Por más y más que predique, al parecer el autodenominado “pastor” Soto, tristemente célebre por sus agresiones homofóbicas y escándalos en la vía pública y el parlamento, no tiene salvación. En noviembre de 2015 había sido condenado a 300 días de presidio y a pagar una multa por haber agredido e insultado al líder del Movilh, Rolando Jiménez.
Cuando se dictó este fallo, Soto intentó agredir y amenazar al juez y no mostró ningún tipo de arrepentimiento por su actitud. Luego, la defensa del estrafalario religioso presentó un recurso de nulidad para anular la condena. Sin embargo este viernes, la Corte de Santiago lo rechazó.
Por tanto, el pastor deberá pagar por sus faltas. Ojala que esto le ayude a reflexionar sobre su actuar. O que al menos lo tenga un rato callado.