Roberto Izikson por desplome de confianza: “La relación entre la gente y la Presidenta se ha quebrado"

Ni el Transantiago, ni las muertes que provocó el tsunami. Ni el estancamiento en el crecimiento económico del país, las críticas de los apoderados a la reforma educacional o el desplome en las encuestas de la Alianza y la Nueva Mayoría. Nada, absolutamente nada, golpeó tan dramáticamente la credibilidad de Michelle Bachelet como lo hizo el caso Caval, la Presidenta electa con un 63% de los votos y que terminó su anterior mandato con un 80% de aprobación.

Y es que el caso Caval que involucraba a su hijo Sebastián Dávalos y a su nuera Natalia Compagnon, en un opaco negocio con el propio Andrónico Luksic de intermediario directo, terminó por revertir todas las tendencias. Pese a que Dávalos renunció a ser Director Sociocultural de la Presidencia y luego al Partido Socialista, el daño a Michelle Bachelet fue considerable.

Así lo reflejó la encuesta Cadem de la semana pasada. “Lo que vimos fue una caída muy drástica en  la aprobación de la Presidenta. Cayó nueve puntos. Eso nunca había pasado”, dice Roberto Izikson, cientista político y gerente de Asuntos Públicos y de Comunicaciones de Cadem. “De alguna manera, esta caída estaba condicionada por el caso Dávalos y por el uso de tráfico de influencias. Pero también por el silencio de Bachelet”.

Pero luego, Bachelet habló y dijo que del caso de su hijo se había enterado “por la prensa”. Los resultados de la encuesta Cadem de este lunes, fueron lapidarios con la explicación de la Presidenta. El 71% de los encuestados que escucharon las declaraciones de la mandataria, consideraron que sus palabras no eran creíbles.  Algo completamente inédito en una figura política cuyos atributos de confiabilidad parecían incólumnes. Y algo que Izikson, que fue director de estudios en la Segpres del Gobierno de Sebastián Piñera, considera que será muy difícil de revertir “si no hay un cambio de actitud”.

-¿Por qué la gente no creyó en las palabras de la Presidenta?

-Tengo la impresión de que esto tiene que ver de nuevo con los silencios. Creo que la Presidenta se demoró mucho tiempo en hablar y tengo la impresión de que la conferencia de prensa que dio, donde ella afirma que no sabía, fue muy poco convincente. Fue una conferencia de prensa donde ella privilegió el rol de madre por sobre el de presidenta. Donde evitó condenar el caso. Fue poco enérgica. Más bien apeló a la empatía, a la confianza de los chilenos que habían votado por ella. El despliegue comunicacional de la Moneda ese día lunes fue poco convincente. Y considerando lo que pasaba hace un tiempo, era difícil que la opinión pública le creyera.

-¿Por qué a la Presidenta Bachelet ya no le funciona apelar a la empatía?

-Siento que hay otra cosa en juego. Lo que la opinión pública siente es que la Presidenta Bachelet ha sido poco humilde. En el primer gobierno la Presidenta logró generar una relación empática, de conectar con la opinión pública y si cometía errores, los corregía y de alguna manera iba encaminando así su gobierno. Nosotros hicimos una encuesta el año pasado, en junio, donde la gente consideraba que el primer gobierno de Bachelet ha sido  el mejor gobierno desde el 90’ en adelante. Así de fuerte era la relación que había. Y la impresión que tengo hoy día es que la relación entre la gente y Bachelet se ha quebrado. Porque la Presidenta ha insistido en sus reformas tal cual como las presentaron, cuando la opinión pública demandaba un cambio. Insistió en mantener a su gabinete cuando la opinión pública demandaba un cambio de gabinete. Entonces creo que la opinión pública en esta oportunidad esperaba un cambio de actitud y ella prefirió no hacerlo.

-Es decir, a la ciudadanía ya no le basta con el discurso con el tono maternal o empático, que mostró en su discurso.

