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31 de Enero de 2014

Víctor Osorio, los claroscuro del ministro-periodista de Bachelet

Algunos describen al periodista que encabezará Bienes Nacionales como un "operador político" y un hábil negociador que en clandestinidad luchó contra la dictadura desde la FESES; mientras, sus detractores recuerdan un oscuro episodio que vivió en el extinto diario El Metropolitano.

Por Daniel Martínez / Carolina Rojas
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“No puedo creer que Víctor Osorio sea ministro de algo”. La frase es del periodista y escritor Rafael Gumucio a través de su cuenta de Twitter el viernes 25 de enero, cuando se dio a conocer la nómina de los ministros que acompañarán a Michelle Bachelet en el gabinete a partir del 11 de marzo.

La llegada del periodista de 48 años al Ministerio de Bienes Nacionales fue aplaudida por figuras del mundo progresista como Javiera Parada y Manuel Guerrero. Su nombre en la nómina tiene un cariz simbólico por ser el único representante de la Izquierda Ciudadana en llegar al futuro gobierno. Para otros el ascenso del profesional es un premio a la meritocracia y a 30 años ligado a la política y a la lucha social.

En su gremio, sin embargo, Osorio es menos querido, sobre todo entre sus ex compañeros del extinto diario El Metropolitano (1999-2002) que aún recuerdan de forma nítida el día en que renunciaron al periódico los directores y todos los editores del medio en protesta contra la censura a un artículo suyo sobre el rol de Augusto Pinochet en el golpe Estado. Curiosamente, Osorio optó por quedarse para luego asumir como editor.

Son los claros y sombras de quien se inició en la vida política como dirigente estudiantil y en 1985 fue uno de los artífices del Comité Pro Federación de Estudiantes Secundarios de Santiago (FESES), que revivió la movilización de los establecimientos para luchar contra la dictadura.

Víctor Osorio no es un técnico y sus competencias profesionales poco tienen que ver con la cartera que encabezará. Prueba de ello son sus declaraciones tras ser presentado por Bachelet: “Recién esta mañana me avisaron de mi designación, así que estoy viendo los temas, interiorizándome”.

Al pasar los días, ya probado el sabor del nuevo cargo, se apresuró a tomar postura para salir a decirque Bienes Nacionales “no es una inmobiliaria fiscal, sino que éste es un ministerio que debe estar al servicio de las comunidades y de la ciudadanía”.

Quienes lo conocen lo califican como un político hábil, mientras que sus detractores como un operador político que actúa “con agenda propia” para lograr sus objetivos personales. Osorio es -por ahora- presidente de la Izquierda Ciudadana (IC), partido político de solo 4 mil militantes fundado en 2012, y fue el responsable de entregar la lista de sugerencias de nombres que pidió la futura Mandataria a todas las colectividades. De ahí salió el suyo.

Esa nómina incluía a otros 17 postulantes: Gloria Maira -que esta semana fue nombrada subsecretaria del Sernam-, Pedro Felipe Ramírez -ex ministro del Presidente Salvador Allende- , militantes de regiones más desconocidos, como Óscar Vega y Javiera Ramos, entre varios otros.

¿Por qué fue convocado a Bienes Nacionales? Es la pregunta que muchos se hacen. Según algunos de sus cercanos, esa secretaría de Estado se relaciona directamente con el conflicto mapuche y él se habría mostrado como un gran defensor de la causa en los últimos meses, a pesar de no tener estudios o papers al respecto. Dentro del partido, no obstante, el principal articulador en esos temas es Pedro Felipe Ramírez, por lo que la califican como una “nominación rarísima”.

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Otro de Maipú

Osorio es soltero. No tiene hijos y vive sólo en Santiago Centro, a pasos del edificio que albergará su nueva oficina en el ministerio. Asegura que no se da grandes lujos y prefiere vivir “con mucha austeridad“. Al ministerio, dice, llegará a trabajar a pie, porque no tiene auto y declara que su vida son los libros y la música.

