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18 de Diciembre de 2018

Abogado de la familia Pinochet, cercano a Dorothy Pérez y al Bacheletismo: las redes del asesor de Chadwick

Hasta este lunes José Ramón Correa asesoraba al ministro en materias jurídicas, pero renunció a su cargo para evitar críticas al Gobierno por su “fluido vínculo” con la subcontralora.

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Al mediodía de este lunes, el abogado José Ramón Correa presentó su renuncia al Ministerio del Interior. Desde junio pasado, el asesor se desempeñaba en el gabinete del titular de la cartera, Andrés Chadwick, prestando apoyo “en materias jurídicas” -a honorarios y sin una oficina en Palacio- a requerimiento de la jefa de gabinete, María José Gómez.

Desde hace algunas semanas, su nombre venía sonando con fuerza en el barrio cívico, en medio de todo el proceso que terminó con el retorno de Dorothy Pérez a la Contraloría. Correa fue jefe de gabinete de Ramiro Mendoza en el organismo y compartió con la subcontralora por años, manteniendo hasta hoy una “fluida relación” con la abogada, según él mismo dijo a El Dínamo.

Al interior del órgano contralor era visto con cautela su rol en “la ofensiva que realizó un sector” para que Pérez pudiera retomar el cargo de subcontralora, luego que Jorge Bermúdez la removiera en agosto pasado. Correa afirma que se trataron de rumores sin fundamentos, que se dijeron muchas cosas que no eran ciertas, y que él mismo las desmintió.

Finalmente, Correa terminó presentando su renuncia ayer -luego de las consultas de este medio- argumentando que quería “evitar que el fluido vínculo que tengo con Dorothy afecte al ministro”. Así se lo comunicó a la jefa de gabinete de Interior.

José Ramón Correa no es un abogado desconocido en el mundo político. Muy por el contrario, al  liderar el gabinete de Mendoza durante cuatro años y medio, sembró amistades y relaciones transversales, llegando a compartir asados con las más altas autoridades del país en su parcela en Casablanca, incluyendo la ex Presidenta Michelle Bachelet.

Su currículo tiene varios puntos llamativos: fue abogado de la familia Pinochet, defendió a un líder mapuche por petición expresa del ex ministro Rodrigo Peñailillo y tuvo un estudio de abogados con el consejero del CDE Carlos Mackenney. Su círculo, en tanto, incluye a la alcaldesa Evelyn Matthei, el ministro Hernán Larraín, Marco Enríquez-Ominami y hasta José Antonio Kast.

Empanadas y vino tinto con Bachelet

Tres semanas después de haber asumido como contralor, Ramiro Mendoza llamó a Correa para tomarse un café y le ofreció trabajar en su petit comité como asesor. El abogado nunca había trabajado en el sector público a sus 30 años, pero era una buena oportunidad, aprovechando la buena relación que habían cultivado previamente en algunas actividades profesionales y académicas.

Mendoza fue su profesor de derecho administrativo en la Universidad de Los Andes y luego colaboraron en algunos casos. Por casi cinco años trabajaron juntos, hasta que el acelerado ritmo del contralor le pasó la cuenta a Correa y decidió presentar su renuncia. Ese periodo le permitió relacionarse con los más altos cargos de la administración del Estado y líderes políticos, sembrando confianzas y redes hacia el futuro que sigue cosechando en la actualidad.

Con Ramiro Mendoza mantenían una cercana relación con el mundo político. En una oportunidad, en 2009, Correa ofreció su parcela familiar en Casablanca para realizar un encuentro social con los más altos líderes del país, entre ministros, jefes de servicio y parlamentarios. Solo había hombres en el encuentro.

La celebración de Mendoza y Correa llegó a oídos de la ex Presidenta Bachelet, quien reclamó -medio broma, medio en serio- que parecía un “Club de Toby” y cuestionó que no haya sido invitada. Por lo mismo, en enero de 2010, días antes de la segunda vuelta presidencial, se realizó una nueva reunión, esta vez con la ex mandataria, a propósito de la despedida de varias autoridades que dejaban sus cargos. Fue un asado de cordero al palo, con empanadas y vino tino.

También asistieron el entonces presidente del Senado Jovino Novoa, su par en la Cámara Rodrigo Álvarez, el presidente de la Corte Suprema Urbano Marín -que esa semana había dejado el cargo-, los tres comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y el general director de Carabineros, el fiscal nacional Sabas Chahuán y varios ministros, entre ellos Rodrigo Peñailillo. Según Correa, todo esto fue pagado del bolsillo suyo y del ex contralor.

Sus relaciones también se evidenciaron en su matrimonio, en mayo de 2011. A él asistieron reconocidas figuras y autoridades de la época: el entonces senador Hernán Larraín, la ex ministra Magdalena Matte, Evelyn Matthei, Ricardo Lagos Weber, José Antonio Viera-Gallo, María Antonieta Saa, Marco Enríquez-Ominami, Felipe Bulnes, Francisco Vidal y José Antonio Kast -con quien tenía buena relación en ese tiempo-, entre varios otros.

