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La UC y el clásico: El baile de los que sobran

Por fútbol, probablemente ni siquiera valdría la pena ilusionarnos, la UC poco y nada muestra de buen juego, pero la gracia de este deporte es que de predecible tiene poco, y además, somos hinchas, y para los hinchas, poco importa la racionalidad. Por eso ante la U la fe está intacta.

Esta fiesta ya no tiene espacio para más invitados, y aunque estamos acostumbrados a siempre estar dentro de la lista, ésta vez sólo nos alcanza para el baile que Los Prisioneros denominaron de los que sobran. Nuestro protagonismo está limitado exclusivamente a arruinarle la fiesta a quienes hoy bailan con la bonita, y aunque puede ser de mal gusto, nos sobran razones para hacerlo.

Por fútbol, probablemente ni siquiera valdría la pena ilusionarnos, la UC poco y nada muestra de buen juego, pero la gracia de este deporte es que de predecible tiene poco, y además, somos hinchas, y para los hinchas, poco importa la racionalidad. Por eso ante la U la fe está intacta.

Hoy su defensa recupera más que la nuestra, sus volantes juegan más que los nuestros y sus delanteros hacen más goles que los nuestros, pero esto es un clásico, y nosotros somos Católica. Dos camisetas eternamente enfrentadas, y el cliché de que los clásicos son partidos aparte, hoy más que nunca debemos hacerlo nuestro.

Poco podemos ganar, es cierto, pero ellos sí tienen mucho que perder, y si los éxitos no son nuestros, bueno es que tampoco sean de ellos. Tenemos la oportunidad única de bajar del carro de la victoria al equipo sensación, y aunque el favoritismo sea ampliamente azul, la esperanza es nuestra.

Al mando de la U hay un técnico que conocemos. De juego pragmático, pero que mejor que nadie sabemos que sus equipos tienen momentos en que aflojan, y que cuando los partidos no se le dan las soluciones escogidas tampoco suelen ser las correctas. Que al mando de la U esté Lasarte, es sólo otro aliciente más para amargarles la fiesta.

Hacerlo depende de nosotros. Seremos visita y jugamos mal, pero aún así, y como durante todo el semestre los hinchas estaremos. Lo importante ahora, es que los jugadores también lo estén. Si varios han estado ausente hace meses, si su rendimiento por momentos parece el más flojo de sus carreras, para el clásico, lo único que les pedimos es que aparezcan.

No hay mejor ocasión para reivindicarse que ante el clásico rival. No es salvar el semestre, porque un partido no es suficiente y la mediocridad no va con nosotros, pero sí es la oportunidad de recuperar la dignidad. La presión de ganar la tienen los jugadores de la U para seguir luchando por el título, pero los nuestros, tienen la responsabilidad de demostrar que son dignos de vestir nuestra camiseta.

No vamos a ser campeones, probablemente ni siquiera vamos a jugar la liguilla, pero la historia de este partido va más allá de la tabla de posiciones. Ganarle a la U y complicar su opción al título puede ser una pequeña alegría en un semestre lleno de ilusiones, pero por sobre todo, puede ser la gran oportunidad de que el plantel de la UC demuestre con fútbol y corazón, que no son ellos los que sobran.

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