Probablemente ni en los sueños del mismísimo Karl Marx se configuró una escena tan extraña como la que sucedió en Bolivia tras la reunión que sostuvieron Evo Morales y el Papa Francisco: ayer el Presidente de Bolivia regaló al Sumo Pontífice un Cristo crucificado en una hoz y un martillo, símbolo del comunismo.
El líder de la Iglesia Católica se descolocó y sorprendió con su respuesta: “no está bien esto”, dijo con un rostro complicado, cerca del minuto con 35 segundos del registro. Morales también le regaló a Francisco el “Libro del Mar”, que da la versión altiplánica del conflicto marítimo que Bolivia sostiene con Chile.
Justamente, el Papa se refirió a este conflicto pidiendo mayor diálogo: “Estoy pensando en el mar. Diálogo, diálogo”. Algo que respondió la cancillería chilena, asegurando que Chile “siempre ha estado abierto al dialogo”, y que fue Bolivia quién lo frustró.
El Papa, por su parte, le regaló al jefe de Estado boliviano un mosaico de la virgen y su última encíclica, “Alabado seas”.
