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24 de Enero de 2013

Premio Nacional de Historia 2012 :"El Estado debería entregar ciertas dosis de autonomía al pueblo mapuche"

Según Jorge Pinto, docente especializado en el conflicto mapuche, entregarles autonomía “no amenaza la integridad del Estado, sino que al contrario lo enriquece en tanto se reconoce el hecho de ser un estado plurinacional”.

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Fue este lunes, durante la entrega de los Premios Nacionales 2012, cuando el presidente de la República Sebastián Piñera hizo dos importantes anuncios respecto al conflicto mapuche, los que esperan cambiar el rumbo de una pugna que se ha agudizado desde el atentado incendiario que provocó la muerte del matrimonio Luchsinger-McKay, el pasado 4 de enero.

“Quiero hacer hoy día dos anuncios como Presidente de la República. He decidido poner máxima prioridad y urgencia al reconocimiento constitucional de los pueblos originarios. Y la creación de un consejo de nuestros pueblos originarios que sea realmente representativo de la tradición y la cultura”, dijo ese día el mandatario.

Sentado en primera fila en el acto al interior de La Moneda, uno de los galardonados escuchaba atento los anuncios de Piñera: Jorge Pinto, el Premio Nacional de Historia 2012 que se ha especializado en historia social y regional durante 29 años como docente de la Universidad de la Frontera, es uno de los académicos  que más conoce el conflicto mapuche en el país.

De hecho, uno de los últimos libros del doctor en Filosofía con mención en Historia de la Universidad de Southampton, Inglaterra, es precisamente La población de la Araucanía en el siglo XX. Crecimiento y distribución espacial.

En conversación con El Dínamo, Pinto explica que un reconocimiento constitucional de los pueblos originarios -el que “debería venir y es un paso más”-, es solo una de las demandas que las comunidades mapuche tienen y “que el estado puede conceder: pensar en una forma de autonomía en el marco de derecho que tienen las comunidades respecto a las acciones que ellos consideren pertinentes para impulsar el desarrollo”.

Según el Premio Nacional de Historia, entregarle autonomía a los mapuche “no amenaza la integridad del Estado, sino que al contrario lo enriquece en tanto se reconoce el hecho de ser un estado plurinacional”.

¿Qué otra demanda el Estado puede conceder?

-El primer paso es el reconocimiento. El segundo paso, y lo están pidiendo las comunidades,  son ciertas dosis de autonomía que ellos deben tener, también la recuperación de las tierras que aún no se les devuelven. Por último ellos están pidiendo que el Estado asuma los errores, los exprese y al mismo tiempo ofrezca disculpas por todos los abusos y repudios que han sido objeto a lo largo de la historia, una historia muy triste,  penosa. Yo lo hablo desde una perspectiva de un historiador no mapuche que ha constatado que esta historia del pueblo mapuche que es muy dolorosa.

Pero, ¿existe confianza del pueblo mapuche en las autoridades como para llegar a acuerdos? 

-Creo que las desconfianzas siguen latentes en la Araucanía. Hay mucha desconfianza y corresponderá en los que hoy están debatiendo, ir disipando esas desconfianzas, pero hay que avanzar. Manteniendo la diversidad deberíamos ser capaces de generar un proyecto colectivo, que respetando la diversidad sea capaz de pensar aspiraciones comunes para una región que necesita superar las dificultades a las que hoy se está enfrentando.

¿Cuál es la diferencia de esta instancia de conversación respecto a todas las anteriores?

-Veo algunas diferencias: en primer lugar los diálogos de hoy son producto de una coyuntura que nos ha impactado profundamente. En segundo lugar, creo que por primera vez en estos últimos años , hemos visto una gran cantidad de comunidades dispuestas al diálogo. En tercer lugar, organizaciones como la CAM han valorado estos esfuerzos y señalado que los hechos de violencia que han ocurrido son inaceptables y en último lugar, viejos dirigentes, como Aucán Huilcamán, José Santos Millao, dirigentes con experiencia han retomado esta senda del encuentro, del diálogo. En este momento están dadas las condiciones para que empecemos a buscar una fórmula para ir en una dirección distinta.

Hay quienes no creen en el diálogo con un gobierno que optó por militarizar la zona tras la muerte del matrimonio Luchsinger-McKay…

Yo no comparto esas medidas que ha estado tomando el gobierno, pero uno entiende las posturas de todas las personas. Uno entiende que los agricultores se sienten amenazados. La semana pasada tuve una conversación con algunos hijos de agricultores de la región y señalaban que se sienten hasta maltratados porque ponemos el énfasis en la justicia que tiene el pueblo mapuche en las reivindicaciones que están planteando, pero pedían de alguna manera se pusieran en el lugar de ellos. Yo entiendo que el gobierno se sienta presionado por ellos y esté adoptando medidas de esa naturaleza, habría que buscar otra fórmula que también genere tranquilidad para ambos sectores.

Entonces ¿la militarización en la zona es más una política de Estado que de este gobierno?

Es del Estado, nunca el Estado no ha sido capaz de entender qué es lo que pasa allá. Como me decían el otro día, el problema de este país es que todas las políticas se desarrollan en Santiago.

¿Debería existir una consulta ciudadana para realizar este reconocimiento constitucional?

Me imagino que el pueblo mapuche está por el reconocimiento, pero habría que consultarles a ellos. El gobierno debería generar los mecanismos pero para el reconocimiento no se necesita un plebiscito, sino que la voluntad política de hacerlo. Hay una identidad mapuche en La Frontera que se vive, que se siente, uno lo palpa en las comunidades, con tanta gente que uno convive.

¿Considera que es adecuada la cobertura de los medios de comunicación de Chile respecto del problema?
Por lo que leo en los diarios de circulación nacional y los canales de televisión y otros medios, yo creo que se han abierto, hay un espectro de opiniones. Afortunadamente en el país hay más sensibilidad sobre ésto y eso es un triunfo, hoy se está valorando su presencia, su cultura y al mismo tiempo admitiendo a que tienen derecho a las reivindicaciones que están planteado.

“DESDE SANTIAGO NO SE CONSIDERA DEL MISMO MODO LA MUERTE DE UN MAPUCHE QUE LA DE UN AGRICULTOR”

Hace unos días un centenar de historiadores y especialistas de universidades de todo el país, tanto públicas como privadas, entregaron una carta en La Moneda, donde muestran su preocupación por los “hechos de violencia ocurridos en la Araucanía”.

La misiva, la cuarta donde los académicos dan a conocer su opinión respecto al conflicto mapuche, desde enero del 2008,  además sostiene que ha habido una creciente “criminalización del pueblo mapuche.

Según Pinto, quien firma esta carta, la “criminalización” se ve reflejada en que “cuando se asesinó a Matías Catrileo, nadie habló de la militarización de la zona, nadie mandó más policías, no se habló de una Ley Antiterrorista, en cambio, y no estoy dejando de condenarlo con lo de Luchsinger, pero la reacción es distinta. Muchas veces desde Santiago no se considera del mismo modo la muerte de un comunero mapuche y la muerte de un agricultor, o las reacciones que han dejado aquello. Es una percepción, que hay una reacción inmediata, va el presidente de la república y los ministros. Todas las muertes son dolorosas y la vida de un comunero mapuche no vale ni más ni menos que la de un agricultor”.

Finalmente, el historiador señala que “no vamos a avanzar si seguimos profundizando en los dolores. Hay que buscar los entendimientos para una solución”.

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