-Ese tono empático es un buen tono para un segmento de población que es el que generalmente ha apoyado a la Presidenta Bachelet, las mujeres de los sectores más populares. El problema del gobierno es que el C3, el corazón de la clase media, se le movió. Y se le movió hacia el C1, C2. Y hoy dia las opiniones del C3 son más parecidas a las del C1,C2. Ese tono ya no le sirve. La ciudadanía está esperando otra cosa. En este caso una actitud mucho más decidida, mucho más presidencial, que hubiera criticado el hecho. Porque nunca lo criticó. Que ella hubiera dicho que ella le pidió la renuncia a Dávalos. Una actitud de más autoridad frente a un cargo que es completamente relevante.

Roberto Izikson:”La ciudadanía está esperando en este caso una actitud mucho más decidida, mucho más presidencial, que hubiera criticado el hecho. Porque nunca lo criticó”.

-La credibilidad era el colchón más fuerte que tenía la Presidenta antes del caso Dávalos. ¿Se terminó por quemar ese colchón?

-No sé si lo quemó definitivamente, porque si alguien ha demostrado capacidad de reencontrarse con la opinión pública, es la Presidenta Bachelet. Pero sin duda que es un daño significativo a su imagen. Y que le va a costar revertir en el corto y mediano plazo. La pregunta que es más importante es si es que la Presidenta va a estar dispuesta a demostrarle a los chilenos algún cambio de actitud.

-¿Cuánto afecta esta crisis a las reformas que pretende lograr el gobierno durante este año?

-Este gobierno depende mucho de la figura de la Presidenta Bachelet. Entonces cuando ella se ve afectada con tal magnitud, todo se ve afectado. Entonces esta encuesta muestra que el gabinete está con su nivel de aprobación más bajo desde que empezamos a medirlo en su conjunto. Y las reformas se resienten, porque dependen mucho del capital político que tenga la Presidenta Bachelet para enfrentarlas.

-Con Bachelet damnificada, que era antes la única persona ligada al mundo político que estaba inmune a la falta de credibilidad, la crisis de confianza en la política se transformó en algo totalmente transversal. ¿Cómo se recupera esta credibilidad que es clave para el funcionamiento del sistema político? ¿Está en un estado terminal?

-La situación definitivamente es muy compleja. Pero el Senado, por ejemplo, creo que sería un espacio donde podría haber un punto de encuentro entre todos los actores políticos para una propuesta de futuro. Creo que es ahí donde hoy día deberíamos, al menos, poner nuestra atención. Porque no veo más espacios.

Roberto Izikson: “Las redes sociales han acompañado un mayor proceso de transparencia, de que las cosas salgan a la luz pública. La ciudadanía está más exigente y las redes sociales son expresión de eso”

-En el gobierno anterior de Bachelet no había un uso masivo de redes sociales. ¿Cuánto influyen estas en que la gente exija mayor transparencia y que el malestar con la clase política se generalice?

-Contribuyen, porque alientan una sensación de malestar, de descontento, de crisis que termina influyendo el debate público en la calle, en la casa, en los mismos medios de comunicación. Un ejemplo. En el gobierno de Piñera se debatió si es que el gobierno debía hacer un monitoreo de las redes sociales. El gobierno contrató el servicio y luego tuvo que echarlo para atrás porque el Congreso pegó un grito en el cielo. Hoy esto me parece absolutamente necesario. Las redes sociales han acompañado un mayor proceso de transparencia, de que las cosas salgan a la luz pública. La ciudadanía está más exigente y las redes sociales son expresión de eso. Los chilenos están más exigentes con la Presidenta Bachelet y con los gobiernos en general. El primer gobierno de Bachelet fue un gobierno sin Twitter. Y este es un gobierno con Twitter. El primer gobierno con Twitter le tocó a Piñera y le fue muy dificil. Ese es el cambio.

-En la encuesta de esta semana se muestra que ha aumentado la cantidad de gente que se considera como independiente ¿Hay algún actor político que se beneficie con esta crisis?

-Es difícil hoy día pensar en beneficios personales. Candidaturas como la de ME-O podrían beneficiarse, pero es complejo, porque él está hoy día tratando de incluirse dentro de la Nueva Mayoría. Yo tengo la impresión de que en términos electorales esta situación no beneficia a nadie. Si no que más bien pone una luz de alerta al sistema político y al voto voluntario. La verdadera prueba de esta crisis es cuanta gente va a votar en la próxima elección municipal.