Si la cara del Papa Francisco parecía decirlo todo, su frase al recibir un crucifijo que emulaba la hoz y el martillo comunista, de manos de Evo Morales, fue aún más explícita: “No está bien esto”.
La escena captada por las cámaras de televisión y viralizada por redes sociales, dio mucho que hablar. Algunos criticaron el regalo del mandatario boliviano calificándolo de “excéntrico” o de “fuera de lugar”. Sin embargo, no todos sabían que detrás de este había una larga historia: la del sacerdote Luis Espinal, asesinado en Bolivia en 1980.
Espinal nació en España en 1932, pero los dieciséis años viajó a Bolivia como misionero. La experiencia con los más necesitados del país, lo hizo tomar una decisión irreversible: nacionalizarse boliviano y dedicarse por el resto de su vida a la lucha social. A través de la radio, la televisión, y a fines de los 70′ en su semanario “Aquí”, comunicó sus-siempre controvertidas- opiniones, en las que realizaba duras críticas a las élites del clero y una férrea defensa de las ideas socialistas. “Tal vez, tienen razón al hablar del opio del pueblo, porque hemos desencarnado nuestra fe”, dijo en una ocasión.
En 1980, comenzó a denunciar que los paramilitares de Bolivia preparaban un golpe de Estado, algo que finalmente sucedió y que tuvo en Espinal su primera víctima. Cuatro meses antes de que los militares tomaran el poder, Espinal volvía de una de sus máximas pasiones a las que dedicó gran parte de su vida, el cine, cuando fue secuestrado a una cuadra de su casa. Era medianoche. Luego de horas de tortura, que según la BBC incluyeron culatazos, golpes y quemaduras con plancha, fue asesinado en un matadero con 12 balazos.
El símbolo del Cristo crucificado en una hoz y un martillo, es una réplica de una figura que talló el propio Espinal, que según información del Vaticano, “simbolizaba su compromiso con las luchas sociales y su simpatía a las ideas del comunismo”. Por su parte, Francisco también homenajeó al jesuita, y realizó una oración donde “Lucho”, como era conocido en Bolivia, fue encontrado sin vida.

