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Jorge Burgos, de tripulante a conductor

Burgos vuelve hoy vestido de conductor de tren, pero a diferencia de sus viajes anteriores, parece ser que esta vez sus nuevos maquinistas (Walker, Zaldívar y compañía) si están dispuestos a dejarlo dirigir, incluso si este liderazgo significa que el tren deba “desalojar” pasajeros y maquinistas “Descarriados”.

Inusual resultará presenciar un tren que pierde su riel, terminando descarrilado a un costado de las vigas y los durmientes (soportes). Seguramente serán muy pocos los desafortunados que a lo largo de su vida puedan ser testigo de un evento con tal baja probabilidad de ocurrir. Pero la política no se rige por las reglas de la física descubiertas por Newton, o por la teoría de la aceleración, fricción o fuerza de los cuerpos, la política se rige por las reglas del discurso, a través del cual se construyen escenarios y posteriormente realidades, son las ideas o posturas que se instalan en el discurso las que terminan transformado la realidad del receptor, y en ese escenario las probabilidades ya no juegan.

Qué duda cabe hoy por hoy, que el ex ministro Jorge Burgos jamás pudo dirigir el tren, a pesar de tener el uniforme y las piochas de conductor, las fuerzas centrípetas de la Nueva Mayoría solo le permitieron desempeñarse como tripulante, sin embargo, debió responder en innumerables ocasiones a la opinión pública desde la vocería del que; “maneja”, trabajo ingrato para quien debe coordinar un equipo de ministros, pero que en cierta forma permite entender las últimas declaraciones del ex ministro.

Burgos vuelve hoy vestido de conductor de tren, pero a diferencia de sus viajes anteriores, parece ser que esta vez sus nuevos maquinistas (Walker, Zaldívar y compañía) si están dispuestos a dejarlo dirigir, incluso si este liderazgo significa que el tren deba “desalojar” pasajeros y maquinistas “Descarriados”.

Sin embargo, la tarea no resultará fácil para el “conductor” Burgos, saltar de un tren en marcha para dirigir el propio jamás ha resultado una labor accesible, menos para quienes han demostrado históricamente sentirse cómodos en las batucas del ferrocarril en curso. ¿Será diferente esta vez?, Veremos sí un tren más pequeño, pero con tripulantes y pasajeros dispuestos a permitirle conducir, lo llevaran finalmente a destino, pero cuidado, porque un tren que pierde su riel no es solamente aquel que extravía la ruta, un tren que pierde su riel no solo deja de avanzar, sino que también es incapaz de “transportar” a su maquinista, tripulantes y pasajeros al destino.

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