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4 de Octubre de 2018

Buddy Richard: “Decidí no hacer más música, porque cambió el sistema y no me adapto al formato digital”

En extenso, el ídolo de la Nueva Ola habla sobre su trayectoria, su vida personal y los amigos que conoció en el escenario. “Con Álvaro Henríquez, cuando pegó la canción 'Tu cariño se me va' decidimos hacer un disco juntos. Me dijo 'hagamos un disco los dos'. Fuimos a mi casa de Villarrica por una semana a encerrarnos con los instrumentos. De los ocho días que estuvimos, compusimos uno y tomamos siete. Lo pasamos bien, pero no compusimos ninguna cosa. En fin, todas las bandas son iguales. Yo creo que los grupos evangélicos son los únicos que se salvan”.

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El Caupolicán está lleno y la chiquillada espera ver aparecer a su ídolo de juventud sobre el escenario. Vendedores de café, frutos secos y cabritas se pasean por el Teatro, el mismo lugar que en antaño albergó a incipientes artistas y sus respectivos fanáticos, cuando sus cabelleras aún no sabían de canas. El animador presenta a Buddy Richard. Se escucha a rabiar el aplauso impaciente. Los músicos del cantante de la Nueva Ola preparan el ambiente con un medley instrumental, que es sucedido por la aparición en escena del gran Buddy. Aplausos, gritos, chiflidos, le dan la bienvenida al cantante, que desplegó todo su talento para brindar un show memorable.

Terminado el show, El Dínamo estuvo en su camarín.

¿Qué quería ser cuando niño?

Yo admiraba mucho a mi abuelo que era ingeniero civil, andaba mucho en terreno con él. Trabajaba en regadío, con máquinas, tenía que hacer canales, túneles. Pasé mucho tiempo con mis abuelos. A veces me traían una camionada de arena, entonces, ahí hacía todos mis proyectos de ingeniería.

¿Cómo fue el paso de ese sueño a la música?

En esa misma etapa se hacían veladas en la noche. Había una nana que me enseñaba canciones y yo las cantaba delante de la familia. Era súper chiquito, tenía unos cinco años. Después, cuando era un poquito más grande, me empezó a gustar la música mexicana, tenía unos ocho años. Después paré porque me daba mucha vergüenza, nunca fui el cantante del curso, ni del colegio, ni de la parroquia, ni de nada. Yo sentía que tenía buen oído, me aprendía las melodías, las letras, pero eso era todo.

¿Cuándo le empezó a llamar la música?

Cuando era adolescente. Ahí escuchaba Rock & Roll, Elvis que era un ídolo, pero más me gustaba Little Richard, Ricky Nelson, Bill Halley y sus Cometas, que era el más bailable del Rock & Roll. Había uno que me llamó la atención, se llamaba Buddy Holly. Él fue uno de los más fuertes impulsores del Rock & Roll, Elvis grabó varias cosas de él. Los Beatles también, y lamentablemente ese muchacho, como a los 21 años, tuvo un accidente en una gira, en un avión. Se mataron tres artistas famosos, entre ellos también estaba Ritchie Valens, el creador de “La Bamba”. A mí me gustaba escucharlo, en honor a él me llamé Buddy Richard después.

¿Tuvo un instrumento de niño?

En esa época no había manera de acceder a un instrumento, no tenía ni siquiera una guitarra de palo, no había en el comercio, y si hubiera habido en Santiago eran inalcanzables. Mi abuelo era ingeniero civil, mi papá profesor primario, era muy raro ver instrumentos a la venta. No era como en otra época posterior que empezaron a entrar instrumentos por Bolivia o por Arica a Chile.

Foto: @cincoojos

Cuando entró a la Nueva Ola usted era un poco más joven que los demás. ¿Cómo los veía?

Al Pollo le decían “Cecilio” porque eran un poco parecidos sus estilos. A la Cecilia la conocí varios años después, la quiero mucho. En esa época, Cecilia podía llenar tres funciones en el Caupolicán: domingo a las tres de la tarde, otra a las siete y otra en la noche.

