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5 de Diciembre de 2023

Pepe Auth y resultado del plebiscito constitucional: “El Gobierno pierde o pierde y la derecha gana o gana”

El ex parlamentario cree que más allá del resultado del 17 de diciembre el proceso constitucional se terminará por un buen tiempo y aseguró a EL DÍNAMO que la izquierda chilena "ya perdió".

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pepe auth plebiscito El ex diputado PPD responsabilizó al Frente Amplio del fracaso de la primera propuesta constitucional. AGENCIA UNO/ARCHIVO.
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Para el ex diputado Pepe Auth está claro que, independiente de cuál sea la opción que se imponga en el Plebiscito de Salida del próximo 17 de diciembre, el proceso constitucional ya está cerrado por un buen tiempo. Y no sólo eso, sino que afirma, sin dudar, que “la izquierda no tiene cómo ganar“.

Dedicado a su rol de analista político, Auth reconoce una “triple frustración” por lo vivido con el segundo proceso constitucional porque, entre otras cosas, “no logró un acuerdo entre los principales actores del Gobierno y de la oposición”.

En diálogo con EL DÍNAMO, el sociólogo descarta que la votación de los republicanos en la elección de los consejeros sea traspasable a una candidatura presidencial de José Antonio Kast, aunque admite que un triunfo del A Favor “le pondría viento de cola”.

El fracaso de la primera propuesta

—¿Qué conclusiones sacaría sobre lo vivido en el país en este tiempo, tras el estallido social, el fracaso del primer proceso constitucional y con la actual propuesta de los consejeros?

—Mi conclusión principal es que la clase política ideó un sucedáneo de respuesta al estallido social. La respuesta debió haber sido un pacto social, como se dijo, y la verdad es que terminó siendo un pacto de abogados e inconcluso. Un pacto que no terminó de cuajar, porque en ambas experiencias la clase política demostró su incapacidad de mostrarle al país un marco de consenso para la competencia democrática.

En consecuencia, creo que mucha, mucha gente siente que la sacaron a pasear durante cuatro años para llegar al mismo punto de partida. Entonces, hay mucha rabia, mucha decepción y también mucha indiferencia.

—¿Cuáles cree que fueron las razones que explican el fracaso de la primera propuesta de Constitución?

—Está a la vista que la gente votó por el comportamiento de la Convención no sólo su propuesta. Votó contra los excesos formales y los excesos reales. El país no estaba en condiciones de aceptar ser refundado por la vía constitucional. Creo que los convencionales pensaron que podían transformar el país desde el papel, y los países nunca se transforman desde el papel. Después de la primera vuelta presidencial que ocurrió al medio del proceso, y luego de la segunda vuelta donde una candidatura tan extrema como la de (José Antonio) Kast obtuvo el 44% de los votos, pensé que iban a recentrar la propuesta y que iban a generar una propuesta de consenso que permitiera ser aprobada. Y que hubiera permitido la consolidación del apoyo que tuvo en segunda vuelta Gabriel Boric.

Yo responsabilizo al Frente Amplio, que fue el centro geométrico de la Convención y decidió hacer mayoría con la Lista del Pueblo, pensando que que construían mayoría social, pero se equivocaron rotundamente.

—¿Cree que existe alguna autocrítica desde la centro izquierda?

—Lo que pasa es que la centroizquierda capituló hace mucho rato. Y dejé de militar allí por su capitulación, porque entregó con demasiada facilidad a los 30 años de progreso de Chile. Perdió todo orgullo y se plegó a la crítica de refundacional con una facilidad pasmosa.

—Usted ya mencionó al Frente Amplio, pero ¿considera que hay otros responsables del fracaso del primer proceso constitucional?

—Fuimos víctimas de la pretensión refundacional de algunos que se creyeron verdaderos Jaime Guzmán, pero yo responsabilizo políticamente a la institución, más que las personas, porque me imagino que querrían que su Gobierno tuviera éxito, y para hacerlo tenían que darle un texto de nueva Constitución aprobable por la mayoría de los chilenos. Te imaginas lo que habría ocurrido si hubieran hecho el acuerdo hacia la centro izquierda o al centro, y hubieran hecho una propuesta aprobable por el 65% de los chilenos: el Gobierno estaría en otra.

El análisis del segundo proceso

—¿Qué opina del desarrollo del segundo proceso, qué análisis haría del trabajo del Consejo Constitucional y la Comisión Experta?

