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23 de Noviembre de 2023

Patricia Politzer: “Cualquiera sea el resultado del plebiscito, este ciclo constitucional está cerrado”

La ex convencional perteneciente a Independientes No Neutrales asegura a EL DÍNAMO que votará En Contra de la propuesta de Constitución, ya que no cumplió con la promesa de ser "una que nos una".

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La periodista comentó que no se arrepiente de haber votado Apruebo a la propuesta de la Convención Constitucional. TWITTER.
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No haber podido impulsar más el diálogo con los convencionales de la derecha es la principal autocrítica que realiza la periodista Patricia Politzer cuando recuerda su rol como integrante de la Convención Constitucional.

La también escritora asegura que no se arrepiente de haber votado Apruebo el 4 de septiembre de 2022 y adelanta que lo hará En Contra el próximo 17 de diciembre.

En diálogo con EL DÍNAMO, Patricia Politzer asevera a la vez que si se desea evitar un nuevo estallido social no se puede seguir postergando la respuesta a las demandas ciudadanas.

Por qué fracasó el primer proceso

—¿Cómo evalúa con el tiempo transcurrido el proceso de la Convención Constitucional?

—Fue un proceso muy particular. Sin duda, la Convención fue la institución -con poder de decisión- más democrática que ha tenido Chile en su historia. La diversidad, en todos los ámbitos, religioso, étnico, político, cultural, social, lo convirtió en una experiencia única, en la cual personas que jamás se hubieran encontrado en una sociedad tan segregada como la nuestra, tuvieron que convivir, escucharse y respetarse, más allá de ciertos exabruptos que fueron magnificados por intereses políticos.

—¿Cuáles cree que fueron las razones que explican el fracaso de la primera propuesta de Constitución?

—Frente a un fracaso tan profundo, las razones son múltiples. Lo primero, un diagnóstico equivocado de la situación político, social y económica del país. El espíritu del estallido social estaba muy presente, pero no se interpretó correctamente. Más allá de un malestar generalizado (que sigue latente), las soluciones que se demandaban no siempre se entendieron de manera adecuada.

En medio del profundo desprestigio de la política, el alto número de convencionales independientes (entre los que me cuento) permitió menospreciar el valor del trabajo colectivo y la negociación política, indispensables en una instancia constitucional. Los convencionales nos dividimos más por la representación de movimientos sociales específicos, intentando satisfacer sus demandas, que por una mirada amplia de la sociedad en su conjunto.

Podría seguir enumerando razones como la escasez de tiempo, la falta de diálogo y flexibilidad, la comunicación deficiente del trabajo realizado, la millonaria campaña en contra del proyecto final…

—¿Haría alguna autocrítica?

La principal, no haber sido capaz de empujar más el diálogo con aquellos convencionales de derecha que estaban disponibles al comienzo del proceso y, también, haber cedido en ciertos temas que, si bien comparto, no debían estar en el texto constitucional y nos hacían perder apoyo y legitimidad.

—¿Qué opina del desarrollo del segundo proceso, qué análisis haría del trabajo del Consejo Constitucional y la Comisión Experta?

—El país sigue profundamente dividido y, en ese contexto, la Comisión Experta hizo un trabajo serio y riguroso, y logró llegar a un acuerdo transversal, en el que nadie saltaba de alegría pero tampoco se sentía pasado a llevar con asuntos que le eran inaceptables.

El Consejo arrasó con ese consenso para aprobar un texto a la medida de la derecha más extrema. Una vez más, la derecha dialogante fue devorada por el Partido Republicano.

“Una propuesta retrógrada”

—¿Calificaría a la actual propuesta de texto constitucional como refundacional?

La calificaría como retrógrada. Por ejemplo, es muy positivo que se defina el Estado de Chile como “social y democrático de derecho”, pero en el conjunto del texto resulta imposible llevarlo a la práctica. Entre otras razones, porque los derechos sociales garantizados por el Estado pueden ser provistos por el sector privado sin restricción al lucro.

En muchos países los privados se hacen cargo de estas garantías, pero no pueden lucrar con este negocio. Por otra parte, tanto el sistema de isapres como el de AFP, con todas sus complejidades y malos resultados, queda constitucionalizado y, por ende, muy difícil de cambiar.

—¿Ha tenido tiempo de interiorizarse sobre el nuevo proyecto de Constitución que se votará el 17 de diciembre?, ¿Qué le parece, cómo votará? ¿Cuáles son las razones?

—Votaré En Contra. Es un proyecto que no cumplió con la promesa de ser “una que nos una”. Es un texto que más cercano a un programa de gobierno que a una Constitución, que fija reglas del juego para permitir el debate democrático y las reformas que requiere la sociedad con el paso del tiempo.

—¿Cuáles son según su criterio los nudos o amarres más críticos de la propuesta?

—A mi juicio, una Constitución no puede evaluarse por algunos artículos sino por el todo, que marca el rumbo que el país desea para los próximos 40 o 50 años.

—¿Cree que se repitieron errores de la Convención?

—Son dos procesos muy distintos, desde sus reglas iniciales hasta su composición. En el resultado, ambas son maximalistas e ignoran la mirada de un sector relevante del país.

Cierre del proceso constitucional

—¿Considera posible cerrar la etapa constitucional o el proceso iniciado tras el estallido social? ¿Vislumbra un posible nuevo estallido?

—Hay que distinguir entre ambas cosas. Cualquiera sea el resultado del plebiscito, este ciclo constitucional está cerrado. Sin embargo, no hemos sido capaces de solucionar la crisis que provocó el estallido social con sus marchas multitudinarias y, también, su explosión violenta.

Para evitar un nuevo estallido, es indispensable responder a las demandas ciudadanas con eficacia, a través de la gestión gubernamental, leyes bien pensadas y reformas constitucionales pertinentes. Todo eso será más difícil si se aprueba este proyecto constitucional.

—Algunos personeros de Socialismo Democrático se manifestaron arrepentidos de haber votado Apruebo, entre ellos el comisionado experto Gabriel Osorio (PS), ¿Ha sentido algo similar? ¿Qué le parecen esas declaraciones?

No me arrepiento de haber votado apruebo. Más allá de sus defectos, era una Constitución con mirada de futuro, adecuada a los desafíos del siglo XXI. Era un texto mucho más fácil de mejorar a corto plazo que la que se propone ahora.

—¿Cuál cree usted que debería ser la posición del Gobierno ante el plebiscito del 17 de diciembre?

—Total prescindencia.

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