¿Qué significa para usted el Caupolicán? Estar esta noche tocando aquí con 55 años de trayectoria

Lindo, precioso, hoy el Caupolicán estaba bonito, lleno. Yo sé que cantándole a la gente lo que quiere escuchar, y haciéndolo bien con los músicos, no hay por donde no te vayan a aplaudir. La mayoría de los artistas que han cantado aquí en el Caupolicán lo llevamos en el corazón. El otro día, la Palmenia dijo que el dueño de aquí, don Sergio Venturín, decía “el artista que triunfa aquí, está salvado. Si no, mejor dedícate a otra cosa”. Es decir, era un circo romano, como pasar por el cedazo. El Caupolicán es el génesis del “Monstruo” del Festival de Viña. En los sesentas, un artista podía pasar un mal momento, no por malo, si no por nervios, se le olvidaba una letra por ejemplo y no te perdonaban.

¿Cuál es su relación con los cantantes de la Nueva Ola en la actualidad?

Bien, buena, pero las personas llegamos a una edad que no dan ganas de salir, no es lo mismo cuando uno es más joven. Antes de irme a Villarrica, estuve 10 años allá, mi casa en Las Condes, en los Hermanos Cabot, era el “Club de Toby”. Jugábamos mucho a la pelota, y después venía el desorden. Yo estaba separado, la cancha nos quedaba al lado, yo creo que jugábamos por cumplir. Ahí era habitué el Claudio Reyes, el Negro Piñera… ¡equipo pesado! También estaban los de otra generación,  el Negro Sepúlveda, Juan Antonio Labra, aunque Juanito iba más por la parte artística, siempre me preguntaba “oye qué te parece esto, me contrataron en Viña”. Yo, no por mi sabiduría musical, si no que por mi cancha artística, le decía “haz esto y esto otro”.

“Jamás imaginé que a Álvaro Henríquez le iba a dar algo tan fuerte”

Cómo se sintió con la versión de “Tu cariño se me va” de Los Tres, del disco La Espada en la Pared. ¿Cómo recuerda su participación en las grabaciones?

Súper bien. Fui con el Leo García, que es nuestro productor ahora. Para mí, Los Tres no existían, eran underground, los conocía la gallá universitaria. Lo anecdótico fue que Leo me dice “una banda necesita que la autorices para hacer un cover”. Le respondí que por supuesto, que fuera a mi casa, pero él iba estar grabando, y me pidió que me pegara un pique al estudio. Le dije que no, pero que en un rato más iba a estar grabando en el estudio del Caco Lyon una cuestión de la Nueva Ola para el Canal Siete (TVN). Iban a estar el Chino Pedreros, los Zabaleta, Peter Rock. Y el Leo me dice “¡ahí vamos a estar grabando con los cabros!”. Coincidentemente, en el estudio del Caco Lyon iban a estar Los Tres, y en otro sector, los viejos de la Nueva Ola.

Fui a firmar el papel y me presentó a los muchachos. Eran respetuosos, me dijeron “hicimos unas vueltas al tema ¿lo quiere escuchar?”, tenían una base. Lo escuché y pensé “está más rápido” pero les dije “hagan lo que quieran”. Después llegó el Álvaro de nuevo: “Don Buddy” (ahora me dice weón) ¿sería mucho invitarlo a grabar juntos?”. Yo le dije “no…ustedes son los rockeros”, pero Álvaro me dijo que para ellos sería bueno que yo grabara con el grupo. Le dije “mira, estoy terminando aquí, voy a mi casa, almuerzo, duermo una siestecita, pégame una llamada. Si se da la cosa, vengo. Y si vengo, te pido no tener que esperar que traspasen una cinta para allá y para acá. Llegamos y le damos”. Fui a mi casa y me llama una de mis hijas que estaba en la Universidad,  le pedí que me acompañara a grabar, pero no podía, pero cuando le dije que eran ellos me dijo “¿Los Tres? ¡Vamos!” Ahí me di cuenta del peso que tenían. Grabamos, y la canción empezó a pegar en las radios y a subir en los rankings, la tocaban por todos lados. No me lo imaginé, aunque me encantó la versión.

Foto: @cincoojos

Los Tres también grabaron su canción  “Despídete con un beso” en el disco “Freno de Mano”, también ha participado varias veces en la Yein Fonda, cuyo fundador es Álvaro Henríquez.

