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19 de Marzo de 2013

5 claves para entender el corralito que afecta a Chipre y sacude a Europa

Pese a ser una pequeña nación con no más de un millón de habitantes, la "crisis sistémica" que enfrenta la economía de la isla de Chipre, es la misma que desde el primer rescate de Grecia, la Unión Europea ha tratado de evitar y prevenir. ¿Los más afectados? los ciudadanos y sus pequeños ahorros.

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Cuando parecía que la Eurozona había aprendido de sus errores, irrumpe un nuevo drama económico desde Chipre, un país con no más de un millón de habitantes y socio de la moneda única desde 2008.

El problema de Chipre es simple. Tal como Irlanda o España esta nación hoy hace frente a un sistema bancario sobredimensionado y que además es víctima de reglas financieras cercanas a las de un paraíso fiscal y por si esto fuera poco, el panorama se complica aún más de la mano de las pésimas inversiones de otros países como Grecia. 

Aunque el país no debiera generar un grave problema a la Eurozona por su tamaño, los responsables de la moneda única han conseguido hacer de él un ejemplo de “crisis sistémica”, la misma que desde el primer rescate de Grecia se ha tratado de evitar y prevenir.

La incertidumbre sobre la fórmula final y los reproches cruzados este lunes sobre el plan de rescate de Chipre convierten a la solución encontrada en un problema de gestión. Ya no un problema de especulación financiera, como en otros momentos han vivido otros países, ni tampoco un problema de financiación, sino de la propia decisión lograda para atajar el problema.

Entre otros problemas, la solución final no está clara. El Eurogrupo acordó el pasado sábado un rescate de 10.000 millones de euros para Chipre. A cambio, las autoridades chipriotas se comprometieron a aplicar una tasa del 6,75% a los depósitos de menos de 100.000 euros y del 9,9% a los que superan este umbral con el fin de reducir el coste del plan de ayuda. Con estas medidas se calculaba una recaudación de unos 5.800 millones de euros.

Sin embargo, en su reunión por teleconferencia de este lunes, los ministros de Economía de la eurozona pidieron a Chipre que excluya a los pequeños ahorradores con menos de 100.000 euros (la cantidad teóricamente garantizada por la normativa de la UE) de la tasa sobre los depósitos que debe aplicar a cambio del rescate.

En todo caso, el Eurogrupo exige a Nicosia que mantenga la recaudación prevista de 5.800 millones de euros, lo que significa que tendría que aumentar la quita a las cuentas de más de 100.000 euros.

¿Por qué es problemática esta decisión? ¿Cuáles son los errores que hacen temer un efecto contagio? Aquí los detallamos:

1.- Los depósitos no están garantizados:

La exigencia de una tasa sobre los depósitos es una decisión política. Es la primera vez que un rescate de un país se articula de esta manera. En el caso de Grecia, Portugal o Irlanda, se trató de desembolsos multimillonarios del Eurogrupo, las arcas de la UE y el Fondo Monetario Internacional. En el caso de Grecia, los acreedores privados se comprometieron incluso a sufrir una quita, es decir, renunciar a parte del retorno de su inversión. Se les consideraba co-responsables del problema, consigna el Huffintonpost.

Nada de esto ha ocurrido en Chipre, donde más de la mitad del rescate correrá a cargo de los ahorradores, ya sean residentes o no. A Chipre le corresponde ahora decidir quién sufre más las consecuencias en función del volumen del depósito. Pero el tabú ya está roto. En otoño de 2008, en la primera cumbre de jefes de Gobierno del Eurogrupo en París, los líderes del Eurogrupo decidieron garantizar los depósitos de hasta 100.000 euros. La medida estaba destinada a tranquilizar a los ahorradores y asegurarles que no tenían nada que temer. La decisión, por sorpresa, deja a otros países a la intemperie. Si no iba a pasar en Chipre, pero pasó… ¿qué garantía hay de que la eurozona cumplirá su propia norma de garantía de los depósitos en el futuro?

2.- Nadie se hace responsable de la decisión:

El presidente de Chipre, Nicos Anastiasadis, dijo este fin de semana que la fórmula del rescate era “la menos dolorosa”, acusando implícitamente a sus socios de proponerle alternativas todavía más duras. También se refirió a la herencia recibida de los anteriores responsables del país, ya que él sólo es presidente desde febrero.

A nivel europeo, los balones fuera fueron la norma. Berlín acusó al BCE y a la Comisión de la fórmula inicial, que penaliza a los depósitos menores de 100.000 euros. La Comisión se negó a dar explicaciones oficiales, pero sí recordó que la decisión se tomó por unanimidad. Otras capitales, como Madrid, se afanaron en recordar que ni España es Grecia, ni Portugal, ni Irlanda… ni ahora Chipre.

3.- El papel de Rusia:

Rusia, se ha visto muy implicada en el problema por los oligarcas que evaden impuestos a través de la pequeña isla de Chipre; de ahí que sobresalga como una pieza fundamental en la resolución del conflicto. Tanto el presidente ruso, Vladímir Putin, como el primer ministro, Dmitri Medvédev, criticaron sin rodeos la decisión.

“No andaremos con rodeos, esto (la quita) se asemeja a una simple confiscación de dinero ajeno”, declaró el jefe del Ejecutivo ruso, según agencias locales. A su vez, Putin tachó de “injusta, poco profesional y peligrosa” la medida, y se reservó acciones en el futuro.

4.- Los chipriotas pagan los platos rotos:

Los bancos chipriotas estarán cerrados hasta el jueves, las instituciones del país han sufrido un gran desgaste tan sólo una semanas después de unas elecciones; y los chipriotas pagarán con más austeridad los desmanes financieros de las élites del país. De hecho, la recaudación de la tasa (5.800 millones de euros) es equivalente al 82% de su financiación, como recuerda Bernardo de Miguel, corresponsal en Bruselas de Cinco Días.

5.- El regreso de la crisis de euro:

El efecto contagio vuelve a estar sobre la mesa. A los errores derivados de la gestión de esta crisis podría añadirse el extremo celo de los mercados financieros, que este lunes ya reaccionaron con un fuerte castigo a la bolsa y un repunte de la prima de riesgo, especialmente en países como España. El riesgo de una fuga de capitales de países en apuros y de que se desate la especulación de nuevo está sobre la mesa pese a los dolorosos esfuerzos de la Eurozona por evitarlo

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