—El mérito de la Comisión Experta fue llegar a acuerdos. Yo discrepo mucho de la falta de autonomía y de personalidad propia que tuvo a la hora de pensar la reforma al sistema político, fue muy dependiente de los intereses de los partidos. Pero luego el Consejo Constitucional, de manera mucho más diplomática y sin las estridencias de la Convención, cedió a la misma tentación de meter el programa de un sector político dentro de la Constitución. La vez pasada ocurrió de manera masiva y ahora más parcial, porque ya no era la hoja en blanco, pero metieron cosas que son propias del debate presidencial y parlamentario y no de una Constitución.

Tengo una frustración triple con el actual proceso y por eso creo que fracasó, cualquiera sea el resultado. El primero es que yo esperaba de verdad un acuerdo de los principales actores del Gobierno y de la oposición. Segundo, esperaba una reforma eficaz y verdadera del sistema político, y la verdad es que perdieron la preciosa oportunidad de hacerlo. Y en tercer lugar, pensé que después de la experiencia de la Convención no iban a ceder a la tentación de meter el programa político de la mayoría dentro de la Constitución.

Y los republicanos pelearon para meterlo y Chile Vamos se subordinó y permitió que lo hiciera. Creo que Kast prefirió buscar la hegemonía en la derecha en lugar del consenso.

—¿Cree que la votación obtenida por el Partido Republicano con los consejeros se puede proyectar de cara a una eventual candidatura de José Antonio Kast?

—No, las elecciones son expresión de un momento y el error que cometen los políticos es pensar que la expresión de los momentos refleja tendencias estructurales y permanentes. Que los republicanos crean que la gente votó por ellos para el Consejo Constitucional porque comparte el fin del aborto en tres causales, la liberalización completa de la economía y todo el aparataje programático del Partido Republicano, están completamente equivocados. Ahora, si gana el A Favor, sin duda que la candidatura de Kast se va a empoderar y le va a entrar viento de cola.

Y creo que Chile Vamos está haciendo un pésimo negocio, porque lo único que va a conseguir es el debilitamiento de la candidatura de Evelyn Matthei.

—¿Ha tenido tiempo de interiorizarse sobre el nuevo proyecto de Constitución que se votará el 17 de diciembre?

—Tuve que leerlo, a pesar de que contradijeron su propósito original de hacer una constitución minimalista. Terminaron haciendo una Constitución larguísima, tediosa.

Críticas a la segunda propuesta

—¿Cuáles son a su criterio los puntos más críticos de la propuesta?

—Creo que el proyecto de Constitución resuelve debates que son propios del debate político, parlamentario y presidencial, como el de la salud, de las pensiones o el derecho a interrumpir el embarazo. No tienen por qué estar en la Constitución. Ni el proyecto de Piñera en materia de pensiones podría pasar el filtro de un Tribunal Constitucional objetivo con esta propuesta constitucional. En educación establece el derecho de los padres a educar a sus propios hijos sin mandarlo a la escuela, lo que retrotrae la escolaridad obligatoria.

Además, frustra mis expectativas en materia que reforma política. No hace cosas que eran indispensables, como prohibir los pactos electorales para obligar a los partidos a converger en grandes formaciones políticas que representan las grandes corrientes y que es lo que lo que a mi juicio hace más gobernables a los países.

Pero también el Consejo Constitucional cambió la idea de trasladar la elección parlamentaria a la segunda vuelta presidencial, para darle la posibilidad al gobernante electo de contar con una mayoría en el Congreso. Y debilitaron el límite de la reelección porque vieron la posibilidad de que los alcaldes se conviertan en alcaldes Globetrotters, cambiándose de comunas.

—¿Calificaría a la actual propuesta de texto constitucional como refundacional?

—Esta propuesta no es refundacional. Nos obliga a elegir entre Chana y Juana, porque en la práctica el plebiscito dejó de serlo sobre la nueva propuesta y pasó a ser una elección entre dos constituciones: la Constitución propuesta, que tiene el sello de Kast, y la Constitución vigente, que por supuesto tiene su origen en la dictadura, pero que experimentó una cantidad inconmensurable de reformas. A tal punto, que cuando se eliminaron los enclaves autoritarios fue publicada y firmada como si fuera una nueva Constitución por Ricardo Lagos y sus ministros políticos. Por alguna razón muchos inventaron la caricatura como si se hubiera quedado congelada la Constitución del 80.

