El ruido de cacerolas que el gobierno no quiere escuchar
Hace algunos días atrás sufrí un hurto en mi lugar de trabajo, si bien a nadie le pasó nada y solo perdí objetos materiales, la sensación que queda es de inseguridad e impotencia de perder tus cosas que te costaron esfuerzo obtener. Dicha situación me lleva a pensar en los casos que son mucho más graves y que vemos en las noticias casi a diario, como cuando entran a robar a una casa y sus habitantes son agredidos, o un caso reciente en que los delincuentes quemaron vivo a un cajero de un Servipag por oponerse al robo que ocurría en la sucursal.
Columnista