Secciones
Entretención

Murió Abdullah Ommidvar a los 89 años, precursor del cine chileno

El productor de origen iraní estuvo detrás de cintas como Johnny 100 Pesos y El Gringuito.

El cine chileno está de luto luego de que este jueves se confirmara el fallecimiento de Abdullah Ommidvar, productor de origen iraní, por causas que se desconocen.

Su carrera en el séptimo arte nacional, según consigna Cinema Chile, comenzó en 1965 cuando trabajó como productor de terreno de la película Más allá de Pipilco, la última que realizó Tito Davison en nuestro país. 

Este trabajo lo llevó a crear su propia productora, Arauco Films, la que operó hasta el año 2011. Formó parte de la directiva de la Asociación Gremial de Productores de Cine y Video. En 2005, en tanto, fue designado integrante del directorio de la Fundación Centro Cultural Palacio de La Moneda.

Como productor se desempeñó en diversas películas reconocidas por todos los chilenos como Johnn 100 Pesos, La Rubia de Kennedy, El Gringuito, La Niña en la Palomera, entre otros.

Pesar por la muerte de Abdullah Ommidvar

Como era de esperar, la muerte de Abdullah Ommidvar causó diversas reacciones en redes sociales, donde lamentaron su deceso.

Desde ChileActores despidieron “al querido productor Abdullah Ommidvar, que falleció hoy dejando un valioso legado para el cine chileno. Antropólogo cultural iraní, escritor, productor ejecutivo y directivo de importantes entidades audiovisuales y culturales ”.

En tanto, el Centro Cultural Palacio de La Moneda consignó que la exposición Cartel Sur y su inauguración, fue dedicada “en memoria de Abdullah Ommidvar (1932 –2022) emblema del cine chileno y compañero desde los orígenes de CCLM, siendo miembro del directorio y que hoy nos deja a sus 89 años”.

Revisa las reacciones que dejó la muerte de Abdullah Ommidvar:

 
 
 

 
 
 

 
 
 

 
 
 

 
 
 

 
 
 

 

Notas relacionadas











No creo en el mejor disco del año

No creo en el mejor disco del año

Dicho eso no pretendo evangelizar a nadie. No vengo a dictar cátedra ni a levantar un tótem. Simplemente me animo, en este momento del año tan dado a los balances, a hablar de un disco. No el disco. Mi disco. El que, sin avisar, fue compañía, refugio y espejo. En mi caso, ese viaje personal tuvo nombre propio: Twilight Override, de Jeff Tweedy.

Foto del Columnista Mauricio Jürgensen Mauricio Jürgensen