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29 de Mayo de 2014

Plan Microcentro de Buenos Aires

El ejemplo de Buenos Aires, junto a otros varios planes y proyectos que ya están en marcha en Sudamérica, sin duda entusiasman. Humanizar las ciudades también empieza a ser objetivo de autoridades y gobiernos locales de este lado del mundo.

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El distrito central de negocios –o microcentro- de Buenos Aires en Argentina, recibe diariamente una población flotante de alrededor de un millón de personas. Esto trae como consecuencia cientos de miles de vehículos transitando en acotados tiempos por este sector de la ciudad porteña.  Para los peatones, las veredas se han hecho cada vez más estrechas y los espacios públicos escasos.

El transporte público en superficie pasa a duras penas por las estrechas calles céntricas de Buenos Aires, muy cerca de las personas que circulan por las veredas, complicando aun más el transitar peatonal. La particular belleza de las construcciones de Buenos Aires se asoma tras un sinnúmero de carteles publicitarios, automóviles y buses. A simple vista, la dinámica de este distrito financiero no dista mucho de la realidad de la mayoría de las áreas centrales de las ciudades contemporáneas: alta contaminación, congestión, desmedro de los espacios públicos y de las personas en general.

Este preocupante escenario pareciera que está llegando a su fin.  Al menos en las 200 cuadras que componen las 2 etapas del Plan Microcentro de Buenos Aires[1]. Las autoridades del Gobierno de la Ciudad han diseñado un proyecto de 3 años plazo, que pretende recuperar centro de la capital Argentina, poniendo especial énfasis en los peatones. El Plan Microcentro, que comenzó a implementarse en el año 2012, promete invertir la proporción actual del espacio destinado al automóvil, para desarrollar más y mejores espacios para las personas, mejorando sustancialmente la calidad de vida de los residentes del área central, así como también, las del millón de personas que llegan a trabajar ahí diariamente.

El plan tiene un costo aproximado de US$50 millones y está compuesto de 8 líneas acción: ordenamiento del tránsito y transporte, nivelación de calles, obras en avenidas y peatonales existentes, ordenamiento del espacio público, puesta en valor de edificios históricos, tratamiento de la basura, desarrollo de cultura y turismo,  y plan de seguridad.

Es así como ya se pueden ver las calles niveladas con la acera para dar continuidad peatonal,  restringidas durante gran parte del día para el tráfico automotriz, con límites máximos de velocidad no mayores de 15 km/hora y libre de transporte público (que fue trasladado a la periferia del sector). Se están expandiendo las bicisendas, revisando los permisos a los vendedores ambulantes y los de utilización de marquesina y letreros publicitarios en las fachadas (140 de estas fachadas serán  rehabilitadas). Junto con esto, se instalarán contenedores subterráneos de 5 mil litros para el depósito de residuos reciclables.

Sin duda alguna, la implementación de un plan como este –que pretende cambiar radicalmente el orden de prioridades en el espacio urbano y también por cierto, costumbres como la del uso indiscriminado del automóvil- representa un tremendo desafío para autoridades, vecinos, locatarios y ciudadanos en general. Lentamente, en opinión de Clara Muzzio, directora general de Regeneración Urbana del Plan Microcentro de Buenos Aires, este plan ha ido generando confianzas.

Al respecto, Muzzio nos comenta vía e-mail: “Al iniciar las obras en el 2012, la reacción primera de la ciudadanía fue de mucho escepticismo, ya que no sabía muy bien de qué se trataba el proyecto ni cuál era la duración de los trabajos que se iban a llevar a cabo. En el caso de los comerciantes, en particular, hubo muchas quejas, ya que la nivelación de las calles afectaba directamente su nivel de ventas”. Sin embargo, una vez terminadas las primeras etapas el comercio empezó un fuerte repunte en sus ventas, los oficinistas comenzaron a almorzar afuera de sus edificios y vecinos del sector se comenzaron a acercar a las autoridades para saber si el plan alcanzaba su cuadra o bien, si podría efectuarse en su calle. En cuanto a la vías de participación ciudadana, este plan decidió hacer un trabajo puerta a puerta para informar, levantar percepciones y opiniones en general. Paralelamente a esto, se utilizan diversas herramientas online donde las personas tienen la posibilidad de acceder a información actualizada de las obras y realizar sus consultas, sugerencias o reclamos.