Como el ex presidenciable de la UDI, Laurence Golborne, Osorio se califica como un maipucino “orgulloso de una familia proletaria“, que tuvo que trabajar durante su juventud para pagar sus estudios de periodismo en la Universidad Arcis, colaborando para diferentes medios alternativos, haciendo encuestas y ayudantías.

Hasta su nombramiento, Osorio trabajaba en la Municipalidad de Maipú, haciendo asesorías en comunicaciones. Allí llegó por intermedio de su amigo Osvaldo Silva, actual jefe de comunicaciones del municipio, con quienes se conocen desde la época de la FESES.

Antes trabajaron juntos en una consultora en la Universidad Iberoamericana, donde Osorio más tarde fue director de extensión. En los últimos años el nuevo ministro ha estado desligado del periodismo político que ejerció en el diario El Metropolitano, La Nación y Agencia UPI.

Silva describe a su amigo como un hombre trabajólico, obsesivo y perseverante. Cuando se enteró que “el Vitoco” fue nombrado ministro de Bienes Nacionales, le pareció que se lo merecía. A ojos de su socio, Osorio es también un periodista ejemplar.  “Si hay que chequear diez veces un dato, él lo hace 11, por eso sus libros son expresión de lo mismo”, dice. También le añade el don de la transversalidad. “El grueso de sus amigos se encuentra en el mundo de las letras, en el mundo de las artes y en el mundo de los partidos políticos del progresismo, pero también tiene amigos en la derecha que lo quieren harto y lo admiran”, agrega Silva.

Bruno Pozo, periodista ex colega de Osorio en UPI, trabajó con él durante los últimos años de la década del noventa, también ofrece loas para el futuro ministro. Lo califica como un periodista “a la antigua”, esforzado muy comprometido con el tema de Derechos Humanos.

Junto al periodista Iván Cabezas, en 1995 Osorio escribió el libro “Los hijos de Pinochet” y en noviembre de 2011 presentó el libro “El Viaje Secreto de Hugo Chávez a Chile”. Cabezas destaca el aspecto de estratega de Osorio. “Será una buena pieza en el gobierno de Bachelet, en el Ministerio de Bienes Nacionales. Va a tener esta tremenda mirada estratégica para lograr acuerdos, creo que la Presidenta hizo un gesto en reconocimiento a esa generación”, puntualiza.

Otro personero que lo conoció desde la Feses y luego como periodista lo recuerda como un dirigente muy sagaz, con un gran sentido de oportunidad política, pero no como un profesional especialmente dotado. “No escribía muy bien, no era un periodista muy destacado por su prosa, pero siempre manejaba una cantidad de redes y discursos que resultaron muy sospechosos”, dice la misma fuente que lo recuerda con muchos contactos con el mundo militar también.

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Su cuestionado ascenso en El Metropolitano

Mientras Bachelet leía la nómina de futuros ministros, las redes sociales se colmaron de comentarios a favor o en contra de los designados. Osorio tuvo de ambos. Los más críticos provenían de sus ex compañeros del extinto diario El Metropolitano, al que se unió en 1999 cuando era un prometedor proyecto impulsado por el Grupo Hites y que encabezaban editorialmente el periodista Enrique Mujica, actual director de prensa de TVN, Juan Ignacio Brito, hoy decano de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de los Andes y Marcelo Godoy, actual director gráfico de Copesa.

Llegó allí como periodista del área de reportajes que editaba Mujica. El quiebre con el equipo que lo acogió se produjo en septiembre de ese año. En el contexto de la detención de Pinochet en Londres, Osorio escribió un artículo titulado “Las estrellas olvidadas del 11”, que relataba un hecho conocido: que el instigador de golpe en realidad fueron Sergio Arellano Stark y Oscar Bonilla y que el dictador titubeó hasta último minuto para adherirse.

