Secciones
Mundo

Extraño caso: Lanza frasco al mar con un mensaje y aparece 50 años después a 300 metros

El frasco fue encontrado el año pasado por Norman Stanton, a poco más de 300 metros de donde había sido arrojado, mientras retiraba escombros arrojados a la orilla por el huracán “Sandy”, que golpeó Nueva Jersey y Nueva York el pasado 29 de octubre.

Un estadounidense que hace cincuenta años lanzó al océano Atlántico un mensaje dentro de un frasco lo ha recuperado, después de que fuera encontrado a poco más de 300 metros de donde lo arrojó, informa el diario New York Daily News en su página web.

Dennis Komsa, que entonces tenía 12 años, lanzó el mensaje desde Seaside Hights, en la costa de Nueva Jersey, como uno de los experimentos científicos que realizaba con su padre.

“A quien pueda concernir, por favor rellene el siguiente cuestionario y envíelo por correo. Esto es un experimento científico de Dennis Komsa, de 12 años”, comenzaba el mensaje, enviado el 16 de agosto de 1963.

“¿Dónde se encontró la jarra? ¿Cuándo se encontró? Cómo se encontró? ¿Hay algo más que pueda ayudarme?”, concluía la nota, que incluía 5 centavos para un sello, así como la dirección de Komsa.

El frasco fue encontrado el año pasado por Norman Stanton, a poco más de 300 metros de donde había sido arrojado, mientras retiraba escombros arrojados a la orilla por el huracán “Sandy”, que golpeó Nueva Jersey y Nueva York el pasado 29 de octubre.

Aunque Stanton encontró el cristal el año pasado, no pudo encontrar a Komsa (que ahora vive en Hillsborough, Nueva Jersey) y entregarle el mensaje hasta el pasado sábado.

“Cualquier cosa es posible”, señaló el diario el autor del mensaje.

Notas relacionadas








No creo en el mejor disco del año

No creo en el mejor disco del año

Dicho eso no pretendo evangelizar a nadie. No vengo a dictar cátedra ni a levantar un tótem. Simplemente me animo, en este momento del año tan dado a los balances, a hablar de un disco. No el disco. Mi disco. El que, sin avisar, fue compañía, refugio y espejo. En mi caso, ese viaje personal tuvo nombre propio: Twilight Override, de Jeff Tweedy.

Foto del Columnista Mauricio Jürgensen Mauricio Jürgensen