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27 de Marzo de 2023

Osvaldo Andrade (PS): “Cuando la inexperiencia se combina con una dosis de soberbia, se transforma en un problema”

El ex presidente del PS, evalúa que a La Moneda le ha costado entender el valor de la experiencia para hacer un buen Gobierno. Andrade además afirmó a EL DÍNAMO que la frase de “superioridad moral del ministro Jackson me repugnó”, que si Boric no muestra resultados en seguridad, será difícil cumplir el programa y que la desarticulación de grupos subversivos se hizo con inteligencia.

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El ex presidente de la Camara de Diputados, Osvaldo Andrade analiza al Gobierno.
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Osvaldo Andrade, ex presidente de la Cámara, ex diputado por Puente Alto y otrora ministro del Trabajo, fue uno de los creadores de la Nueva Mayoría, el bloque que dejó atrás la Concertación, que incorporó al Partido Comunista al segundo gobierno de Bachelet y que cumplió 10 años de su aparición en el espectro político.

En el Gobierno de la ex mandataria, como presidente del PS, a Osvaldo Andrade le tocó articular la aprobación de la reforma tributaria, la fallida ley de una nueva Constitución, y observó la propuesta de una nueva ley de inteligencia que no prosperó.

Osvaldo Andrade hoy exhibe una mirada crítica del Gobierno del presidente Gabriel Boric, los indultos, la construcción de acuerdos en el Congreso, la fracasada Convención y la delincuencia. En la actualidad es miembro de una oficina de abogados especializada en temas laborales y entregó su diagnóstico de la marcha del Gobierno y la delincuencia a EL DÍNAMO.

—Se cumplen 10 años de la creación de la Nueva Mayoría. ¿Qué fue lo bueno y lo deficiente de ese pacto?

—Lo bueno es que logró ampliar la convocatoria político y social de lo que era la Concertación. La incorporación del Partido Comunista y su participación en el gobierno fue un elemento importante, y tener una muy buena representación parlamentaria como bloque. Lo malo, que no fue capaz, por tensiones y divisiones internas de sus integrantes, de seguir adecuadamente la idea de la presidenta Bachelet de que el problema central de la sociedad chilena era la desigualdad. El foco de hacer de la desigualdad eje de la perspectiva programática y de gobierno no fue lo suficientemente fuerte para incorporar a la totalidad de los miembros de ese gobierno y de esa coalición en favor de la perspectiva de Bachelet.

—¿En qué lo nota?

—Bachelet estuvo más adelante que algunos partidos de la Nueva Mayoría, como sectores de la Democracia Cristiana, donde hubo varios conflictos y también parte del mundo de la centroizquierda. Recuerdo que la reforma previsional de Bachelet se perdió en la Cámara por la falta de dos votos, de la Nueva Mayoría. Entre otros ejemplos qué hay. Creo que faltó un poco de sintonía de esa nueva configuración política, que era heredera de la Concertación de la transición. También hubo algunas debilidades en la conducción a propósito del caso Caval y otros.

“Esa tensión es inevitable entre las dos almas del Gobierno”

—¿Cómo ve la tensión entre las dos almas del Gobierno?

—Esa tensión es inevitable entre las dos almas del Gobierno y yo trataría de transformarla en una buena cosa, en tanto esa diversidad permitiese avanzar, porque el problema surge cuando la diversidad se transforma en factor de detención. Es una tensión que si no se maneja adecuadamente, se puede seguir transformando en un problema, como en algunos casos se ha visto. Ahí los presidentes de los partidos, ministros del gabinete político y el liderazgo del gobierno juegan un rol trascendente. Este gobierno en su instalación generó una expectativa desusada, de inmediatez. Y además, la inexperiencia de los componentes del gobierno inicial, que es inevitable porque no habían estado nunca en el gobierno y pedirles experiencia era pedir un imposible, en consecuencia yo no lo veo como un descrédito, pero cuando la inexperiencia se combina con una dosis de soberbia, se transforma en un problema.

Le ha costado mucho al gobierno, sobre todo a la generación inicial que llegó a La Moneda, entender que para hacer un buen gobierno la experiencia es relevante y en ese sentido la experiencia del PS es significativa.

“Me repugna esa frase de Jackson de superioridad moral”

—¿En qué ha notado más esa soberbia?

