La secta Defensores de Cristo, que operaba en Coahuila y Tamaulipas desde 2010, reclutaba a mujeres para tener relaciones sexuales con un español que aseveraba ser la reencarnación de Cristo. Sus seguidoras eran sometidas a trabajos forzados o actividades sexuales que incluían prostitución, de acuerdo a Myrna García, consejera general de Ravics, un grupo de defensores de las víctimas, desde Nueva Jersey.
La Policía Federal, agentes del Instituto Nacional de Migración y autoridades judiciales allanaron una casa en Nuevo Laredo la semana pasada donde encontraron a los integrantes del culto, incluyendo niños, que vivían hacinados. El resultado de la operación dejó 14 extranjeros detenidos y 10 mexicanos, la mayoría mujeres víctimas de los líderes de la secta: el español Ignacio González de Arriba y el venezolano José Arenas Losanger Segovia.
La secta no sólo carecía de registro ante las autoridades, sino que además sus responsables “cobraban diversas cantidades de dinero a través de lo que denominaban pago de diezmo” a personas a las que presuntamente mantenían secuestradas, informó el INM. Además, prometían la salvación eterna y curar enfermedades mediante técnicas milagrosas.
“De acuerdo a las denuncias de familiares de los plagiados, los extranjeros privaban de la libertad a personas de varias edades, a las que les exigían realizar trabajos forzados para que pagaran la cuota convenida”, agrega la defensora de las víctimas en Estados Unidos.