Secciones
País

Rodríguez Grossi, el nuevo ministro de Economía y su constante conflicto con el medio ambiente

El recién asumido ministro de Economía, Jorge Rodríguez Grossi, conoce bien esta cartera, la cual presidió durante el gobierno de Ricardo Lagos, entre junio de 2001 y marzo de 2006.

Desde ese ministerio protagonizó una controversia con senadores y grupos ambientalistas al pronunciarse a favor del megaproyecto Alumysa, de la empresa canadiense Noranda, una millonaria inversión en Aysén para una planta procesadora de aluminio, que requería la construcción de un puerto y tres centrales hidroeléctricas. Era el mayor proyecto ingresado hasta entonces al sistema de evaluación de impacto ambiental y los ecologistas estaban en alerta.

Rodríguez dijo en noviembre de 2001 ser partidario “de que se hagan todos los proyectos posibles en Chile. Es la única manera que tenemos de ir creciendo e ir generando nuevos empleos y por eso me niego a aceptar que hayan proyectos incompatibles”.

Según Emol, el secretario de Estado fue más allá y con tono enfático se preguntó: “¿Para qué sirve tener la zona más descontaminada del mundo si no hay nadie? (…) ¿Para qué quiero un país o un Aysén de santuario de la naturaleza si nunca lo vamos a poder disfrutar? (…) ¿Para qué quiero un lugar vacío de gente por mantener determinada naturaleza?”.

En ese momento, los diputados Guido Girardi (PPD) y Alejandro Navarro (PS) anunciaron que pedirían a la Contraloría determinar si Rodríguez Grossi faltó a la Ley de Probidad al haberse manifestado a favor de Alumysa.

En 2004, la organización ecologista Greenpeace le otorgó el premio H.D.P. (Habitual Destructor del Planeta) “por insistir que el proyecto Alumysa va traer sólo beneficios a los habitantes de Puerto Chacabuco y por favorecer a las grandes empresas en desmedro de cualquier otra consideración”. Finalmente el propio Presidente Ricardo Lagos le quitó el piso al proyecto.

Tras un breve alejamiento del aparato público con el cambio de gobierno, la Presidenta Michelle Bachelet lo nombró presidente de la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE), que enfrentaba una fuerte crisis. Pero en paralelo, Rodríguez Grossi volvió a la actividad privada, nuevamente de la mano de AES Gener, cuyo directorio integró entre 2007 y 2011. El vínculo con la empresa eléctrica es fuerte. En 2011 volvió a la presidencia del directorio de la empresa eléctrica Guacolda y en abril de 2014 lo designaron vicepresidente de Alto Maipo, donde AES Gener tiene el 60% y Antofagasta Minerals el 40%.

En Alto Maipo, Rodríguez Grossi revivió sus enfrentamientos con los grupos ambientalistas, que se han opuesto a la construcción. “En el país se ha ido acentuando una actitud de oponerse a todo, sin darse cuenta que al final nos estamos pegando un balazo en los pies. Los países que no progresan son justamente aquéllos que no captan inversión, que no crean puestos de trabajo y sin energía no vamos a tener inversión en otros sectores”, declaró en ese momento.

Alto Maipo es un proyecto que contempla una inversión de más de US$ 2.000 millones para producir 531 MW a través de una central de pasada en el principal río de la Región Metropolitana.

Notas relacionadas








Silvia Martínez de Narváez: en defensa del periodismo

Silvia Martínez de Narváez: en defensa del periodismo

La directora del prestigioso Premio Nacional Simón Bolívar, el Pulitzer de Colombia, habla de los 50 años del galardón reconociendo a los mejores periodistas de su país, de la importancia que tiene esta iniciativa para sostener la democracia y de los desafíos que enfrentan hoy los medios de comunicación en todo el mundo: “El periodismo se va a mantener, no hay manera de que vaya a ser reemplazado por influenciadores o individuos que se sitúan en el llamado periodismo ciudadano, que es algo que no existe”.

Felipe Ramos


Bienal de Chicago: tiempos de cambio radical

Bienal de Chicago: tiempos de cambio radical

Mientras el invierno avanza sobre el lago Michigan y la ciudad se ilumina con su resplandor habitual, la 6ta Bienal de Chicago invita a imaginar que la arquitectura puede operar como radar sensible, capaz de detectar las vibraciones de un tiempo que se va modificando a gran velocidad.

Jeannette Plaut