos que causan hipertensión y diabetes son modificables, como la alimentación, la actividad física, el consumo de tabaco, la ingesta de alcohol y el estrés”, explicó el docente de la sede Concepción de la Universidad Andrés Bello (UNAB).

Específicamente ese es el foco de investigación en el que se encuentra trabajando el doctor en Ciencias de la Salud, donde en una primera etapa realizaron ejercicios intermitentes de alta intensidad, HIIT (por sus siglas en inglés, High Intensity Interval Training) con personas hipertensas, de presión arterial elevada y sanas.

“Nosotros hemos descubierto que la presión arterial es capaz de normalizarse en un corto tiempo gracias a esta metodología de ejercicios. Una persona puede pasar de estar en una condición de hipertensión y progresar a la normotensión en sólo seis semanas de ejercicio físico guiado por un especialista en cuanto intensidad del ejercicio, volumen, frecuencia, y densidad (duración de las pausas de recuperación), y de acuerdo con las características de las patologías asociadas”, detalló Álvarez.

Estos resultados son ratificados a través de la medición de la capacidad de vasodilatación de las arterias. “Se hace una evaluación inicial bastante integral que considera no solo la presión arterial, sino que también la capacidad cardiorrespiratoria y la capacidad de recuperación durante estos ejercicios. Las personas con hipertensión tienen las arterias rígidas, y sus vasos sanguíneos pierden flexibilidad. Con los ejercicios se recupera la elasticidad de los vasos sanguíneos y las arterias, para así, de manera progresiva, normalizar su capacidad fisiológica de transportar oxígeno y nutrientes a los diferentes tejidos y órganos”, indicó el especialista.  

Así, la metodología de ejercicios es utilizada como una verdadera terapia contra estas enfermedades. “Hay personas que tomaban diferentes tipos de hipotensores, beta bloqueadores, u otro tipo de fármacos y han disminuido tanto en el porcentaje como la cantidad de milígramos (dosis) que están ingiriendo”, expresó.

En la segunda parte de la investigación esperan descubrir cuál sería la dosis semanal de ejercicios necesarios para que las personas se puedan mantener en rangos saludables.

Situación nacional

En Chile, la Encuesta Nacional de Salud 2009-2010 arrojó que un 26,5% de la población tenía hipertensión y un 27,6% para el año 2016-2017. En tanto, que el 12,3% de la población chilena se encuentra en sospecha de Diabetes Mellitus en la encuesta 2016-2017, 3,6 puntos porcentuales más que en 2009-2010.

Esta misma encuesta mostró que para las personas mayores de 65 años la prevalencia de tener hipertensión se incrementa al 73,3%. O sea, 7 de 10 adultos mayores tienen hipertensión arterial. A su vez, arrojó que cuando se tienen menos de ocho años de escolaridad, se incrementa esta prevalencia hipertensión al 56,8%.

A juicio de Álvarez, esto se debe porque las personas no siguen las recomendaciones internacionales de actividad física que indican que para que una persona sea considerada físicamente activa y por tanto saludable, debiese realizar semanalmente entre 150 a 300 minutos de actividad física de tipo baja o moderada, o entre 75 y 150 minutos de actividad física de tipo vigorosa.

“Cuando no se cumple ni lo uno ni el otro en estas cantidades por semana, esa persona se debe considerar “físicamente inactiva” y eso un factor de riesgo cardiovascular. De hecho, es el cuarto factor de riesgo de muerte del mundo considerado por la Organización Mundial de la Salud”.

Por lo que, el docente concluyó que, “la educación física debiese incrementarse en la escolaridad y que no quede a libre albedrío en tercero y cuarto medio, porque son hábitos de nuestros adolescentes que le van a pasar la cuenta en vida adulta”.

Añadió que, por parte de la salud, “junto con la farmacoterapia, debiera considerarse el ejercicio como parte del Plan GES, que asegure un acceso universal a las personas con hipertensión y diabetes a un programa de ejercicio físico guiado por un especialista en ejercicio físico”, y no sea sólo la farmacoterapia la única alternativa, pues difícilmente las personas no son dadas de alta, sino que sólo se mantienen en un estado de “compensación”, que es diferente a la rehabilitación

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