microcentro1

En el mes de enero, Clara Muzzio estuvo en Santiago de Chile exponiendo el Plan Microcentro en el marco de la 2ª Escuela Ciudadana de Verano, organizada por la I. Municipalidad de Santiago, “Movilidad Urbana Sostenible: Un Reto par los Gobiernos Locales”. Esta instancia, donde también estuvieron invitados organizaciones civiles e instituciones gubernamentales como Bicibilízate, Ciudad Viva, Macleta, Pedaleable, Urbanismo y Territorio (UYT) e Infraestructura de Transantiago, sirvió para reunirse a conversar y debatir sobre diversos métodos de movilización. En opinión de Muzzio, la invitación resultó tremedamente enriquecedora, tanto por la oportunidad de compartir la experiencia del Plan Microcentro como tambien la de ver y conocer los proyectos que se están desarrollando en Santiago con temáticas similares. “Tener la posibilidad de analizar y hacer una puesta común sobre temas en los que ambas ciudades están avanzando, fue un aporte muy valioso para poder seguir trabajando para mejorar la calidad de vida en nuestras urbes, haciendo de ellas espacios más inclusivos y sustentables”.

El ejemplo de Buenos Aires, junto a otros varios planes y proyectos que ya están en marcha en Sudamérica[2], sin duda entusiasman.  Humanizar las ciudades también empieza a ser objetivo de autoridades y gobiernos locales de este lado del mundo. Por otra parte, nos entregan interesantes luces de lo que va a ser la implementación de las ideas del desarrollo de las ciudades basadas en las personas en Sudamérica.

Antes y después de la calle Marcelo T. Alvear

Antes y después de la calle Marcelo T. Alvear

 

Estos planes están fuertemente ligado a los principios e ideas, que el arquitecto y consultor danés, Jan Gehl, ha paseado por el mundo y que le ayudó a convertir a Copenhague en un lugar reconocido mundialmente por su calidad urbana, desarrollada para las personas, y que promueve fuertemente el incentivo a la movilidad basada en el caminar y andar en bicicleta.

Sólo una nota al margen para tener en cuenta: es muy tentador asumir y aplicar principios sin contextualizarlos a las realidades particulares de cada ciudad.  Los escenarios de presupuestos, tiempos y capital humano escasos, “fricción” pública-privada y redes sociales débiles o inexistentes son constantes en nuestras ciudades y considerarlas, es sin duda parte fundamental para desarrollar ciudades para personas.

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Pero no todas las ciudades son iguales y a cada una hay que encontrarle sus respuestas. No es simplemente “Copenhaguizar” nuestras ciudades. Para ser elocuente, no basta con cambiar el paradigma del desarrollo urbano enfocándolo en las personas para “desarrollarle” nuevos espacios urbanos, sino que es indispensable considerarlas en su dimensión social más profunda para lograr coproducciones urbanas sustentables.

Dicho esto, sólo queda confiar en el éxito que Plan Microcentro de Buenos Aires y esperar que muchas ciudades sudamericanas se sumen a la urgencia de la humanización de nuestras urbes. Contextualizados sus principios, no tengo duda, desatarán sinergias que nos llevaran a vivir en mejores lugares, más saludables, seguros y sustentables.

 

[1] www.buenosaires.gob.ar/planmicrocentro

[2] http://gehlcitiesforpeople.dk/2013/11/19/urban-interventions-in-mar-del-plata-2

 

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