Ecuador vivió hoy una jornada de movilizaciones a favor y en contra del Gobierno, que llenó el centro de Quito con sus partidarios, mientras grupos de oposición iniciaban una marcha de más de 700 kilómetros en protesta contra sus planes para el desarrollo de la minería a gran escala en la Amazonía.
La convocatoria original la realizaron las asociaciones de oposición, que congregaron a centenares de simpatizantes, principalmente indígenas, en El Pangui, donde se abrirá la primera gran mina de la historia de Ecuador, que operará durante 25 años la empresa Ecuacorriente, de propiedad china.
Allí Pepe Acacho, uno de los líderes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), acusó al Gobierno de ser prepotente y de entregar los recursos del país “a las trasnacionales”.
No obstante, esa marcha se vio opacada por la capacidad de movilización del Gobierno, que organizó una manifestación mucho más numerosa en Quito.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, cantó victoria desde una tarima instalada en la Plaza de la Independencia de Quito, su corazón colonial, que estaba repleta de partidarios con banderas y pañuelos verdes, el color de su Movimiento Alianza País.
“Qué fracaso han tenido los conspiradores, los sufridores, los odiadores, los retardatarios, los que quieren inmovilizar al país”, aseguró el mandatario.
Correa acusó a los organizadores de la marcha opositora de querer “desestabilizar” a su Gobierno para “catapultarse” a las próximas elecciones presidenciales de febrero de 2013, en las que se prevé que él se presente a la reelección, aunque aún no ha hecho un anuncio oficial al respecto.
Fue algo que negó en El Pangui la asambleísta Lourdes Tibán, del partido indígena Pachakutik, quien resaltó su voluntad de realizar “una marcha pacífica”.
Por su parte, Salvador Quishpe, prefecto de la provincia de Zamora Chinchipe y también miembro de Pachakutik, denunció que el Gobierno ha intentado boicotear su marcha.
“Nos han dicho que no nos dan los permisos para los buses, que no nos dan los permisos para caminar, nosotros le decimos al Gobierno que no necesitamos ningún permiso para caminar más del que nos asiste la Constitución vigente, que dice que somos libres de caminar por el territorio nacional”, dijo.
Esa movilización se inició con un ritual del pueblo indígena Saraguro, realizado en las márgenes del río Chuchumblesa, durante el cual los líderes fueron bendecidos con diferentes aguas de flores y humo de tabaco, para que tengan suerte en su viaje hacia Quito.
Tras ello comenzó la marcha, entre gritos de “Correa traidor” o “Correa escucha, el pueblo está en lucha”.
Los participantes recorrerán a pie y en automóvil más de 700 kilómetros desde el sur hasta el norte del país por el valle central de Los Andes, y llegarán a Quito el 22 de este mes, el día Mundial del Agua.
Luis Corral, uno de sus organizadores, explicó que en la capital esperan congregar a unas 50.000 personas.
Correa les respondió de forma desafiante desde la Plaza de la Independencia.
“Dicen que llegarán a Quito y que se tomarán (ocuparán) Quito el 22 de marzo. Aquí estaremos el 22 de marzo, no pasarán”, advirtió el mandatario, aplaudido por miles de seguidores.
En algunas otras ciudades del país se registraron también manifestaciones. En Cuenca, la tercera ciudad más importante del país, el edificio de la gobernación, que representa al Ejecutivo, amaneció con grafitis en los que se leía: “Podemos vivir sin oro pero no sin agua”.
En esa localidad andina unas 300 personas, principalmente indígenas, se manifestaron contra la minería y realizaron rituales de limpieza.
También se congregó en Quito un grupo de algunos cientos de opositores, que modificaron el lugar de encuentro para no toparse con los partidarios de Correa y que llevaron a la Asamblea Nacional un documento con miles de firmas que pide reformas a las leyes de minería y de educación.
Y en Zamora, a donde llegó hoy la marcha que comenzó en El Pangui, se manifestaron varios centenares de adherentes de Correa.