—En ese sentido, ¿cómo cree que reaccionará la izquierda más dura ante la disyuntiva de quedarse con la Constitución de Pinochet o votar por la Constitución de Kast?

—La política es un baile de máscaras y los que decían que era la Constitución de Pinochet sabían perfectamente que ya no lo era. Yo escuché el otro día a Carlos Ominami decir que “era solo una consigna” y ahora se escucha a Pancho Vidal decir que no queda ninguna traza de Pinochet. Creo que en la izquierda no hay nadie que piense que esta Constitución propuesta es mejor que la Constitución vigente.

—¿Cree que se fracasó en el propósito de entregar un texto “que nos una”?

—Definitivamente no cumplió su promesa.

—¿Tiene claro cómo votará el 17 de diciembre?

—Como analista político no voto, voto como ciudadano. Y mi voto no interesa. Yo hago el análisis de lo que implica una y otra opción, pero no me interesa publicitar mi voto ni invitar a nadie a votar de determinada manera.

—¿En qué escenario quedarán la izquierda y la centro izquierda si gana la opción A Favor?

—En este país a la izquierda no tiene cómo ganar, ya perdió. Su proyecto era la refundación y no ocurrió. No me imagino al presidente (Gabriel) Boric sonriendo si gana el En Contra. Por lo tanto, el Gobierno pierde o pierde, y la derecha gana o gana. Ahora, si llega a ganar el A Favor, el único ganador es Kast y ahí le entraría viento de cola a su aspiración presidencial.

—¿Qué piensa de las palabras de Beatriz Hevia cuando habló de los “verdaderos chilenos”?

—No fue un discurso de unidad, fue un discurso de diferenciación, de odiosidad y de división, muy coincidente con lo que quiere Kast, que dijo con mucha claridad que quiere tener al frente en el rechazo a Boric y al Frente Amplio.

El horno no está para bollos

—Sea cual sea el resultado del 17 de diciembre, ¿cree que con el plebiscito se cerrará la etapa constitucional?

—Lo único en lo que tengo certeza es que el proceso constitucional se cerrará el 17 de diciembre. No tengo certeza del resultado, porque es una elección de tan baja intensidad, que perfectamente el elector puede desplazarse a última hora en un sentido u otro.

O sea, el resultado está abierto, pero lo que sí está cerrada es la disposición de la sociedad chilena a iniciar un nuevo proceso. Yo creo que esto se va a cerrar por largo plazo. Garantizo que en la elección presidencial el que hable de este tema será marginal.

—¿Cree que es posible que volvamos a vivir un estallido social?

—Eso no lo controla nadie, porque nadie lo vio venir. Y hay quienes hacen como si lo hubieran conducido, y la verdad que nadie lo condujo. La protesta social espontánea es, por definición, espontánea. Y tiende a surgir no cuando se está en crisis, ni cuando se va a la baja o hay mucho desempleo y problemas crecimiento y de cesantía. Ahí más bien la gente aprieta los dientes y trata de salir para adelante, que es el momento que estamos viviendo ahora. No está el horno para bollos en los próximos años.

Hoy el tema prioritario es tener o no tener empleo, y los principales problemas para la gente son el orden público, la inseguridad ciudadana, el control migratorio y el crecimiento económico.

—¿Cuál estima usted que debería ser la posición del Gobierno ante el plebiscito del 17 de diciembre?

—Creo que tiene que seguir haciendo lo que está haciendo. Es decir, tomar distancia. Porque el adversario quiere convertir esto en un plebiscito al Gobierno, y eso es fácil cuando el Gobierno es el portador de la propuesta. Pero ahora el portador de la propuesta es la derecha y tratan de meter a Boric. Pero para bailar tango se necesitan dos.

—¿Ha visto la propaganda política, qué le parece?

—Sí, es muy indiferenciada. De pronto prendes la tele y y no sabes si es la franja del A Favor o del En Contra, porque los argumentos para aprobar a veces son los mismos que los argumentos para votar rechazo (En Contra). Además, es evidente el giro que tomó la campaña del A Favor intentando forzar la asociación del voto con el rechazo al Gobierno, para intentar convertirlo en un plebiscito a Boric, pero está difícil, porque Boric está ausente del debate y porque ahora el portador de la propuesta es José Antonio Kast.

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