El artículo encendió las alarmas de inmediato en la gerencia vinculada a la derecha. El secretario general del diario, Alfonso Ríos Larraín, entonces concejal UDI por Vitacura, decidió que el texto no saldría a circulación, determinación que fue apoyada por Patricio Ulloa, representante del grupo Hites en el periódico. En lugar de la nota de Osorio, en la edición del 11 de septiembre de 1999, salió un aviso a página completa de la película “Ojos Bien Cerrados”, de Stanley Kubrick, que se estrenaba por eso días.

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La molestia del equipo periodístico fue extrema. Se reunieron, lo conversaron y dos días después, los directores y editores presentaron su renuncia al diario, para solidarizar con la censura al artículo de Víctor Osorio. En total 14 personas abandonaron el diario: Mujica, Brito y Godoy, además de Eduardo Sepúlveda, Gabriel Vergara, Valeria Ibarra, Matías Rivas, Patricio Corvalán, Marcelo Saavedra, Pilar García-Huidobro, Max Montecinos, Jorge Marín, Carlos Salvo y Marcelo Duhalde.

Ese texto era inocuo, no decía nada muy relevante y no tenía sentido que lo censuraran”, recuerda uno de los renunciados. “La gente que se fue del diario no era izquierdista; había de todos los sectores. La conclusión del equipo fue que si censuraban a Víctor por un artículo tan inocuo, qué quedaba para el resto, podrían censurarnos en cualquier minuto”, comenta el ex periodista de El Metropolitano.

Curiosamente, pese a la solidaria defensa (y renuncia) de sus colegas, Víctor Osorio no abandonó la redacción de El Metropolitano. Se mantuvo por algunos días realizando su trabajo de manera normal y el 1 de octubre fue nombrado editor del área de reportajes; pocas semanas después despidió a una de sus compañeras. Otros se cambiaron de trabajo, como Javier Ortega, coautor de Bachelet, La historia no oficial y Legionarios de Cristo en Chile. La masiva migración del diario del Grupo Hites fue una oportunidad que el ex director de La Tercera, Cristián Bofill, aprovechó para reforzar el diario de Copesa.

Uno de esos periodistas recuerda que tras el episodio fue contactado por Osorio para regresar al diario. Y que fue tentado con una cifra “ridículamente alta” para volver,  porque necesitaban rearmar el equipo que quedó muy debilitado con las renuncias. “Me fui por principios, por defender el derecho de expresión. No iba a volver”, dice.

El periodista Rafael Gumucio también trabajó con él en esa época y coincidieron en los movimientos sociales de esa época.  Asegura que “todo lo que hizo en los 80 fue muy valiente. Pero en El Metropolitano todos nos fuimos por defenderlo y él se quedó. Y se convirtió en agente del directorio, según él por razones éticas”.

Consultado por este episodio, Víctor Osorio se defiende: “Pensé que no tenía otro horizonte de inserción laboral. Le pregunté a los jefes si les parecía apropiado quedarme trabajando y dijeron que sí. Yo quería dar una lucha desde adentro del diario. Pensé que era una espacio en que podría contribuir a colocar temas de interés público”.

Un ex miembro del equipo recuerda que tras el incidente Osorio  hizo sus descargos a través de una columna de opinión en que justificaba su decisión de quedarse y acusaba a los renunciados de defender intereses grupales. El ahora futuro ministro de Bachelet niega esa versión y asegura son mentiras que se han construido para perjudicar su imagen.

A seis semanas del cambio de Gobierno, Osorio dice que esa historia quedó atrás y que ya se encuentra armando lo que será su “círculo de hierro” en el ministerio de Bienes Nacionales. En el partido aseguran que parte de la mesa directiva y algunos de militantes podrían llegar a ocupar esas oficinas, gente de confianza con quien el futuro ministro “se sentirá cómodo”. Por ahora prepara su renuncia a la presidencia de la Izquierda Ciudadana, una petición expresa de la Presidenta Bachelet, pero un costo muy menor ante el ascenso al gabinete. 

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