La soledad y el fracaso de Marco Enríquez
El marido de Karen no tiene ese poder. No tiene ni siquiera un sector fuerte detrás porque, en medio de su obsesión por llegar a La Moneda, se olvidó de que las ideas necesitan tener sustento electoral más allá de un bonito discurso. Prefirió seguir adelante sin tomar precauciones ni menos concretar alianzas estratégicas. No creía en la estrategia, sólo creía en lo que decía y la manera en la que lo decía, mirándose al espejo mientras su imagen no lo dejaba ver lo que venía atrás.
Columnista