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“La maternidad es una cárcel; el padre es libre pero la madre no”

Nawal El Saadawi es una destacada escritora y feminista egipcia radicada en Estados Unidos, quien ha luchado toda su vida por la igualdad entre hombres y mujeres.

De niña sufrió la ablación genital y cuando tenía diez años su familia trató de casarla, sin resultado. Luego, estudió medicina, profesión que le dio mayor visibilidad pública. Debido a sus controvertidas ideas fue a la cárcel y ahí escribió en papel higiénico Memoria de la cárcel de mujeres.

A sus 85 años Nawal El Saadawi, médico, escritora y feminista de origen egipcio, reflexionó sobre la incansable lucha de igualdad entre hombres y mujeres, causa a la que ha dedicado gran parte de su vida

En entrevista con Clarín, la activista árabe expresó que “sin igualdad no habrá amor verdadero entre hombres y mujeres, habrá sólo matrimonio; por eso me divorcié de tres maridos” y agregó que “no hay amor auténtico en un mundo construido sobre el patriarcado, el dominio del dinero y la religión”.

Para Nawal El Saadawi las formas de coartar la libertad son múltiples: “Las mujeres terminan por oprimirse a sí mismas: muchas creen en el matrimonio para toda la vida, y aguantan; otras ejecutan la mutilación genital a sus hijas u, obedientes, cubren sus cabezas. Necesitamos ser conscientes de la opresión de la cultura, la política, la religión y la maternidad”.

Sobre esto último, la escritora explicó que “las mujeres son esclavas de la maternidad. La maternidad es una cárcel. El padre es libre, pero la madre no. Las mujeres sacrifican sus vidas y su libertad por sus hijos” y señaló que “debemos ser psicológicamente independientes de nuestros hijos. Las madres hacen que los hijos sean dependientes de ellas, les imponen su autoridad, reproducen lo que padecen”.

“Se nos ha criado hasta llegar al sacrificio, sacrificio por la familia, por los hijos, por el país. Pero ni el país ni el marido ni los hijos se sacrifican por las mujeres. Aun así, lo toleramos. Tenemos que erradicar esta psicología de la esclavitud”, finalizó la activista.

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