—En la famosa frase de Giorgio Jackson. La frase de Jackson de la superioridad moral, creo que es algo que él sí cree, no fue un exabrupto lingüístico. Él representa un mundo que está en el gobierno y que hizo de la crítica a los 30 años su razón de vida, con la complicidad de muchos que no fueron capaces de defender esos 30 años. Esa frase expresa con nitidez la soberbia a la que me refiero. Ésa es la frase más desafortunada que le he escuchado al gobierno y la escucho sobre la base de que quién lo dice realmente así lo cree. Y eso me preocupa y espero que eso se haya ido disipando. La experiencia ha demostrado qué tal superioridad no existe. Yo soy un sobreviviente de la dictadura, sé lo que fue ese proceso y no me siento superior a nadie por eso. Que alguien, que ni siquiera vivió esas cosas, venga a decirme que es moralmente superior a mí, me repugna.

—¿Dónde hubiera esperado una mayor defensa a los 30 años?

—Con los datos que existen. A la gente se le olvida el país que recibimos de la dictadura, los niveles de pobreza, el aislamiento, la segregación social, los temas laborales, para que decir los temas de derechos humanos. Y a la gente se le olvida lo que costó ese cambio, porque eso no fue hecho por un grupo de iluminados que se juntaron en la academia para resolver la transición. Éste fue el esfuerzo de mucha gente que pudiendo estar hoy día no está porque murió, porque desapareció o todavía no sabemos dónde están. Entonces por eso me repugna esa frase de Jackson de superioridad moral.

“Siento que ha sido un año de solamente instalación del gobierno”

—¿Cómo evalúa el primer año del gobierno de Boric?

—Creo que no fue un buen año, porque se generó una expectativa tremenda. Generó una prisa política de los demandantes imposible de resolver. Y esa inexperiencia política que no estaba en sintonía con la profundidad de las demandas. A eso se le suman dos factores exógenos, la seguridad y la crisis económica. Y la culminación de los problemas políticos del gobierno fue la Convención Constitucional. Cuando le pregunto en la feria a la gente porque votó Rechazo, no he escuchado a nadie que diga que fue porque era un mal texto. Dicen es que la Convención fue un circo insufrible y que había que votar contra el gobierno porque lo estaba haciendo mal. Algún colega abogado me había dicho que el texto decía tal o cual cosa, pero es una minoría. Entonces si usted junta crisis de expectativas, inexperiencia política, los factores exógenos de seguridad y economía, y además la convención, donde el gobierno por voluntad o no se vio involucrado el desenlace no puede ser mejor. Siento que ha sido un año de solamente instalación del gobierno.

—¿Cómo ve que terminó el año?

Pese a lo anterior, creo que el primer año de Gobierno no termina mal. Hay mejores cifras en economía, mejores cifras en seguridad y lo más relevante, es que se ha producido una inflexión en el gobierno respecto a si queremos hacer transformaciones significativas, se requieren acuerdos.
El impacto del rechazo a la reforma tributaria ratificó esa necesidad. No es casual que el presidente Boric haya insistido mucho en la política de los acuerdos
después de eso. El tema de las 40 horas fue una expresión nítida de acuerdo, los ministros Marcel y Tohá están en esa disposición, el mensaje del presidente del Senado también. En los últimos días la insinuación de la revisión del programa, ver qué se puede y no se puede, es la terminación de un año deficitario pero que culmina con una perspectiva para el nuevo año de mejor talante. Ahora habrá que verlo.

“Si en el gobierno no hay capacidad de mostrar resultados en seguridad, es muy difícil que el programa pueda aflorar”

—¿Y los indultos?

Creo que esto ha sido un balazo en los pies. Una comedia de equivocaciones. Una ministra dice que el presidente no sabía, el subsecretario Monsalve y el ministro de Justicia que sí. Y la derecha encontró una fuente inagotable para pegarle al gobierno, al Tribunal Constitucional, o sea, se hizo todo mal. Nuevamente aparece el problema de la experiencia. Todos los gobiernos han hecho indultos, bastante más numerosos. Me acuerdo cuando Pinochet indultó al asesino de René Schneider, o la Ley de Amnistía. O los indultos de Frei, incluido a ese narcotraficante (Ángel Vargas).  O el indulto de Lagos al asesino de Tucapel Jiménez, Manuel Contreras Donaire, que le recordó el embajador.