Esa canción le gustaba a Álvaro, la grabamos en vivo en una presentación de la Yein Fonda, llevo yendo todos los años. Esta vez me echaron porque se mejoró, me tenían por si no podía cantar el weón (risas). Entonces, les dije “no hay problema” y me fui a actuar a La Pampilla. Si no, habría cantado con ellos, a lo mejor había una cuestión económica. Si el Gonzalo (Henríquez) me dice “estamos medio apretados con los gastos médicos” yo cantaba igual. Es un trasplante, me imagino que no es barato.

¿Cómo recibió la noticia de sus problemas de salud?

Te voy a decir una cosa: con Álvaro cuando pegó la canción “Tu cariño se me va” y me invitaban a sus conciertos en Concepción, aquí, en el Teatro Providencia, un día decidimos hacer un disco juntos. Él ya tenía a Los Petinellis, se había ido Pancho Molina, el baterista de Los Tres, y me dijo “hagamos un disco los dos”. Fuimos a mi casa de Villarrica, por una semana a encerrarnos con los instrumentos. De los ocho días que estuvimos, compusimos un día y tomamos siete. Lo pasamos bien, pero no compusimos ninguna cosa. La verdad, jamás imaginé que a Álvaro le iba a dar algo tan fuerte, era bueno para tomar, pero él es joven, comparado conmigo es un niño. Yo era seco para tomar, pero estoy más tranquilo, además que ya pasé los setenta años, pero igual nos desordenábamos. Teníamos arriba de los equipos las piscolas, entrábamos a una tocata y salíamos curados. Y todas las bandas son iguales, o la mayoría, yo creo que los evangélicos son los únicos que se salvan.

¿Qué significan Álvaro para su carrera?

“Tu Cariño” pegó fuertísimo en los años setenta, en toda América, fue exitosa en todas partes, fue una canción que produjo mucho. Que Los Tres la haya resucitado es importante. Ese hecho es muy relevante en la carrera de un autor,  yo lo notaba en las planillas. Si tu canción “Tu cariño se me va” te dio dos millones en un momento, después bajó un poco, después alguien la metió en una serie, después salió en un comercial “La platita se te va”, y te vuelve a dar plata. Después las canciones dejan de generar ingresos, pero, si viene una banda rockera, la vuelven a tocar, se va para arriba otra vez, fue un acierto de ellos y de Álvaro.

De hecho, esa canción tuvo versiones en Argentina, Estados Unidos, Bolivia, Puerto Rico y Venezuela. ¿Alguna versión que le guste más?

En Puerto Rico, había un muchacho que la cantaba, era bien conocido en Centroamérica, Danny Rivera. Él grabó “Te necesito”, “Quiera Dios”. Había otro, Pecos Kanvas, venezolano, él murió. Pero ese me tenía hasta arriba por que salía una canción mía y la grababa, yo era un fantasma en Venezuela. Un día, Manolo Olalquiaga, periodista de la revista Ritmo, manager de Django y de varios artistas conocidos, me consiguió ir a un programa en Caracas, en la época que Venezuela era otra cosa, era uno de los países donde la televisión pagaba a los artistas. Ahí había un señor que se llamaba Salvador Bendayan, que era el “Don Francisco” de allá. Y el muchacho que me “pistoleaba” las canciones pertenecía a esa cadena de televisión donde estaba el animador. Me dijeron “vamos a llevarte el sábado, pero lamentablemente Bendayan no puede decir que tú eres el autor de esas canciones, porque el cantante es del mismo canal”. Cuando fui, vi que estaba lleno de niñitas, y empiezo a cantar “Tu cariño se me va” y ellas comentaban “¡La canción de Pecos!” luego canté otra y decían “¡otra canción de Pecos!”. Yo tenía las bolas hinchadas ¿me entiendes? Pero no se aguantó Bendayan, y dijo “este es el original” y me entrevistó, cosa que no hacían. Quizás fue un mal manejo mío, el haber hecho las cosas país por país.

“Mis músicos duermen en mi hotel y comen lo mismo que yo”

Después del concierto de hoy ¿Qué le gustaría decirle a tus fans?

