Alaska se prepara para recibir la crucial cumbre que reunirá al presidente de Rusia, Vladimir Putin, y a su homólogo estadounidense Donald Trump, en una cita que podría redefinir el curso de la guerra en Ucrania y el futuro económico del Kremlin. Y es que el encuentro se produce en medio de una crisis financiera interna sin precedentes desde la década de 1990.
La situación rusa es crítica: los ingresos petroleros se han desplomado, el déficit fiscal alcanza niveles récord y el sistema bancario afronta riesgos de colapso. El Kremlin vive una presión interna de altos niveles, mientras que las sanciones internacionales asfixian su economía, por lo que Putin busca en esta negociación un alivio que incluya el levantamiento de sanciones y concesiones territoriales en Ucrania.
Las exigencias que prepara Rusia son el levantamiento de las sanciones occidentales, la cesión de toda la región del Donbás y Crimea, junto con la retirada de las tropas ucranianas de las zonas que aún controlan. Según reporta Bloomberg, Putin percibe el encuentro con Trump como una oportunidad para aliviar el lío económico en el que está sumido, a pesar de que algunos expertos consideran que también podría ser una técnica de Moscú para ganar tiempo.
Por su parte, el líder republicano aclaró desde un inicio que no está dispuesto a conceder ventajas sin un beneficio propio. “La economía rusa no está haciendo bien las cosas en este momento“, indicó, al mismo tiempo que advirtió que, en el caso de no haber un acuerdo satisfactorio, podría endurecer aún más las sanciones norteamericanas.
“Putin dejará de matar gente si logras que la energía baje otros 10 dólares el barril, no tendrá otra opción porque su economía apesta“, dijo Trump en medio de una entrevista con la cadena CNBC.
El deterioro económico tiene como origen las políticas adoptadas al inicio de la invasión a Ucrania en febrero de 2022. Putin forzó a bancos autorizados a conceder préstamos preferenciales a contratistas militares, con tasas fijadas por el gobierno que se encontraban debajo del mercado. La medida convirtió al sistema financiero en un instrumento de guerra, pero también lo cargó con una deuda difícil de recuperar.
Funcionarios bancarios rusos temen que un posible acuerdo de paz este viernes reduzca drásticamente el gasto militar, lo que podría generar impagos masivos entre contratistas endeudados. Si la guerra continúa y Trump endurece las sanciones petroleras, los riesgos económicos se agudizarían. La cumbre de Alaska será el lugar donde el futuro de Rusia se terminará por decidir.