61% de los accidentes de ciclistas se produce en la calle
Un estudio realizado por las organizaciones ciudadanas Bicicultura y ADC Bicicleta da cuenta de que el eje Alameda Providencia fue escenario de un 16, 1% de los accidentes ocurridos en 2013.
“Hemos estudiado la legislación internacional y aquí es donde existe el peor escenario posible, porque se nos otorga el derecho teórico de bajarnos a la calzada, pero no se nos da protección ni normas claras”.
Esa es la lectura de la directora de Bicicultura, Amarilis Horta, frente a los resultados de un estudio realizado por las organizaciones ciudadanas Bicicultura y ADC Bicicleta, gracias a un fondo concursable entregado por el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) que arrojó que un 61% de los accidentes de ciclistas reportados en 2013 se produjo en la calle, mientras que solo un 39% ocurrió en ciclovías.
En declaraciones consignadas por La Tercera, Horta dice que esto sucede sobre todo porque la Ley de Tránsito define a la bicicleta como vehículo e indica que los ciclistas deben andar por las calles, pero no les brinda amparo.
En vista de lo anterior, las organizaciones de ciclistas abogan por rehacer la Ley de Tránsito y para ello trabajan en un estudio licitado por la Secretaría de Transportes (Sectra) para identificar los vacíos y contradicciones de la actual legislación.
Alameda-Providencia
El estudio también da cuenta de una alta tasa de accidentabilidad en el eje Alameda- Providencia. Un 16,2% de los accidentes de ciclistas se produjo en esas vías en 2013, tanto en sus calles como en sus ciclovías.
Claudio Olivares, director de Bicivilízate “es obvio que sea así, porque las ciclovías en esa zona son muy malas”.
El estudio se basó en una encuesta vía web hecha a 1.870 personas, el 98% de las cuales dijo ser ciclista. Ellos informaron un total de 1.178 accidentes; 419 de ellos fueron georreferenciados, es decir, se notificó el punto exacto donde ocurrieron.
En los temas de este disco, ordenados en cuatro movimientos con un libreto inspirado en sendas vidas de santas, asoma una sola alma atenta y voraz, que primero absorbe sin pudor y después elige con una fineza casi maniática los medios musicales para ensamblarlos con la kriptonita de su voz. El resultado es, en su género, inaudito.
Que sea presidente y que no agite durante su gobierno banderas ideológicas al modo de un candidato en eterna campaña y que abandone el discurso separatista de los extremos, es decir, que no le hable solo a una parte de la tribuna e insulte a quienes no están de acuerdo.