Estudiantes chilenos según informe OCDE: resilientes, pero altamente ansiosos
El ansia está relacionada con las clases y las evaluaciones, lo que sugiere la necesidad de estrategias para mejorar el bienestar emocional de las y los estudiantes. A su vez, Chile y Perú, reportan los niveles más altos en el índice de satisfacción en la relación con sus profesores.
Por Camila Luengo
El estudio se aplicó a 3.631 estudiantes de 15 años, 660 docentes y 1.005 apoderados(as) en 97 establecimientos del país. AGENCIA UNO/ARCHIVO
Por primera vez en Chile, la Agencia de Calidad de la Educación aplicó el Estudio sobre Habilidades Socioemocionales en Estudiantes (SSES, por sus siglas en inglés), una evaluación internacional de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que evalúa el desarrollo de habilidades socioemocionales de jóvenes de 15 años y su relación con variables sociodemográficas e índices de bienestar y salud.
Uno de los resultados más alentadores para Chile es el nivel de resiliencia. Esto es, los jóvenes de 15 años pertenecientes a grupos socioeconómicos y culturales desfavorecidos que tienen resultados educativos por sobre el 75%. Junto con Perú, Chile muestra el mayor porcentaje de jóvenes resilientes de la muestra, con un 12.4%, superando el promedio OCDE del 11%.
Para Fabiola Isperguertt, directora de Aseguramiento de la Calidad en la Corporación Educacional San Isidoro, esto tiene mucho que ver ser chilenos.
“No es extraño que Perú y Chile tengan los porcentajes más altos, se podría indicar que sería parte de nuestra idiosincrasia. El hecho de que Chile tenga un alto porcentaje de estudiantes resilientes podría deberse a que la cultura de nuestro país puede fomentar la perseverancia, la solidaridad y la determinación, que pueden influir en la forma en que los estudiantes enfrentan las dificultades”, declaró.
En el mismo estudio, un 79% de los estudiantes afirmó estar de acuerdo o muy de acuerdo con la frase “Me siento ansioso(a) por fracasar en la escuela” versus el 62% del promedio.
Para la especialista, esta presión es posible que tenga relación con las exigencias que representan la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES), la evaluación de la trayectoria educativa en la Enseñanza Media a través del NEM y el factor del Ranking, que evalúa la posición relativa de las notas del estudiante en comparación con las de tres generaciones anteriores de su colegio para la postulación centralizada a las universidades.
“La combinación de estos elementos, PAES, NEM y RANKING, puede generar una mayor ansiedad entre ellos, alimentando el temor al fracaso los estudiantes sientan alta presión académica. Por otra parte, la naturaleza competitiva del entorno escolar puede llevar a los estudiantes a compararse constantemente con sus compañeros y a sentirse ansiosos por no estar a la altura de ciertos estándares de éxito”, detalló.
Además de la presión académica, la ansiedad de los estudiantes se puede deber a la cultura del logro, las expectativas familiares y sociales, la falta de apoyo emocional y la naturaleza competitiva del entorno educativo.
Agregó que “si bien en Chile se trabaja en beneficio de la autoestima académica y motivación escolar, los estudiantes que no reciben el apoyo emocional adecuado en casa o en la escuela pueden experimentar una mayor ansiedad por el fracaso. La falta de recursos emocionales y la ausencia de un ambiente de apoyo pueden hacer que los estudiantes se sientan solos en sus temores y preocupaciones”.
En el mismo ítem, las mujeres muestran 5.6 puntos más de ansiedad que los hombres. Esto puede responder únicamente a los estereotipos de género, ya que no existen diferencia en los estándares de aprendizaje y calificaciones.
“Las mujeres pueden sentir una mayor presión para demostrar competencia y excelencia académica para desafiar los estereotipos negativos sobre su capacidad intelectual. De hecho, ocurre con el aprendizaje de la matemática, donde tradicionalmente se asume que los hombres son mejores en esta área”, dijo Isperguertt.
Añadió que “las mujeres a menudo enfrentan una carga adicional de responsabilidades, tanto en el ámbito académico como en el doméstico, lo que puede contribuir a niveles más altos de estrés y ansiedad, porque tienen menos tiempo para dedicar a sus estudios y por ende se sientan menos preparadas a la hora de realizar las evaluaciones”
Otros resultados relevantes del informe OCDE
Las y los estudiantes chilenos reportan el nivel más alto, junto con Perú, de satisfacción con la relación con sus docentes (52,1 versus 49,4 en el promedio internacional), destacando un ambiente propicio para el aprendizaje y el desarrollo personal.
Según la especialista en educación, esto se explica por la Reforma Educativa en Chile. “Este enfoque, que lleva más de diez años en implementación en el país, tiene el potencial de crear una cultura educativa que fomente relaciones positivas y respetuosas entre profesores y estudiantes. Las interacciones cercanas y de apoyo entre profesores y alumnos pueden generar un ambiente de confianza y colaboración que contribuye significativamente a la satisfacción de los estudiantes”, afirmó.
Por una parte menos positiva, internacionalmente las y los estudiantes desaventajados socioeconómicamente presentan niveles menores que las y los aventajados en las Habilidades Socioemocionales evaluadas, sobre todo en Creatividad, Tolerancia, Asertividad, Curiosidad y Sociabilidad.
Esto porque “desafortunadamente, el nivel socioeconómico tiene un impacto significativo en diversos aspectos de la vida. A medida que el nivel socioeconómico disminuye, se observan más efectos negativos en áreas como el rendimiento académico, la calidad de la alimentación y el desarrollo del lenguaje. Este patrón se refleja también en el ámbito de las habilidades socioemocionales”, explicó.
Manifestó también que las familias con mayores recursos suelen tener acceso a una gama más amplia de oportunidades educativas y culturales, como libros, materiales educativos y viajes, lo que puede fomentar la curiosidad, la creatividad y la sociabilidad desde una edad temprana.
“Estos hogares tienden a proporcionar un entorno más estable y seguro para el desarrollo emocional de los niños, con adultos que brindan apoyo emocional y modelos positivos de comportamiento, lo que puede ayudarles a desarrollar habilidades como asertividad y tolerancia”, declaró.
Por otro lado, los niños que provienen de entornos socioeconómicos desfavorecidos pueden enfrentarse a mayores niveles de estrés debido a la inseguridad económica, el desempleo de los padres, la falta de vivienda estable o con un espacio en su casa para estar concentrados en una actividad creativa, por ejemplo. Este estrés crónico puede afectar negativamente su desarrollo socioemocional y su capacidad para relacionarse efectivamente con los demás.
“Es fundamental implementar políticas que promuevan la equidad en el acceso a recursos educativos y sociales, así como programas que brinden apoyo adicional a los niños y familias que enfrentan desventajas socioeconómicas. Esto puede incluir iniciativas para mejorar la calidad de la educación en comunidades desfavorecidas y programas extracurriculares accesibles, junto con servicios de apoyo familiar”, concluyó.
Sobre la evaluación SSES
En la aplicación 2023 del SSES participaron 16 países o ciudades, de los cuales cinco son latinoamericanos: Chile, Perú, México, Sobral de Brasil, y Bogotá y Manizales de Colombia.
En Chile el estudio fue aplicado entre el 15 de mayo y el 13 de junio de 2023, cumpliendo plenamente los estándares técnicos solicitados por la OCDE.
Al igual que el resto de los estudios internacionales, esta evaluación proporciona datos válidos, confiables y comparables, lo que permite observar los resultados de Chile respecto a los de otros sistemas educativos del mundo.
