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19 de Abril de 2016

El control de identidad en “zona de conflicto” bajo la mirada del ex sacerdote jesuita Luis García Huidobro

El ex sacerdote jesuita se pregunta si "¿estaría la ciudadanía dispuesta, bajo la lógica del que nada hace, nada teme, a que Carabineros pueda ingresar a cualquier casa y registrarla sin motivo? Esto todavía está reservado en la “Zona de Conflicto” para “los sospechosos de siempre”, pero, quién sabe, quizá para una próxima visita del señor Burgos se pueda convertir en algo 'de rutina'".

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El ex sacerdote jesuita Luis García Huidobro se refirió a la polémica por el artículo de la agenda corta antidelincuencia que establece un control preventivo de identidad, sus implicancias en la sociedad y en especial, su aplicación en territorio mapuche.

“Pensamos que el alto porcentaje de apoyo a esta iniciativa del Gobierno disminuiría bastante si el común de la gente tuviera la información de que Carabineros, por ejemplo, podrá –si quiere y sin dar motivos– abrirle sus bolsas de compras al salir del supermercado, o subirse al metro y pedir a todas las señoras que abran sus carteras, o en cualquier calle ponerse a registrar uno por uno todos los vehículos que pasen. ¡Si hasta Rodrigo Hinzpeter salió diciendo que el proyecto del Gobierno es demasiado amplio!”, sostuvo en una columna en El Mostrador.

García Huidobro explicó que “hace poco más de un mes, era común en Tirúa y Cañete, así como en Ercilla y Collipulli, que efectivos del GOPE realizaran este tipo de controles (del actual artículo 85 del Código Procesal Penal) a “los sospechosos de siempre”: comuneros mapuche y también a quienes de distintas formas solidarizamos con la lucha de este pueblo”.

“Pero el día 11 de febrero de este año el ministro del Interior visitó a Carabineros en la Provincia de Arauco. Mientras Burgos se reunía con los jefes policiales y los alcaldes en Los Alamos, el GOPE de Carabineros se instaló aparatosamente al menos en dos sectores de la carretera entre Tirúa y Cañete (Antiquina y Peleco) a realizar controles masivos. Desde entonces, estos controles se realizan varias veces a la semana en 5 sectores de la carretera”.

Junto con ello, “el Informe de Carabineros de Chile a la “Comisión de Seguridad del Congreso Nacional, por hechos asociados a Violencia Rural” del 12 de marzo, da cuenta de este nuevo modo de proceder policial. Entre las tácticas descritas se menciona: “Mantener presencia física activa, visible, en los sectores y puntos vulnerables. Ejecutar controles policiales en las zonas y puntos vulnerables (vehículos e identidad) (…) La “zona vulnerable” a la que se refieren es la carretera que une Tirúa con Cañete, no un fundo o lugar apartado. No es un sector en el que pueda ser sospechoso andar, pues es la única forma de movilizarse entre ambos pueblos”.

“Sin embargo, esta calificación de “zona vulnerable” convierte a toda persona que pase por ahí en sospechosa. Resulta irritante constatar, además, que las camionetas último modelo en que se moviliza la gente con dinero nunca son controladas ni allanadas, en cambio los vehículos antiguos en que se moviliza la mayoría de los comuneros mapuche, esos no se salvan. Sería muy relevante que se llevara la estadística de qué porcentaje de controlados son mapuche”.

“Otra argumentación que suele dar Carabineros para hacer sus registros es “estamos en Zona de Conflicto”. No sabemos qué significa legalmente esta denominación, que no encontramos en el Código Procesal Penal, pero Carabineros la usa a diario en los controles de identidad en Tirúa y Cañete. Hemos oído que hay grupos empresariales que están pidiendo para la zona un “Estado de Excepción”, pero no sabíamos que este ya se había aprobado y se llama “Zona de Conflicto”, expresó.

El ex sacerdote jesuita se pregunta si “¿estaría la ciudadanía dispuesta, bajo la lógica del que nada hace, nada teme, a que Carabineros pueda ingresar a cualquier casa y registrarla sin motivo? Esto todavía está reservado en la “Zona de Conflicto” para “los sospechosos de siempre”, pero, quién sabe, quizá para una próxima visita del señor Burgos se pueda convertir en algo ‘de rutina'”.

“El problema es que los parlamentarios legislan para ellos mismos y para sus amigos con una vara distinta que para el resto. A los parlamentarios nunca los van a considerar sospechosos los Carabineros (al contrario de la ciudadanía, que ya asumió que “son todos delincuentes”). A ellos nunca les van a dar vuelta los sacos de papas en la camioneta porque “qué tenís ahí”, ni los van a tener 20 minutos apuntados con subametralladora o boca al suelo por andar con una motosierra (herramienta necesaria para todo tipo de trabajo en el campo, y no solamente para “robarle madera a Mininco”) o por tener fósforos en el bolsillo (que además de quemar pinos sirven para prender la cocina o fumarse un cigarro)”, sentenció.

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