La Unión Europea Brexintegrada: sus dimensiones y consecuencias
¿Qué pasará si esos nacionalismos independentistas afectan el orden interno de Gran Bretaña? Probablemente la desintegración interna pueda ser un factor de mayor riesgo que el hecho mismo de retirarse del establishment europeo.
Philippe Werner-Wildner es académico Universidad Gabriela Mistral
Incertidumbre. Es el concepto que lidera el ambiente mundial, pero particularmente en el Viejo Continente. El bullicioso Brexit se tomó la palestra desde hace ya varias semanas y el día jueves terminó por materializar las aspiraciones independentistas de Gran Bretaña. En esa perspectiva, resulta engorroso poder hacer un diagnóstico acabado del escenario venidero. Sin embargo, desde ya, es posible detectar ciertas implicaciones que nos permitirán armar parte del rompecabezas que tenemos frente nuestro.
Pareciera ser que la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea nos deja más preguntas que respuestas. Por ello podemos formular las siguientes interrogantes: ¿qué tan preparada está la UE para asumir la salida de su segunda economía? ¿Qué repercusiones latentes podemos apreciar respecto de los mercados internacionales? ¿Cuál será el futuro de la Unión Europea con esta sensible baja? ¿Es este evento la antesala de un quiebre en el paradigma de cooperación e integración que ha prevalecido en Europa desde la segunda guerra mundial?
Por lo pronto, existen dos dimensiones claras que, si bien tienen directa relación y comparten patrones conductuales, no necesariamente conforman un todo: distingamos la esfera económica de la política.
Desde la instalación del concepto de retirada de la Unión Europea, las especulaciones han sido infinitas. Sin embargo, esta historia recién comienza. Vamos a lo que sabemos: la volatilidad se tomó el mercado de las divisas. Las primeras repercusiones fueron asiáticas donde las principales bolsas, particularmente las japonesas, ratificaron grandes bajas que dieron paso al efecto dominó a nivel mundial. Por su parte, China se ha comprometido a mantener su política monetaria a objeto de no perder liquidez.
Los números rojos en Europa no han sido sorpresa respecto de lo que se esperaba si Gran Bretaña salía del club. La libra esterlina cayó más de 10%, nivel crítico que no se veía desde la década de los 80. Los índices españoles han sufrido de sobremanera la noticia lo cual repercutirá, posiblemente, en los intercambios comerciales. Wall Street amaneció con fuertes bajas; por ejemplo el Dow Jones perdió 2,54% entre otros.
No resiste mayor análisis afirmar que el escenario económico mundial sentirá las repercusiones de la nación británica. Europa es el mero reflejo de la inestabilidad del sistema bursátil mundial. Desde la crisis sub prime no ha logrado estabilizarse y dar señales de certidumbre. La tarea es ardua para un sistema económico y comercial que intentará mostrar que resistirá este nuevo balde de agua fría y que deja en jaque, nuevamente, el paradigma vigente.
La dimensión política también está fuertemente afectada. No olvidemos que la UE ha sido el modelo ejemplar de la cosmovisión de inclusión y cooperación dentro del sistema internacional. No ha habido una institución que haya logrado homologar intereses políticos y económicos como ella. Durante muchos años el Viejo Continente fue mirado por otros estados (particularmente occidentales) como el modelo para lograr el desarrollo, participación y crecimiento económico. Hoy vemos que el modelo está herido y en jaque.
A nivel doméstico inglés vemos que muchos han proclamado la independencia del Reino Unido después de muchas décadas atados a un sistema que ha destruido el progreso de la Gran Bretaña. Ahora bien, el lema de independencia le puede jugar en contra. Cabe destacar que el referendo tuvo grande detractores tales como Escocia e Irlanda del Norte. Ello podría implicar que estas naciones busquen la independencia de los británicos para, desde ahí, empezar a lidiar directamente con la Unión Europea.
Como podemos ver, la fragilidad del sistema internacional es extrapolable al nivel doméstico. Ya sea desde la óptica económica o política. Lo importante es poder apreciar las secuelas que dejará la “brexintegración” de la UE. Las oleadas nacionalistas son una realidad en Europa. Pareciera ser que las derechas más radicales se van a tomar el escenario. ¿Qué pasará si esos nacionalismos independentistas afectan el orden interno de Gran Bretaña? Probablemente la desintegración interna pueda ser un factor de mayor riesgo que el hecho mismo de retirarse del establishment europeo. En consecuencia, somos testigos de la prevalencia de la lucha por los intereses nacionales por sobre el de la interdependencia: ¿la Real Politik ha sido desenmascarada?