Los negocios de barrio en Chile están atravesando una transformación silenciosa pero profunda. En pocos años pasaron de ser espacios dedicados exclusivamente a la venta de productos esenciales a convertirse en actores clave dentro del ecosistema logístico, operando como puntos de entrega y retiro de paquetes en distintos rincones del país.
El auge del comercio electrónico y la necesidad de soluciones logísticas más flexibles han impulsado esta expansión. Hoy existen alrededor de 146 mil pequeños comercios —entre almacenes, minimarkets y tiendas locales— que cumplen un rol esencial no solo para el abastecimiento cotidiano, sino también para la cohesión social y las economías locales generando más de 420 mil empleos directos en todo el país, según cifras de Sercotec.
La diversidad de servicios que ofrecen estos locales ha crecido igualmente. Además de los tradicionales abarrotes, limpieza o pan fresco, hoy también permiten pagar cuentas, recargar tarjetas de transporte, retirar dinero y, más recientemente, recibir y enviar paquetes. Esta ampliación de funciones refleja la capacidad de adaptación de un sector que ha demostrado resiliencia incluso en escenarios económicos complejos. Entre 2018 y 2022, el número de estos comercios aumentó un 18%, alcanzando una presencia significativa en barrios de todas las regiones del país.
Los llamados puntos de Pick Up Drop Off (PUDOs) se han convertido en una alternativa muy valorada para las personas que buscan horarios más flexibles, cercanía y mayor comodidad al retirar o enviar paquetería. Para los locatarios, en tanto, esta función representa una oportunidad de diversificación, atrayendo más flujo al negocio y generando un ingreso adicional sin requerir grandes inversiones.
A través de una aplicación móvil conectada con los comercios, Starken ha desarrollado una red que facilita la integración de estos locales como puntos de entrega y recepción. Con más de 400 puntos ya operativos a nivel nacional, su modelo se basa en la atención directa de los locatarios, soporte digital y equipamiento esencial, acercando servicios logísticos a miles de personas, especialmente en zonas de alta densidad urbana y en barrios donde las opciones tradicionales son más limitadas.
Para Mauricio Be
al, gerente de Red Comercial de Starken: “La expansión de este formato no es casual. Hemos identificado puntos con alto potencial, para ofrecer soluciones flexibles para personas, empresas y emprendedores. Nuestro objetivo es crecer sin perder el sello de Starken: atención cercana y soluciones confiables. Por eso valoramos a los minimarkets
y negocios de barrio, que se transforman en embajadores de la marca y aliados clave en la última milla”.
La evolución de estos negocios refleja un fenómeno que ya se observa globalmente: tiendas de proximidad que se vuelven parte de la cadena de última milla, aportando eficiencia, cercanía y soluciones más sostenibles. Así, el almacén de la esquina no solo sigue siendo un punto de encuentro comunitario, sino también un engranaje clave para conectar a las personas con el mundo digital y con sus compras en línea.