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11 de Noviembre de 2016

Acuerdo de Kigali: el triunfo global contra los gases de efecto invernadero

Cerca de 190 países del orbe, incluido Chile, acordaron que los países ricos están llamados a actuar antes y con mayor rapidez que los pobres.

Por Ricardo Bustamante
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Ricardo Bustamante es Periodista, Magíster en Ciencia Política y Comunicación. Encargado de Comunicaciones en Fundación Terram.

La capital de una de las naciones más pobres del mundo, Ruanda, protagonista de un trágico historial de genocidio en los años 90, hace unos días fue escenario de un histórico acuerdo internacional en combate contra el cambio climático y el calentamiento global.

Se trata del llamado Acuerdo de Kigali, enmienda al Protocolo de Montreal (1987) sobre la protección de la capa de ozono, y que determinó -este 15 de octubre- la eliminación progresiva de los hidrofluorocarburos (HFC), gases de efecto invernadero, usados en frigoríficos y aparatos de aire acondicionado, considerados muy nocivos para el medio ambiente.

Además, los representantes de 190 países del orbe, incluido Chile, acordaron que los países ricos están llamados a actuar antes y con mayor rapidez que los pobres. A ciencia cierta, las naciones desarrolladas deberán reducir su producción y consumo de HFC un 10% antes de finales de 2019, en relación a los niveles de 2011-2013, y un 85% antes de 2036.

Un segundo grupo de países en vías de desarrollo, entre ellos China y los africanos, se comprometieron a iniciar su transición en 2024. Deberán alcanzar una reducción de 10% con respecto a los niveles de 2020-2022 para 2029 y de 80% para 2045. Y los países en desarrollo incluidos India, Pakistán, Irán, Irak y los países del Golfo, acordaron empezar en 2028, para llegar a una reducción de 10% con respecto al periodo 2024-2026 en 2032 y de 85% en 2047.

La organización internacional Climate Action Network (CAN), red a la que pertenece Fundación Terram, calificó el acuerdo como “un paso crucial hacia la restricción del calentamiento global y la acción climática más grande del año”. Ello, solo semanas antes que tenga lugar la próxima cumbre de negociaciones climáticas a nivel mundial, la llamada Conferencia de las Partes, en su versión 22 en Marruecos, y que en cuanto al objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5° C, va en consonancia con lo logrado precisamente en Kigali, que de cumplirse, la reduciría en 0,5° C.

Si bien, el panorama sobre las negociaciones climáticas viene mejorando, ello no puede dejar de soslayar la importancia que tiene que países, como Chile, eleven sus contribuciones nacionales (INDC) y aceleren los procesos de aprobación parlamentaria de sus metas. Lo que Chile aún adeuda, ubicándose por detrás de la mayoría de sus países vecinos en Latinoamérica, e incluso a la zaga de los grandes contaminantes del planeta, China y Estados Unidos.

Desde que el Protocolo Montreal entró en vigor en 1987 -del cual Chile fue uno de los primeros firmantes- las concentraciones atmosféricas de los CFCs (clorofluorocarbonos) más dañinos, así como de los hidrocarburos clorados, se han estabilizado en clara tendencia a la baja, consolidándose como un ejemplo de éxito en materia de cooperación internacional a favor del medio ambiente.

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