Pudieron haberlo dejado sin postre, sin Play Station, sin internet ni televisión o por último haberlo mandado a encerrarse a su pieza. Pero dentro de toda la gama de castigos, los padres de Yamato Tanooka, un niño japonés de siete años, escogieron el más macabro: lo dejaron abandonado en un bosque.
El niño había estado, según sus padres, lanzando piedras a algunos autos y transeúntes durante un paseo familiar. Y para darle una lección, cuando iban de vuelta a casa, lo obligaron a bajarse del auto en medio de un bosque conocido por estar lleno de osos. El problema es que cuando volvieron a buscarlo, tan solo unos minutos después, el niño ya no estaba. Y lleva cuatro días desaparecido.
Policías, militares y civiles se encuentran buscando al menor que no dejó rastro y que bien podría estar sin vida. Ante la consecuencia de su acción, los padres de Tanooka hablaron con la prensa. “Hemos hecho algo imperdonable para nuestro hijo y hemos causado un montón de problemas para todos el mundo (…) Solo espero que esté a salvo“, dijo el padre a los medios japoneses, que obviamente han criticado duramente su método de enseñanza.