En 2024, Japón registró un número récord de nacimientos de bebés de padres extranjeros: 22.878 en total, lo que equivale al 3,2% de todos los nacimientos en el país. Así lo informó Nikkei Asia, citando cifras del Ministerio de Salud que muestran un aumento de más de 3.000 nacimientos respecto al año anterior y un crecimiento del 50% en comparación con hace una década.
Este incremento contrasta con la caída sostenida de nacimientos entre parejas japonesas, que descendieron en más de 41.000 en el último año. En este contexto, los hijos de extranjeros han comenzado a mitigar parcialmente el descenso global de la natalidad en un país que envejece rápidamente.
“La ayuda para los bebés extranjeros y sus familias es aún deficiente en muchas localidades“, advirtió Toshihiro Menju, profesor visitante en la Universidad de Estudios Internacionales de Kansai. “Necesitamos políticas para crear una sociedad donde los hijos de extranjeros, al crecer, hablen japonés, ganen lo mismo que los ciudadanos japoneses y puedan mantener a sus familias. De lo contrario, tendremos una sociedad dividida”.
En ciudades como Nishio, donde los nacimientos de hijos de extranjeros ya representan el 14%, se han implementado medidas como la contratación de intérpretes en guarderías. Narita, por su parte, ofrece materiales multilingües para ayudar a la integración cultural de los residentes.
Sin embargo, el auge migratorio y el nacimiento de hijos de extranjeros ha desatado tensiones políticas en Japón. En las elecciones legislativas de julio, el partido derechista Sanseito obtuvo representación significativa con su mensaje “Japón Primero“. Su ascenso ha presionado al gobernante Partido Liberal Democrático a endurecer su discurso sobre inmigración.
Pese a ello, voces como la del periodista Justin McCurry, corresponsal en Tokio del diario británico The Guradian, advierten que el cambio es inevitable: “Las descripciones de Japón como una nación cerrada están obsoletas“.
Con una población extranjera que podría superar el 10% en 15 años, el debate parece solo haber comenzado. Sin embargo, los rostros no japoneses en pueblos y ciudades ya no son una novedad, a lo que además se están sumando zonas rurales despobladas.