Conmoción provocó en Gran Bretaña la exhibición del documental “Stop Cutting Our Girls” (“Dejen de cortar a nuestras niñas”) que busca crear conciencia sobre la práctica de la mutilación genital femenina (MGF).
El documental apunta al hecho de que muchas familias británicas de origen africano aprovechan las vacaciones de verano para llevar a sus hijas a sus naciones de origen, donde se les realiza el procedimiento, en lo que denominan la “temporada de corte”.
“A las jóvenes se les promete vacaciones, un momento de diversión, una fiesta, pero cuando llegan a su destino, son inmovilizadas y mutiladas. Luego las llevan de regreso a Gran Bretaña y a menudo dentro de unas pocas semanas, si tienen las suerte de haber tenido tiempo suficiente para sanar, estarán de regreso en sus escuelas sin permiso para hablar sobre lo que les acaba de cambiar su mundo entero”, dijo al respecto la activista Leyla Hussein, en su blog de la revista “Cosmopolitan“.
“En el momento en que tus genitales son cortados, una parte de tu alma se muere“, afirmó Hussein, quien también sufrió la cruda práctica durante su juventud, y cuyo testimonio figura en “Stop Cutting Our Girls”.
Cada año, tres millones de niñas alrededor del mundo corren el riesgo de ser víctimas de mutilación genital. En los países donde se realiza, se cree que permite a las mujeres ser aceptadas en la sociedad, así como también mejora sus perspectivas de matrimonio. “Si no te la haces, no te casarás con la familia correcta, entonces tu estatus es cuestionado“, agrega la activista en sus declaraciones, consigna el Daily Mail.
En el documental figura el relato de una mujer keniana que practica la ablación y que se justificó diciendo: “El padre de la niña da su permiso, la madre también, toda la comunidad da su permiso y yo recibo dinero“.
Ocultando su rostro bajo un velo islámico que sólo dejaba ver sus ojos, la mujer añadió que las niñas deben ser “circuncidadas” antes de los 12 años; si no, empezarán a enamorarse y a perseguir a los hombres. “Nuestra tradición es cortarlas y hacerlas sangrar para que se calmen. Si no son cortadas, ellas pensarán todo el tiempo en el placer”, sentenció.
“Todo tu cuerpo duele, el grito que gritas… Recuerdo que perdí mi voz por un par de días. No puedes respirar”, dijo Leyla Hussein, recordando el momento en fue mutilada.
La MGF no sólo deja problemas físicos; también tiene repercusiones psicológicas. Se calcula que en África hay 92 millones de mujeres y niñas de más de 10 años que han sido objeto de esta práctica, según cifras de la Organización Mundial de la Salud.
