Las primeras moscas de la especie Apocephalus borealis fueron descubiertas en 2008 por John Hafernik, profesor de la Universidad de San Francisco, cuando millones de abejas empezaron a desaparecer de sus colmenas sin dejar ningún rastro y sin un motivo claro. El culpable de este enigmático comportamiento resultó ser esta pequeña mosca parasitaria, cuyo tamaño es menor que el de sus víctimas.
Los parásitos atacan a abejorros, abejas y avispas, depositando en ellos sus huevos. Al desarrollarse, las larvas atacan el cerebro de la abeja receptora, causándole desorientación y movimientos erráticos. Algunas abejas infectadas pueden abandonar la colmena por la noche, perdiéndose a miles de kilómetros de su casa.
“Se convierten en zombis”, explica Hafernik, agregando que las abejas infectadas viven pocas horas tras la aparición de los primeras síntomas y que esta especie de mosca se está expandiendo por Estados Unidos.