Caras más anchas y chatas. Patas más cortas. Estas son algunas de las deformación que han sufrido varias razas de perros a raíz de la manipulación genética. Porque, como ya se sabe, no todo lo que brilla es oro.
A lo largo de 100 años el ser humano ha experimentado con algunas razas de canes para mejorarla, según dicen algunos. Pero lo evidente es que con ello, se ha debilitado la salud de muchos de estos perros. Tal es el caso del bulldog, el cual tiene una esperanza de vida de 6 años y ninguno de ellos puede nacer de manera natural dada la enormidad de sus cabezas.
Otro ejemplo del excesivo cambio es el San Bernardo. Dicha raza ha aumentado drásticamente su tamaño y en cuanto a enfermedades, se sobre calientan rápidamente, sufren parálisis, hemofilia, osteosarcoma y deficiencia de fibrinógeno.
