El aniversario de este viernes está cruzado por los apremios de sus simpatizantes a opositores que califican las modificaciones de “lentas” e “insuficientes”.
Tras reemplazar interinamente a su hermano en 2006 y ser electo presidente por el Parlamento en 2008, el general de 80 años limitó los cargos en Cuba a dos mandatos de cinco años, periodo en el que tendría que implantar su proyecto de renovación, sin embargo sus reformas económicas se califican como insuficientes, pese a esto, Raúl se mantiene firme en su estrategia “paso a paso” en los cambios, “sin prisa, pero sin pausa”.
Se le acusa igualmente de no concretar la apertura, reforma migratoria y la ausencia de una política que incentive las inversiones de cubanos del exterior.
El hermano menor de Fidel también les dio a los cubanos el acceso a hospedarse en hoteles y comprar computadoras y electrodomésticos, así como eliminó otras “prohibiciones excesivas”. Su mayor actividad se concentró en la economía: convocó a un congreso del Partido Comunista que aprobó más de 300 cambios para “actualizar” el agotado modelo económico de corte soviético y hacerlo rentable.
Con una oposición interna dividida, Raúl encuentra la verdadera resistencia en la “burocracia” del sistema, que frena las reformas, y en la corrupción, una olla que destapó y que pese a acciones enérgicas no logra vaciar.
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