Por más de medio siglo, el dólar estadounidense ha sido no sólo la moneda de EE.UU. sino también la moneda internacional. Ha sido la unidad dominante utilizada enoperaciones entre países y el principal activo de reservaacumulado por bancos centrales y gobiernos.
Pero, ya antes del embrollo del techo de la deuda, el dólar había empezado a perder su brillo . Su participación en las reservas en moneda extranjera identificadas de los bancos centrales, por ejemplo, había caído a poco más del 60% , frente al 70% de 10 años atrás.
La explicación es sencilla: Estados Unidos no domina la economía mundial como en el pasado. Era lógico que el sistema monetario internacional siguiese los pasos de la economía mundial y se volviese más multipolar . Así como EE.UU. hoy tiene que compartir el escenario mundial con otras economías, el dólar tendrá que hacer lugar a otras monedas internacionales.
En mi último libro Exorbitant Privilege: The Rise and Fall of the Dollar(“Privilegio exorbitante: el alza y la declinación del dólar”) describí un futuro en el queel dólar y el euro serían las monedas globales dominantes. Y analizando lo que podía suceder dentro de 10 o más años, anticipé un potencial papel de divisa mundial para el renminbi chino .
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