La presión de un sector del gobierno generó esto. Y se cometió este error, no de los indultos sino del hecho político que provocó. Los costos políticos se minimizan cuando las cosas se hacen bien y el costo se acrecentó porque se hizo mal. ¿Por qué había que hacerlos todos de una vez?

—¿Cuál es su reflexión sobre la crisis de seguridad?

Voy a decir algo que históricamente ha estado lejos de lo que ha dicho la izquierda sobre la delincuencia, la única solución es mano dura. Bien dura. Eso implica respaldo a Carabineros, inteligencia, que los presos queden presos, ampliar la cárceles, no hay otra solución. Todo lo demás es de largo plazo. El problema que tenemos hoy es demasiado fuerte. Si en el gobierno no hay capacidad de mostrar resultados en seguridad, es muy difícil que el programa pueda aflorar. Puede ser muy buena la reforma de las pensiones, las 40 horas semanales, reforma a las Isapres, pero todos los días los medios muestran un portonazo. Mire esta controversia que se generó entre el alcalde Carter y el gobierno, ambos quieren luchar contra la delincuencia y terminan peleando.

“El Ministerio Público se preocupa más de la estadística que del problema, ya que lo miden por causas resueltas”

—¿Ve esa mano dura en fiscales y jueces?

—Tenemos un pecado original. Yo conocí el sistema antiguo de persecución penal, sin garantías para nadie, donde el que decidía era el actuario. Digámoslo cómo es, si uno tenía buena relación con el actuario, el cliente se iba en libertad. Si no, quedaba preso y el juez miraba de lejos. Haber hecho un sistema con garantías se basa en esa historia, probablemente se ha exagerado en las garantías y valdría la pena debatirlo. Creo que tenemos dos problemas. El Ministerio Público se preocupa más de la estadística que del problema, ya que lo miden por causas resueltas. Muchas causas terminan con malos arreglos o soluciones parciales, un tipo confiesa algo y se va en libertad. Y se ha exagerado en eso. Lo otro, es que tenemos un problema severo en la información de inteligencia.

“La desarticulación de Lautaro se hizo con inteligencia, no se disparó ni un tiro”

—¿Y cómo ve a Gendarmería?

Desde que era diputado o antes, planteaba que en las mesas de seguridad tenía que estar Gendarmería presente, ya que si había una institución que sabía de los temas delincuenciales era Gendarmería,  más que las policías, porque ellos conviven a diario con los delincuentes, los conocen, les conversan. Pero decían que Gendarmería era de segundo orden al lado de la Marina o las FFAA. Bueno ahora se dieron cuenta de que Gendarmería es clave. Pero pasaron 10 años. La desarticulación de Lautaro se hizo con inteligencia no se disparó ni un tiro. No murió nadie, solo uno que asesinaron los propios. Y el grupo Lautaro era un grupo importante.

Con toda la tecnología que hay ahora, uno de pronto piensa que se ocultan cosas. Todos sabemos el día y la hora que van a salir los overoles blancos, el lugar y por donde van a esconderse, pero igual sucede. Se suspendieron las clases en la quinta región por un funeral de los narcos, es una muy mala señal la que se da.

Da la impresión que lo qué hay en la mente de muchos es que creen que el problema de la delincuencia nos súpero, y entonces dicen administrémoslo. Y eso es nefasto. Entonces mano dura. Todo lo demás es de mediano y largo plazo y el problema de hoy, es que la gente quiere algo concreto. El alcalde Carter por algo tiene tanta sintonía con la ciudadanía, está haciendo algo concreto. Ojalá se le ocurriera a más alcaldes hacerlo. Cómo los alcaldes de la Región Metropolitana no hacen una gran asociación contra la delincuencia y se reúnen a compartir cosas.

“El gobierno tiene que darse cuenta que necesita mayorías sólidas”

—¿Porque se perdió la reforma tributaria en la Cámara?

La teoría del pirquineo es una mala práctica política. En el Congreso siempre va a haber gente que engaña, que dice que van a votar a favor y a la hora de la verdad resulta que no, porque el ascensorista que quería el diputado que se nombrará en la Seremía del norte no fue nombrado, eso sucede. El gobierno tiene que darse cuenta que, para reformas de esta envergadura, tan importantes para la marcha del gobierno, necesita mayorías sólidas. La ministra Jara hizo una demostración al respecto con el proyecto de 40 horas semanales, que puede tener cosas que pueden no gustarme, pero concitó apoyos y lo sacó por unanimidad. Ese es un logro que responde a una estrategia política. En la reforma tributaria se confió en compromisos particulares en vez de un acuerdo de mayor envergadura.