En septiembre de ese mismo año, Correa dejó la Contraloría, aunque con Mendoza mantienen una buena relación; hablan con regularidad y se juntan a comer. Fue reemplazado por Alicia de la Cruz, quien estuvo en el cargo hasta terminar el periodo de ocho años del ex contralor.

Dorothy Pérez, el piñerismo y la familia Pinochet

Antes de llegar a la Contraloría, José Ramón Correa -con 27 años- había sido abogado de la familia Pinochet. Por vínculos de amistad, el abogado llegó a defender a María Soledad Olave, esposa de Marco Antonio Pinochet, en el caso Riggs, aunque también terminó defendiéndolo a él dentro de la misma causa.

En ese amparo también se encontraba el abogado Juan Ignacio Piña, quien al tiempo asumió como presidente del Consejo de Defensa del Estado. Con Piña se ubicaban del Colegio Manquehue al que ambos asistieron, aunque formalmente comenzaron una relación en la misma causa. Al poco andar, a inicios de 2007, Correa fue convocado por Ramiro Mendoza y dejó ese trabajo.

En registros de la época en el Congreso, puede verse al ex contralor, su jefe de gabinete y a Dorothy Pérez asistiendo varias veces a comisiones para exponer sobre diversas materias. La buena relación que logró con la hoy subcontralora se mantiene con llamados ocasionales y visitas, según Correa. “Ella fue una excelente contralora regional y aprendí muchísimo de ella”, cuenta.

Fue una gran colaboradora, le tengo mucho aprecio. En el tema (su recurso para regresar a la Contraloría) yo no me podía meter. Yo no he estado en su equipo de asesores, como se ha dicho. Desde que tengo relación con el Gobierno, no me corresponde tomar partido en nada”, contó Correa horas antes de presentar su renuncia al ministerio.

El abogado llegó a trabajar con Chadwick por su jefa de gabinete, María José Gómez. A ambos los conocía hace años y muchas veces lo consultaban por materias legales, particularmente por su experiencia en Contraloría y en Tribunales. Por lo mismo, al poco andar de la administración piñerista, le ofrecieron concretar la relación mediante un contrato a honorarios, colaborando en distintos temas. Eso fue en junio de este año, con un sueldo de 2,2 millones mensuales. Siete meses duró esa relación profesional.

Nexos con la Nueva Mayoría

La colaboración con el piñerismo, en todo caso, no es la primera. Al salir de Contraloría, en 2011, sus buenas redes lo llevaron a trabajar a la primera administración de Piñera. Correa trabajó con Pablo Longueira cuando éste era ministro de Economía. Allí lo representaba en el directorio de Chile Valora y en otras solicitudes puntuales que le pedía para la secretaría de Estado.

Y aunque se identifica con la derecha -“pero súper, súper liberal”, dice-, Correa también colaboró con miembros de la Nueva Mayoría. Al comenzar el segundo gobierno de Bachelet se desató un conflicto político en La Araucanía, que terminó con Peñailillo interpelado, y varios años de enfrentamientos, tras la ausencia recurrente de la mandataria en la zona.

El propio ministro del Interior solicitó a Correa que defendiera a Juan Carlos Reinao, el controversial alcalde de Renaico y líder de la Asociación de Municipalidades con Alcalde Mapuche, ante el Tribunal Calificador de Elecciones (Tricel), por solicitudes de “notable abandono de deberes”.

La cercanía de Correa y Peñailillo comenzó cuando éste era jefe de gabinete de Bachelet. En ese entonces, el ex ministro Francisco Vidal los presentó, luego del demoledor informe por subvenciones educacionales que publicó la Contraloría. Las relaciones eran tirantes, por lo que definieron acercarse mediante un encuentro informal.

Desde ese entonces son amigos. Comentado fue un cumpleaños del ex ministro celebrado en el Liguria de Luis Thayer Ojeda hace exactamente diez años, un 12 de diciembre. Entre todos los líderes de la entonces Concertación, parlamentarios y asesores de Palacio, se encontraba Correa. En broma, los asistentes hablaban de un acercamiento político con el Ejecutivo.

Sus vínculos con la centroizquierda también se mantuvieron tras salir de la Contraloría. Con Carlos Mackenney -consejero del CDE y cercano a Bachelet- abrieron una oficina de abogados, que se formó a través de una “comunidad de piso”, dentro del estudio que tenían en ese entonces José Antonio Viera-Gallo y José Miguel Insulza -quien era secretario general de la OEA en ese minuto-, en calle Antonio Bellet. Pese a esto, la sociedad terminó hace algunos meses debido a que Mackenney debía inhabilitarse en diversas materias.

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