Ser inclusivo no siempre es bueno. Por de pronto, y tal como reportan los sagaces de EL DÍNAMO, se le habría incluido pollo a las pechugas de pavo cocido dejándolas con el mismo sabor a casi nada. Esto me recordó a uno de los horrores máximos de la cocina mundial, el turducken, un plato que consiste en un pavo deshuesado relleno con un pato deshuesado, que a su vez está relleno con un pollo deshuesado. El nombre es una combinación de las palabras en inglés para cada pájaro: turkey (pavo), duck (pato), y chicken (pollo). Se suele rellenar cada ave con un aderezo, a menudo de salchicha o pan rallado.
Todas estas perversiones y promiscuidades industriales o culinarias contribuyen al desprestigio de los pájaros para consumo humano, que son de lo más bueno y popular que tenemos. El pollo sin marinar que se encuentra en los supermercado de colores azul, rojo y verde es bien bueno y permite enchufarle buenas dosis de proteína y sabor a los familiares. Hágalo a la cacerola o a la parrilla y los resultados nunca decepcionan. Eso sí la mejor forma de comer pollo al menos para mi es asando un pollo entero, como le gusta a don Karlos Arguiñano.
Pero ojo al charqui, si los suyo es la militancia del sabor y quiere preparar algo más lujoso, le recomiendo el pollo Tinajacura que se vende en la tienda que tienen en Av. Alcalde Fernando Castillo Velasco 8751, La Reina, u online ACÁ. El pollo es bueno y bonito pero no tanto de lo otro porque un plumífero entero sobrepasa los 16 mil pesos. Eso sí, no hay comparación de aroma y textura con las aves más proletarias, ya que este pollo sí que es inclusivo, incluye toneladas de sabor.