Datos obtenidos por la misión InSight de la NASA han permitido a los científicos descubrir estructuras ocultas en el interior de Marte. Un estudio publicado recientemente en la revista Science reveló que el manto marciano —la capa situada entre el núcleo y la corteza del planeta— contiene restos de colosales impactos ocurridos hace 4.500 millones de años, cuando el planeta y el sistema solar aún se estaban formando.
La misión InSight, finalizada en 2022, consistió en un robot geofísico que permaneció fijo en la superficie de Marte para estudiar su actividad sísmica. Aunque la misión concluyó, los datos recogidos siguen siendo objeto de análisis y han arrojado resultados sorprendentes.
“Nunca antes habíamos visto el interior de un planeta con tanto detalle y claridad“, afirmó Constantinos Charalambous, investigador del Imperial College de Londres y autor principal del estudio, en un comunicado. El análisis se centró en ocho sismos detectados por InSight, cuyas ondas sísmicas de alta frecuencia se veían alteradas al atravesar ciertas zonas del manto marciano.
Estas alteraciones revelaron la existencia de masas de hasta 4 kilómetros de diámetro, compuestas por materiales distintos al resto del manto. Se cree que estos fragmentos provienen de antiguos cuerpos celestes que impactaron Marte durante sus primeras etapas de formación.
“Los antiguos impactos liberaron suficiente energía como para fundir franjas del tamaño de un continente de la corteza y el manto primitivos“, explicó la NASA sobre los descubrimientos en Marte. Esto habría generado vastos océanos de magma que absorbieron y enterraron los escombros.
Una característica clave que permitió su conservación es la falta de placas tectónicas activas en Marte, a diferencia de la Tierra, donde estos rastros ya habrían desaparecido. “Lo que vemos es un manto salpicado de fragmentos antiguos. Su supervivencia hasta el día de hoy nos indica que el manto de Marte ha evolucionado lentamente durante miles de millones de años”, señaló Charalambous.
“Sabíamos que Marte era una cápsula del tiempo que contenía registros de su formación temprana, pero no anticipamos con qué claridad podríamos verlo con InSight“, concluyó Tom Pike, coautor del estudio y también parte del Imperial College de Londres.