¿De verdad necesitamos una Cámara de Diputados?
¿qué nos aporta la Cámara de Diputados? ¿En qué nos beneficia su existencia? Tal vez vaya siendo tiempo de que comencemos a cuestionarnos en serio la conveniencia de mantenerla, e iniciemos el proceso destinado a prescindir de ella, en lugar de estar pensando, como pretende el Gobierno, en aumentar el número de sus integrantes. ¿Para qué? ¿Para tener un buzón más grande? Coincidirá usted conmigo en que podemos hacer uno de tamaño gigante, por muchísimo menos dinero.
Columnista