Estos ataques se producen en un momento de tensión entre el Gobierno de Bagdad y las autoridades del Kurdistán iraquí por la disputa de varias zonas y una crisis política desencadenada por las protestas de manifestantes en provincias de mayoría suní.
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El país es escenario de un repunte de la violencia con frecuentes ataques dirigidos contra objetivos chiíes y fuerzas de seguridad desde la retirada, en diciembre de 2011, de las tropas estadounidenses.
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Medios de comunicación locales informaron hoy de que el jefe de Estado ingresó anoche en el centro sanitario de Medinat al Tib en la capital por el coágulo cerebral.
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Las explosiones ocurrieron en las ciudades iraquíes de Al Hila y Kerbala, ambas al sur de Bagdad.
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Los heridos son de distinta gravedad, agregó que las explosiones, ocurridas en la ciudad de Kirkuk, causaron daños materiales en autos y edificios colindantes.
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Cerca de 500.000 personas ya han abandonado su país a causa del conflicto, cruzando hacia Turquía, Líbano, Irak y Jordania. Según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, los refugiados huyen a un ritmo de 2.000 a 3.000 por día en los dos últimos meses.
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Las protestas y revueltas en contra de intereses norteamericanos se extienden por Yermen, Egipto, Túnez, Irak, Irán y Gaza. En algunas ciudades se registran graves disturbios y ya se cuenta un muerto 5 heridos. La ola violenta partió en Bengasi, donde murió el embajador de EE.UU.
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A través de sus web, los islamistas, Al Qaeda aseguró que los ataques son en venganza por la muerte de "almas puras" y las torturas a presos suníes en las cárceles iraquíes.
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Al Hashemi, que está refugiado en Turquía, y su cuñado, Ahmed al Qatan, fueron declarados culpables de la muerte de la abogada Suhad al Obeidi, y de un oficial de la Policía y su esposa, según informó la televisión oficial Al Iraqiya.
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El suceso más mortífero se produjo cerca de ciudad de Al Emara, 370 kilómetros al sur de Bagdad, donde al menos quince personas fallecieron y cincuenta resultaron heridas por el estallido de dos coches bomba.
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