Que les agradezco, que los quiero mucho. Porque, tal como lo dije hoy en el show (yo no hablo nunca en el escenario) pero, me emociona pensar que a los diecinueve años, pasé el colador del que hablaba al comienzo, y que hayan pasado 55 años y que la gente me siga queriendo. No todos son de esa época, he estado cuatro veces en el Festival de Viña, he salido muy bien parado, la gente se va sumando. Les diría que muchas gracias por todo lo que me han sostenido en el tiempo. Trabajo mucho en los casinos, así que los veo bastante, a veces se hacen los “meet & greet” y ellos están minutos antes de salir. Son fans de la época, tienen el longplay del “Teatro Astor”, por ejemplo. Es grato te fijas, me saco fotos con ellos y todo eso. Los casinos son una fuente de trabajo la raja para mí. A parte, enseñé a los gerentes de los casinos, que no canto con una sola guitarra, que no viajo en bus cama, que mis músicos van conmigo, vamos en avión por el día, y si hay que quedarse, los casinos tienen hoteles la raja, y mis músicos duermen en mi hotel y comen lo mismo que yo.

Si tuviera la oportunidad de grabar música muy distinta a la que ha grabado hasta hoy ¿en qué estilo le gustaría incursionar?

En cualquiera menos en el reguetón. Reguetón te hago 10 en un rato, es broma, no grabaría reguetón, ya no me viene. Ves tú, porque hay que bailar. Lo único que me gusta del reguetón, son los videos, por los potos que salen ahí.  Hablando en serio, decidí no hacer más música, porque me cambió el sistema y no me adapto, me refiero a que ya no hay un disco físico, que yo le entrego a la radio y ellos lo toquen. Ahora hay que bajar la weá y no sé de dónde, no me preguntes. No entiendo cómo te pagan tampoco por eso, dicen que por cada descarga te pagan, pero no lo entiendo.

¿Con qué grupo o cantante chileno que no hayas trabajado te gustaría grabar?

El otro día, Tomás Mosciatti, de Radio Bío Bío, me dijo “¿Te gustaría grabar con Mon Laferte?” Yo la conocí chiquita, nos tocó estar juntos en un show. Ella no dijo que se iba a México y estaba a punto. Encuentro que tiene talento. Yo sé lo que cuesta, se sacó la cresta, creo que estuvo diez años ¿no? Cantando en bares y cosas así. Sus canciones son bonitas y entretenidas, son para pegar. Grabar con ella sería entretenido.

Foto: @cincoojos

¿Cómo se dio la invitación a cantar la canción “Mala” con Guaripolo de 31 minutos? ¿Cómo fue para usted esa experiencia?

Me gustaban los 31 Minutos, creo que una de mis hijas lo veía en la tele. Uno de los Ilabaca, de los Chancho en Piedra, que son autores de las canciones, me contactaron. Cantamos esa canción divertida, me encantó. Fue súper buena la experiencia. En el programa de Chilevisión “Pasapalabra” me estaban adivinando a mí, y dieron una pista: “Ganó un concurso de música” y yo dije, “de adonde, si no me han dado ningún premio” ¡pero sí! gané el Rojo Vip, ahí estaba el concurso de música. Después Julián dijo: “Grabó con Guaripolo” y era verdad, pero parece que ahí dijeron “Cielo”.

El 5 de octubre se cumplirán 30 años del plebiscito en Chile. ¿Cómo recuerdas esos días?

Me acuerdo del día del plebiscito, la tensión que se produjo porque no daban nunca los cómputos, se especularon muchas cosas. El General Matthei, iba entrando a la Moneda y fue el primero que dijo algo así como “esto está perdido, para qué seguimos”. Hasta ese momento todavía había misterio, él iba a una reunión a la Moneda.

Foto: @cincoojos

Este año en los premios Pulsar compartiste escenario con Álvaro López de Los Bunkers.

Coincidimos en el escenario, él cantó una canción y yo otra. A él lo conozco por medio de Álvaro Henríquez, de Concepción, hemos tenido ensayos con los Bunkers, con los originales que son hermanos, antes que se separaran. Así es que nos conocemos hace varios litros. Los de Concepción son buenos para el copete.

Italo Passalacqua falleció a los 72 años. Fue un reconocido crítico de cultura y espectáculos. ¿Le tocó ser criticado por él alguna vez?

Lo siento, lo siento mucho. A mí me trató muy bien, él era muy especial, me trataba con respeto, nunca me criticó mal. En Viña, la penúltima vez que estuve, me acuerdo que me fue re bien y todo, y me dijo “no me gustó el terno”. Lamento que por ese accidente que tuvo todo esto haya pasado, si no, estaría aquí.

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