“Parte del Frente Amplio está llamada al sector del Socialismo Democrático”

—¿Cómo ve la influencia del PS en el Congreso?

-—Con la diversidad y diseminación que hay en el Congreso, tener 4 o 5 parlamentarios es un capital insustituible. Entonces tener siete senadores y 13 diputados es una fuerza significativa. Y donde además no hay disciplina partidaria, que no es una cuestión administrativa, sino de lealtad política. El Partido Socialista votó alineado el autopréstamo y lo rechazó. En los partidos que son miembros originales del gobierno, los que prometieron todo lo re fundacional algunos votaron en contra del gobierno, delante de los ministros del Trabajo, de Hacienda, del Interior. Cuando el populismo se instala en la fuerza del gobierno hay que hacer una reflexión profunda.

—¿Qué le parece la polémica por las dos listas del Socialismo Democrático?

—Por razones políticas y electorales la idea de una sola lista era lo más adecuado. Reconozco que la argumentación de dos listas, con una que representara a la centro izquierda del Socialismo Democrático que accediera a un electorado que no le era fácil votar por una sola lista, tiene peso. De lo que hay que preocuparse es que no se sacralice esa división porque el espacio del Socialismo Democrático es algo que está totalmente abierto. Creo que uno de los errores que hemos cometido, incluyo en eso a la dirección del PS, es que no se le ha dado consistencia al sector, parece un eslogan. Una vez lo conversamos con Marcelo Schilling, que el PPD, el PR, el PL, Revolución Democrática o Convergencia Social, o bien una parte del Frente Amplio está llamada al sector del Socialismo Democrático, y eso es algo que aún no se ha explorado en serio y creo que es un error no hacerlo. No creo que sea razonable que Lagos y Bachelet estén en distintas partes del socialismo democrático.

“Decirle a los trabajadores que usen platita es una mariconada”

—¿Cuál es su visión de la gestión del Gobierno en lo económico?

—Al margen del traspié de la reforma tributaria, el manejo de Mario Marcel ha sido notable. Controló el déficit, ha equilibrado las arcas, la lucha contra la inflación da buenas señales. Si mañana Corea del Norte manda un misil, puede armarse un lío económico, pero por lo que se ve hasta ahora debiéramos tener un mejor año económico siempre y cuando no nos mandemos una torpeza con un retiro del 10% de las AFP. El gobierno hace un esfuerzo con ayudas sociales, que siempre será poco, pero decirle a los trabajadores que usen platita es una mariconada. Eso fueron los 10% de las AFP

Le dijimos a los trabajadores que en la época de vacas gordas el Estado iba a juntar plata con los excedentes del cobre y otras cosas. Vinieron las vacas flacas, y esa plata estaba, pero costó un mundo que se gastara. Y le dijimos a los trabajadores ‘saben qué, es más fácil que gasten el ahorro previsional que ustedes tienen’. Los traicionamos y hasta los nuestros se compraron eso. Había 23 mil de los bonos soberanos del Estado, y 4 mil de fondos de la Defensa Nacional . Y por último porque no pedirle a las AFP un préstamo al Estado, con un interés razonable.

“Mi temor es que existe muy poco ambiente de campaña para las elecciones de mayo”

—¿Cuál es su pronóstico para las elecciones de consejeros constitucionales mayo?

La volatilidad de la política actual establece un resultado incierto en materia de consejeros constitucionales. El voto obligatorio expresa más incertidumbre. Mi temor es que existe muy poco ambiente de campaña, francamente, la gente no está interesada en esto. En consecuencia, veo qué las figuras más conocidas tienen ventajas, y los rostros más conocidos están precisamente en la izquierda o centro izquierda. Tengo ese temor. Si bien los resultados pueden ser más o menos equilibrados o relativamente más favorables a la derecha, los Republicanos le pueden hacer mucho daño a Chile Seguro. Y yo espero que la lista del PPD no le haga mucho daño a la del PS. Yo respaldo a Sadi Melo un poblador del mundo popular que surgió y llegó a ser alcalde de EL Bosque. Es una historia de tremendo esfuerzo. Pero claro, enfrenta a (Jaime) Ravinet y (Rodrigo) Delgado que fueron ministros, los Republicanos tienen un senador y algo podrán hacer. O sea es incierto.

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